SEGURIDAD
El presidente Obama pide a los ciudadanos que presionen al Congreso para lograr un mayor control de las armas de fuego
Adam Lanza mató a 20 niños, seis adultos –incluida su madre- y luego volvió el arma contra sí mismo el pasado 14 de diciembre en el colegio Sandy Hook de Newtown (Connecticut). El joven de 20 años acabó con la vida de su madre mientras dormía en su casa con un rifle del calibre 22. Desde allí partió a iniciar una tragedia que conmocionó a Estados Unidos –aunque parece que no lo suficiente como para que 100 días después no se haya avanzado en una legislación del control de armas-. La masacre del colegio la cometió con otro rifle de asalto –de esos que quiere prohibir el presidente para la venta común-, un poderoso Bushmaster del calibre 223. Lanza se suicidó con una clásica Glock de balas de 10 milímetros. Al lado de su cadáver yacía otro revolver y 30 recargas para el Bushmaster.
Eso es lo que el asesino llevó consigo. En su casa acumulaba un arsenal que contaba con más de mil cartuchos de munición, pistolas, cuchillos, una bayoneta y tres espadas samurais –además de un certificado de tiro de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, siglas en inglés)-. La poderosa NRA se ha apresurado ya a emitir un comunicado para declarar que no tiene constancia de ninguna relación entre la asociación y Adam Lanza y calificó esa información de “imprudente, falsa y difamatoria”.
En cinco minutos, Adam Lanza disparó 154 balas con su rifle semiautomático. Con una bala de pistola se voló la cabeza
Según los documentos adjuntos a la orden de registro del coche, la policía encontró en su interior una escopeta y dos cargadores con 70 cartuchos de munición cada uno. En la habitación del joven fue encontrado un uniforme militar y notas con direcciones de tiendas de armas en la localidad. Los investigadores también hallaron varios libros sobre autismo y Síndrome de Asperger así como una guía del NRA para disparar con pistola. Uno de los últimos regalos que Nancy Lanza había hecho a su hijo era un cheque-regalo -encontrado en la casa- para que su hijo comprase un arma C183.
El fiscal Sedensky ha relatado que tan sólo transcurrieron cinco minutos desde que Lanza entró en el colegio –matando a cinco adultos y 20 niños– hasta que se suicidó ante la inminente llegada de la policía, que anunciaba su llegada con las potentes sirenas de sus coches patrulla. En esos eternos cinco minutos, Lanza disparó 154 balas con su rifle semiautomático. Con una bala de pistola se voló la cabeza.
La masacre de Newtown fue el detonante para que tanto el presidente Barack Obama como grupos cívicos de todo el país iniciaran una campaña de presión para que el Congreso sometiera a voto varias medidas para incrementar el control sobre las armas, especialmente las de asalto y de tipo militar, así como limitar el número de balas por cargador y exigir antecedentes de los compradores.
Este jueves 28 de marzo en la Casa Blanca, el presidente ha dicho que las lágrimas no eran “suficientes”, que los ciudadanos deben de presionar al Congreso para que actúe e imponga un mayor control a las armas. “Deberíamos avergonzarnos si dejamos que se nos olvide lo que pasó en Newtown”, ha asegurado Obama. Durante el acto en el Salón Este de la Casa Blanca, el mandatario ha destacado que, para las víctimas de la violencia generada por las armas de fuego, “el dolor nunca se va”, y que las propuestas que presentó en enero no son radicales ni buscan eliminar el derecho constitucional a la tenencia de armas de nadie.
Por ejemplo, Obama ha insistido en que se extienda el control de antecedentes personales en todas las transacciones de armas, una disposición que se encuentra en el proyecto de ley que ha recibido ya varios reveses. “El 90% de los ciudadanos apoya esta medida”, ha dicho Obama. “¿Cuándo han estado de acuerdo tantos americanos sobre un tema?”, se ha cuestionado el presidente. (Fuente: Yolanda Monge, EL PAIS)