HONDURAS
Las cárceles de la Florida, California, Texas y Carolina del Norte, en Estados Unidos, se han convertido en los hogares de más de la mitad de los hondureños más peligrosos residiendo en ese país.
De acuerdo con el último informe que posee la embajada de Honduras en Washington, Estados Unidos, la cifra de hondureños condenados a muerte ha llegado a seis, mientras que 32 cumplen cadena perpetua.
De esos 38 presos, hay 22 enjuiciados por diversos crímenes, o sea un 58 por ciento de ellos; estos guardan prisión en centros de Florida, California, Texas y Carolina del Norte. Los restantes 16 se distribuyen en centros penales de los estados de Georgia, Tennessee, Louisiana, Texas, Virginia, Kentucky y Colorado.
Al ser consultado sobre cuantos hondureños están en prisión por delitos comunes, el embajador de Honduras en Estados Unidos, Jorge Ramón Hernández Alcerro, dijo que “es bien difícil saber cuántos hay… nos hemos concentrado en los casos más graves, como los condenados a muerte o sentenciados a cadena perpetua”.
Para el 2007, la Dirección de Asuntos Consulares de la Secretaría de Relaciones Exteriores, estimó que habían cerca de 900 hondureños presos en Estados Unidos por la comisión de delitos comunes.
Hay que recordar que en esta nación se concentra la mayor comunidad de hondureños en el exterior, con cerca de un millón de compatriotas.
Los condenados a muerte
De acuerdo con las informaciones que ofreció la embajada de Honduras en Washington, la mayoría de los hondureños condenados a muerte han cometido delitos como: homicidios, asesinatos, felonía, robo, secuestro y tentativa de muerte grave.
Hasta el mes de junio de 2012 habían seis condenados a muerte. Entre ellos Seburt Nelson Connor, preso en el Estado de la Florida. A él la Corte Estadounidense lo condenó por el delito de doble homicidio en primer grado, secuestro y asalto.
Este caso, según comentó el embajador Hernández Alcerro está pendiente de una respuesta de un recurso de apelación interpuesta a favor del hondureño. La intención, explicó, es intentar, a toda costa, que lo ejecuten y que en el peor de los casos cumpla una condena de por vida y no la capital.
Como este catracho hay otros casos que también se encuentran en apelación, en los que la embajada de Honduras en Washington está ofreciendo colaboración. Por ejemplo, el caso de Clemente Javier Aguilar Jarquín, recluido en el Estado de la Florida, donde fue condenado a pena de muerte por 2 asesinatos en primer grado. Además de eso, también recibió el castigo de cadena perpetua, por la comisión del delito de robo. Este caso también está en apelación.
Otro que se encuentra en la Florida es Manuel de Jesús Andrade Rosales, donde fue acusado por el delito de homicidio en primer grado y tentativa de muerte con lesiones graves. Cabe mencionar que este hondureño está a la espera del juicio final, pero la Fiscalía está solicitando pena de muerte.
Denys Humberto Zelaya Corea, también conocido como Carlos Manuel Ayestas está preso en Texas, donde lo sentenciaron a la pena capital por los delitos de: Asesinato, felonía y robo. Este caso también está en apelación, con lo que se busca disminuir la pena a cadena perpetua.
Ayestas guarda prisión en el mismo centro penal donde fue ejecutado el último hondureño en Estados Unidos: Heriberto Chi Aceituno, es decir en el penal de Huntsville.
Mario Enrique Morales Montes, alias Johnny Morales, fue condenado a muerte en el estado de California por el delito de asesinato. También está en apelación.
Y el último de este listado de condenados a muerte es Edgardo Sánchez Fuentes, acusado de asesinato y robo. En apelación. A ninguno de estos hondureños condenados a muerte se le ha fijado fecha para ser ejecutado.
El último catracho ejecutado
La historia registra el 7 de agosto de 2008 como la última ocasión que un hondureño fue ejecutado en Estados Unidos. Ese día fue fijado por la corte de Texas para aplicar la pena de muerte al hondureño Heriberto Chi Aceituno, tras seis años en prisión por encontrarlo responsable de asalto y de darle muerte a su expatrón, Armand Paliotta, dueño de una tienda de ropa.
Chi Aceituno cumplía condena desde marzo de 2001 por el asesinato de Armand Paliotta en Arlington, Texas. Hay que mencionar que la ejecución de Chi Aceituno fue aplazada, porque inicialmente estaba prevista para el 2 de octubre de 2007.
En ese entonces se debatía en la Suprema Corte de Estados Unidos sobre la constitucionalidad de la inyección letal, ya que organizaciones de derechos humanos alegaban que la inyección letal causaba mucho dolor a los ejecutados. El gobierno de Honduras pidió clemencia por Chi Aceituno, para que le perdonaran la vida, pero Estados Unidos no respondió a esa petición. (Fuente: La Prensa)