DEPORTES
Davies: “Este trabajo no termina nunca”
Fuente: FIFA.com
Charlie Davies irrumpió con la fuerza de una supernova en el firmamento del fútbol. El joven y resolutivo delantero se presentó al público mundial en la Copa FIFA Confederaciones 2009 y, en un alarde de audacia y ambición, allanó el camino de la selección de Estados Unidos hacia su primera gran final internacional. Davis regresó a casa convertido en parte fundamental de los planes de Bob Bradley para la Copa Mundial de la FIFA 2010, y con la ilusión de empezar con el Sochaux, en la Ligue 1 francesa, un nuevo capítulo de su carrera.
Pero en la madrugada del 13 de octubre el mundo se le vino abajo. A las afueras de Washington DC, Davies sufrió un grave accidente automovilístico que lo dejó luchando por su vida. Se curó de aquellas “heridas devastadoras” con voluntad de acero y resolución inquebrantable y, tras una rehabilitación que más bien parece obra de un milagro, el artillero ha regresado a la alta competición para martirizar defensas con el equipo de la capital de su país natal. Charlie Davies está marcando goles a su antojo con el United y esperando pacientemente esa nueva convocatoria para la selección nacional que considera su “principal objetivo”.
No sólo ha vuelto a jugar; además, actualmente se encuentra entre los máximos goleadores de la Major League Soccer. Serán muchos los sentimientos y sensaciones que le asaltan…
No es fácil regresar después de un año y medio alejado del fútbol. Actualmente sigo acostumbrándome a pasar cada vez más minutos sobre el terreno de juego y estoy mejorando con cada partido. Por fin, en el espacio de nueve días he disputado tres encuentros completos, de manera que me alegro muchísimo de cómo están yendo las cosas. Me encuentro en condiciones de jugar partidos, y mejorando.
Hablemos de antes del accidente. No mucha gente había oído sobre usted cuando Bob Bradley le dio pista en la Copa FIFA Confederaciones ante Egipto. ¿Era consciente entonces de lo que significaba tan buena actuación para su carrera?
Me había preparado para aquel momento. Había trabajado a conciencia en los entrenamientos y había marcado bastantes goles. Estaba listo para la ocasión, y el entrenador Bradley se dio cuenta. Yo sabía que debía aprovechar la oportunidad, que debía sacar lo máximo de aquello. Solo tenía que hacer lo que siempre había hecho: lanzarme hacia delante con todo, encarar a los defensas y desequilibrar al rival.
Sus incursiones al área y los huecos que abrió en defensa en ese partido resultaron ser lo que el equipo necesitaba. ¿Qué recuerda de ese juego en particular?
Recurrí a mi velocidad, tiré de los defensas rivales y los mareé todo lo que pude. Traté de hacerles la vida imposible. Sabía que de esta manera aliviaría la presión que sufría mi equipo. Pude perseguir el balón y mantenerlo. A los rivales no les quedó más remedio que respetarnos por nuestra velocidad y por el peligro con el que llegábamos a puerta. Les resultó imposible conservar la pelota y dictar la marcha del juego.
Tras golear a Egipto y superar nada menos que España en semifinales, se fueron al descanso en la final ante Brasil por 2 a 0. ¿Lo esperaban?
Al final, la forma en la que acabó todo nos dejó un sabor agridulce. Tocamos la gloria cuando derrotamos a España y nos metimos en la final, y luego aquella ventaja de 2-0 contra un equipo como Brasil fue indescriptible. Pero ahí se acabó la parte dulce. Sinceramente, en el vestuario durante el descanso estábamos todos un tanto impactados con aquel 2-0. Creo que nos confiamos demasiado y llegamos a pensar que teníamos el resultado en el bote. Cuando regresamos al césped, Brasil sólo necesitó un gol para revolucionarlo todo. A partir de entonces, se nos torció el partido.
¿Qué les enseñó aquella derrota por 3-2?
Si alguna vez nos encontramos en idéntica tesitura, no volveremos a cometer los mismos errores. Nos servirá para avanzar. La próxima vez sabremos qué hacer para sentenciar un partido.
En su siguiente convocatoria para la selección de Estados Unidos, usted ya fue titular por derecho propio. Marcó un gol en el estadio Azteca rumbo a la conquista de la clasificación para la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010. Pero entonces sucedió la desgracia. ¿Le apetece hablar del accidente?
Cuando me desperté no sabía dónde estaba. Creía que me encontraba en un hostal de Honduras. Primero sentí pánico. En cuanto comprendí lo que había pasado, levantarme de nuevo y volver a jugar era simplemente cuestión de voluntad. No pensaba en otra cosa.
¿Cuál fue la principal motivación que le ayudó a curarse las heridas (ndr: traumatismo craneal de consideración, fractura de fémur y desgarro de vejiga) que en su día los médicos calificaron de “devastadoras”?
El Mundial era lo único que tenía en mente, pensaba sólo en Sudáfrica [el accidente se produjo unos ocho meses antes de la fase final de 2010]. Aquella idea fija me motivó, me dio fuerzas a lo largo de la rehabilitación, y por ella trabajé sin cesar. Con esa meta pude soportar el dolor, la oscuridad y el sentimiento de derrota. Tenía algo por lo que luchar. Sabía que el camino se me pondría muy cuesta arriba, pero ya había pasado antes por momentos difíciles y negros. Sabía que me esperaban el sudor y las lágrimas, pero también sabía lo que tenía que hacer para superar aquello.
Al final no pudo estar en Sudáfrica, pero recuperó la forma y ha regresado a la máxima categoría del fútbol profesional en la MLS, cedido del Sochaux francés. ¿Cómo se vive un momento así?
Cuesta mucho describir la sensación que produce regresar a los campos de juego. Has trabajado con tanto ahínco y tanta gente ha dudado de ti… Es una sensación fantástica saber que tienes lo hay que tener para demostrarles a todos lo equivocados que estaban.
¿Y ahora qué?
Tengo la intención de volver a ser uno de los mejores delanteros del mundo. Este trabajo no termina nunca. Cuando volví a pisar el césped sentí un alivio tremendo, pero solo he dado el primer paso.
¿Diría que su juego ha recuperado el nivel que había alcanzado antes del accidente?
Si no estoy donde me encontraba antes del accidente, me falta poco. Todavía debo mejorar, todavía me quedan partidos hasta recuperar el ritmo de siempre. Es cuestión de aprender buenas costumbres y aferrarse a ellas. Hay que seguir llegando con peligro al área y volver a derrochar el esfuerzo de antes.
No han vuelto a convocarlo para la selección, y la competición preliminar de Brasil 2014 y la Copa Oro de la CONCACAF empiezan pronto…
Tener la oportunidad de jugar con la selección es algo especial. Para eso estoy trabajando actualmente. Es mi objetivo principal.
¿Cómo se hace para alcanzar un objetivo de ese tipo?
Únicamente debo esforzarme con mi club y seguir progresando. De esta forma, el seleccionador Bradley se dará cuenta de cuánto deseo conseguirlo y podré regresar al combinado nacional a ayudar al equipo. Lo único que está en mi mano es servir bien al DC United y jugar lo mejor que pueda.
El actual entrenador del DC United, Ben Olsen, se arriesgó mucho cuando firmó con usted un contrato de cesión, puesto que nadie sabía a ciencia cierta si Charlie Davies volvería a ser el mismo de antes del accidente. Hace tiempo, usted y Olsen compartieron equipo, por ejemplo en 2007, cuando la selección de Estados Unidos participó en la Copa América en calidad de invitada. ¿Cómo le va a las órdenes de su ex compañero?
El entrenador ha hecho un gran trabajo conmigo. No me puso inmediatamente a jugar partidos. No me puso a jugar 90 minutos, pese a que no paraba de repetirle que me encontraba perfectamente y estaba listo para lo que fuera. Él no cedió. En todo momento tuvo en cuenta qué era lo mejor para mí, y siguió adelante sin prisas pero sin pausas. El jefe sabe qué puedo aportar al equipo. Siempre me dice que debo avanzar por el camino correcto, que nunca me confíe, y me aprieta las tuercas en los entrenamientos. Está sacando lo mejor que llevo dentro. En este equipo he encontrado el lugar perfecto. Sé que el entrenador solo quiere lo mejor para mí.