El movimiento A Ocupar Wall Street: La verdadera mayoría moral

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OPINION

El movimiento A Ocupar Wall Street: La verdadera mayoría moral

Por: Mark Weisbrot*

 

El movimiento llamado A Ocupar Wall Street se ha extendido a decenas de ciudades y dice representar “el 99 por ciento.” ¿Es así? Noventa y nueve por ciento quizás sea una pequeña exageración en términos de opinión pública. Pero el movimiento sí representa a la gran mayoría de la población – que teóricamente debería ser una base importante en una democracia. Y sobre muchos temas, el movimiento verdaderamente representa los intereses de la mayoría.

Dado lo que le ha pasado a Estados Unidos durante las últimas tres décadas, un buen punto de partida con respecto a los presentes niveles de desigualdad es la distribución de ingresos. Entre 1979 y 2007, el uno por ciento más rico recibió tres cuartos de todas las ganancias de ingreso del país. Y la mayoría de estas ganancias terminaron en manos de la décima parte más rica del uno por ciento, gente con un ingreso promedio de $5.6 millones (incluyendo rendimientos de capital). Esto es indignante.

En un país que genera más de $45,000 por persona en ingresos cada año – es decir, para cada persona, incluyendo niños e infantes –existe más que suficiente ingreso para que todos en Estados Unidos tengan una vida cómoda. En la realidad, es la distribución de ingresos, y el empleo, que importa. Esto es más cierto que nunca ahora, ya que está claro que no se puede continuar a generar tantos gases de efecto invernadero  para preservar la expansión del consumo, el ingreso, y la riqueza del uno por ciento de la misma manera a la que están acostumbrados.

Sin embargo, la distribución y el empleo son dos temas económicos que han ganado muy poca atención mientras que los ricos han secuestrado la economía y, por medio de sus riquezas extremas, el sistema político. El movimiento A Ocupar Wall Street está obligando a los grandes medios de comunicación y a los políticos a reconocer estos temas importantes, colocándose en frente de ellos sin echarse atrás.

Por esta razón es que el alcalde Bloomberg de Nueva York desalojó a los manifestantes que encabezaron este movimiento histórico. No tenía nada que ver con la seguridad u otros pretextos. Esto quedó claro cuando Bloomberg consiguió que sus secuaces destrozaran y tiraran a la basura las pertinencias de los manifestantes, que incluían computadoras y una buena parte de los libros de la biblioteca de los indignados en Wall Street. ¡Que desgracia es este hombre para una ciudad que se enorgullece de su sofisticación, tolerancia y tradición democrática! El uno por ciento usó violencia y fuerza excesiva en contra de los manifestantes en otras ciudades como Oakland por las mismas razones: temen que la democracia en las calles pueda dar lugar a democracia en otras áreas, como en el gobierno.

El 99 por ciento no tiene ningún interés en  nuestros centenares de bases militares y guerras alrededor del mundo, otro punto de diferencia con consecuencias letales en las que el uno por ciento toma las decisiones, y defiende la política exterior podrida y despiadada de  Estados Unidos. No es sorprendente que los veteranos de nuestras guerras han asumido un papel destacado en estas manifestaciones. La mayoría de estadounidenses quieren que nuestras tropas se retiren de Afganistán, lo cual nuestro gobierno se niega a hacer. Dos tercios de los estadounidenses piensan que el ejército de EE.UU. nunca debió haber invadido a Iraq, y una mayoría aún más grande está de acuerdo con que todas las tropas deberían ser retiradas de ese país este año. Estos son puntos de controversia entre el uno por ciento, pero no entre la gran mayoría de estadounidenses.

Mientras tanto, el “Súper-comité” del congreso estaba considerando hacer cortes al programa de seguridad social, una acción que no lleva apoyo público, mientras resistía un aumento de impuestos al uno por ciento y un corte al gasto militar – dos de las opciones más populares entre la población para reducir la deuda a largo plazo.

Fue un movimiento popular que eligió al Presidente Obama, con un número récord de contribuyentes pequeños y voluntarios. Pero no obtuvimos el “cambio en el que podemos creer.” La gran corriente de A Ocupar Wall Street es el movimiento de los marginalizados, el 99 por ciento que no da la máxima contribución financiera a nuestro sistema político corrupto, y que por eso no tiene voz. Ellos son la conciencia de Estados Unidos, y la mayor esperanza de estos tiempos.

*Mark Weisbrot es codirector del Center for Economic and Policy Research (CEPR), en Washington, D.C.