ESTADOS UNIDOS
Los legisladores aprobaron el proyecto que ahora pasará a la Cámara de Representantes con 68 votos a favor y 32 en contra. Según algunos analistas la Cámara puede dar una resolución final en un mes, para que pase a firma del Presidente Obama.
El Senado de Estados Unidos aprobó este jueves 27 de junio, con 68 votos a favor y 32 en contra, la propuesta de reforma inmigratoria que emergió del trabajo de un grupo bipartidista, para que el proyecto pase a la Cámara de Representantes.
El proyecto de 1,200 páginas, el más importante desde 1986 y que promete reformar las leyes de inmigración en EU, pasará a la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos. Los líderes de esa facción dicen que elaborarán su propia versión del proyecto.
En la votación, 14 republicanos en el Senado se unieron a la bancada demócrata en el apoyo al proyecto de ley, que está respaldado por la Casa Blanca y tiene el potencial de convertirse en el logro legislativo más importante del segundo mandato del presidente Barack Obama.
“Hoy, el Senado hizo su trabajo. Ahora es turno de que la Cámara (de Representantes) haga lo mismo”, dijo el presidente de EU en un comunicado que divulgó la Casa Blanca. “Tenemos una oportunidad única para arreglar nuestro sistema (inmigratorio) roto, en una forma en que se respete nuestra tradición como una nación de leyes y una nación de inmigrantes. Solo necesitamos que el Congreso termine el trabajo”, agregó Obama.
La secretaria de Seguridad Interna estadounidense, Janet Napolitano también aplaudió la aprobación de la reforma inmigratoria, la cual dijo disuadirá la inmigración ilegal al expandir las herramientas para que empleadores no puedan contratar a trabajadores ilegales e incrementa el reforzamiento de la seguridad fronteriza.
“Tengo esperanza de que la Cámara de Representantes seguirá el liderazgo mostrado por una fuerte mayoría bipartidista de sus colegas en el Senado y trabajarán para componer nuestro sistema inmigratorio roto”, señaló, en un comunicado emitido tras la aprobación de la reforma.
Si el proyecto del Senado avanza en la Cámara, dijo el mandatario estadounidense, “se establecería el plan de seguridad fronteriza más agresivo en nuestra historia”.
La reforma proporcionaría un gran impulso para la recuperación de Estados Unidos, con una reducción del déficit y un crecimiento de la economía, indicó.
El lunes pasado, los senadores respaldaron una enmienda a la propuesta, para duplicar el número de agentes de la patrulla fronteriza que vigilan la frontera con México y completar un muro de 1,120 kilómetros de valla fronteriza, entre otras medidas.
La enmienda, negociada por un grupo de senadores demócratas y republicanos conocido como el Grupo de los 8, también pide el presupuesto de 3,200 millones de dólares en tecnología para mejorar la seguridad en la frontera.
“Hoy es un día histórico en el Senado”, dijo el senador Patrick Leahy, demócrata de Vermont. “Esta legislación reunirá familias. Sacará de las sombras a millones de personas y las colocará en nuestro sistema legal. Esto estimulará el crecimiento del empleo y reducirá nuestro déficit. Y nos hará más seguros”, agregó.
La mayoría de los congresistas conservadores mantienen su oposición a la propuesta de reforma inmigratoria y han declarado que la rechazarán en cuanto llegue a la Cámara de Representantes. Los republicanos están profundamente divididos sobre el tema, que es políticamente sensible.
A raíz de la pérdida de apoyo del Partido Republicano entre los hispanos en las elecciones de 2012, muchas de las principales voces en el Partido han presionado para que exista respaldo a un camino hacia la ciudadanía para los aproximadamente 11 millones de residentes indocumentados en el país.
“Estoy a favor de esta reforma. No sólo porque creo en los inmigrantes, sino porque creo aún más en Estados Unidos”, dijo el senador de Florida Marco Rubio, el republicano más prominente en el Grupo de los 8, y un potencial candidato presidencial en 2016.
Obama presiona a Cámara Baja a aprobar reforma migratoria
El presidente de EE.UU., Barack Obama, urgió a la Cámara de Representantes a votar a favor de la reforma migratoria aprobada este jueves por el Senado y que abre una vía para la legalización y eventual ciudadanía de la población indocumentada.
Hoy, “con un fuerte voto bipartidista”, el Senado “dio un paso crítico que nos acerca a arreglar nuestro roto sistema de inmigración de una vez por todas” , destacó Obama en un comunicado divulgado por la Casa Blanca.
El proyecto aprobado por el Senado fue resultado de un “compromiso” y “es consistente con los principios fundamentales para una reforma de sentido común que yo y muchos otros hemos establecido en repetidas ocasiones”, sostuvo el mandatario.
Obama alertó de que ahora es el momento en que los “opositores” a la reforma “intentarán con todas sus fuerzas” que no salga adelante. “No podemos dejar que eso suceda” , advirtió al pedir a los ciudadanos que hablen con sus representantes en el Congreso para instarles a hacer “lo correcto”.
La reforma migratoria negociada en el Senado por el “Grupo de los ocho” -cuatro demócratas y cuatro republicanos- condiciona la legalización de los indocumentados a la seguridad fronteriza; incrementa drásticamente la vigilancia en la frontera con México, y establece medidas para controlar futuros flujos migratorios.
El voto de hoy puso fin a tres semanas de un intenso debate en el pleno del Senado que reflejó las divisiones ideológicas en torno a cómo frenar la inmigración ilegal hacia Estados Unidos. “Tenemos una oportunidad única para arreglar nuestro roto de sistema de inmigración de una manera que respete nuestras tradiciones como nación de leyes y de inmigrantes. Solo necesitamos que el Congreso termine el trabajo” , remarcó Obama.
Lo que plantea la reforma aprobada por el Senado
La reforma sale del Senado como muchas limitaciones. Plantea regularizar a los indocumentados previo pago de una multa y de sus impuestos atrasados, duplica el número de agentes que protegen la frontera con México, invierte 30.000 millones de dólares en vigilancia de los puntos de entrada al país, limita el acceso a la ciudadanía para los indocumentados que residan en EE UU desde antes de diciembre de 2011, establece un plazo mínimo de 10 años para poder aspirar al pasaporte norteamericano y obliga a demostrar conocimientos de inglés y un historial limpio de antecedentes penales.
Como compensación, se crea un nuevo sistema de visados temporales, se permite un acceso más rápido a la ciudadanía norteamericana a los llamados ‘dreamers’ –estudiantes indocumentados- y trabajadores agrícolas, se aumenta el número de visados para los empleos en la ciencia y la tecnología y se imponen mayores controles para evitar casos de abusos y explotación, ahora frecuentes, en las empresas.
El senador republicano John McCain, líder en las negociaciones, instó a los representantes a estudiar el proyecto de ley nada más ser aprobado. “Apelamos a su consideración y estamos dispuestos a sentarnos y negociar con ustedes”, afirmó.
La Asociación por las Libertades Civiles (ACLU) felicitó este jueves al Senado por su trabajo impulsando una ley “histórica” que permitirá a millones de familias “obtener estatus legal para vivir, trabajar y cuidar de sus familias sin miedo, en el país al que llaman hogar”.
A la espera de las negociaciones que tengan lugar en la Cámara de Representantes, donde los republicanos tienen la mayoría, el debate en el Senado se ha visto favorecido por la actuación de algunos republicanos determinantes, como John McCain, que apoya la reforma desde hace años, o de la figura emergente de la oposición, el senador de origen cubano Marco Rubio, cuya carrera fue impulsada al inicio por el Tea Party pero se ha convertido ahora en la bisagra entre los defensores y los detractores de una ley cuya aprobación marcará el legado de Obama tanto o más que la reforma de salud. (Con datos de El País)