INMIGRACION
El análisis formal de la reforma inmigratoria en Estados Unidos inició este jueves 9 de mayo en la Comisión Judicial del Senado con el rechazo de una de las enmiendas más polémicas de la iniciativa.
Se trata de la primera votación de la propuesta bipartidista que integra más de 300 enmiendas.
El republicano Chuck Grassley, uno de los miembros de más alto perfil en el panel, ‘detonó’ la discusión con el tema de la seguridad fronteriza. La reforma bloquearía por seis meses la legalización de cualquier residente indocumentado hasta que el gobierno estableciera un control “efectivo” en toda la frontera con México.
Pero la propuesta de Grassley no tuvo éxito, pues 12 de los 18 miembros del panel votaron en contra. Los senadores Lindsey Graham y Jeff Flake —dos de los republicanos que forman parte del bipartidista Grupo de los Ocho que creó la iniciativa— se unió al comité demócrata opositor a la medida.
Los cuatro demócratas y los cuatro republicanos que idearon esta reforma han llamado a oponerse a cualquier cambio sustancial en el documento. Hasta ahora, los miembros de la Comisión han votado 17 enmiendas, de las cuales avalaron 15 que implican cambios relativamente menores.
Entre otras cosas, los legisladores aprobaron un punto impulsado por Patrick Leahy y John Cornyn que excluye una cuota para cruzar la frontera.
La enmienda, que según sus defensores es necesaria para proteger el comercio, fue propuesta en respuesta a una petición del Departamento de Seguridad Interior para examinar posibles cargos de admisión a peatones y pasajeros en vehículos que entran tanto de Canadá como de México.
En general, la iniciativa bipartidista crearía un camino de 13 años hacia la ciudadanía para la mayoría de los inmigrantes indocumentados, reforzaría la seguridad en la frontera y transformaría drásticamente las políticas laborales en el campo estadounidense.
Diferencias ideológicas
Desde el inicio de la primera de varias sesiones este mes para enmendar la iniciativa de 844 páginas, tanto demócratas como republicanos reflejaron sus fisuras ideológicas en torno a quiénes y cuántos indocumentados podrían legalizarse.
El senador Grassley afirmó que la legislación “se queda corta” y advirtió de que el Congreso debe evitar “los errores” de la amnistía de 1986, mientras que Charles Schumer (D-NY) insistió en que se trata de una iniciativa “justa” que mejorará “drásticamente” la economía.
Además Grassley, el republicano de mayor rango en el Comité y autor de otras 76 enmiendas, tampoco quiere que los indocumentados en proceso de deportación puedan solicitar la residencia permanente.
El proyecto de ley incluye capítulos que incorporan una vía para la legalización y eventual ciudadanía de los 11 millones de indocumentados en EE.UU. en un plazo de 13 años; el reforzamiento de la seguridad fronteriza; sanciones para empresas que contraten a indocumentados, y cambios al sistema de visas. (Con datos de ABC)