Paso de gigante en la trayectoria de Neymar

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DEPORTES

Fueron quince días de Copa FIFA Confederaciones, pero se diría que durante ese tiempo para Neymar ha transcurrido una vida entera. Ha pasado, además, de una situación tensa e incierta a otra completamente nueva, en la que todo son convicciones.

Hace algunas semanas, en Brasil era casi un deporte nacional criticar a Neymar y poner en duda su calidad. Primero fue la afición del Santos -su club de toda la vida y en el que ha ganado tres ligas de São Paulo, una Copa de Brasil y una Copa Libertadores- la que cuestionó sus actuaciones en un equipo que no estaba atravesando un gran momento. Oyó críticas hasta el día de su último partido, en el Estadio Nacional Mané Garrincha de Brasilia.

Luego el muchacho de 21 años anunció su fichaje por el Barcelona y se incorporó a la selección brasileña. Recibió abucheos y críticas hasta en el último amistoso previo a la Copa FIFA Confederaciones, saldado con un 3-0 sobre Francia. El fútbol que había exhibido y sus títulos no importaban: existía la impresión general de que era demasiado poco, de que todavía tenía muchas cosas que demostrar, sobre todo con los colores del combinado nacional.

Y esta ha sido sin duda una de las muchas cosas que el torneo ha confirmado a la Seleção y a los brasileños: Brasil puede contar con Neymar. Desde el golazo que anotó a los dos minutos de juego en el primer encuentro, contra Japón, en el mismo Mané Garrincha que había dudado de él unos días antes, hasta una nueva gran actuación y otro tanto sensacional con la zurda en la antológica victoria sobre España -que le aseguró el Balón de Oro adidas-, el flamante barcelonista cumplió con creces su misión de ser decisivo. Llegaba al torneo precedido por una imagen y se ha despedido de él con otra totalmente distinta.

Es un paso cuya importancia ni siquiera acierta a medir aún el propio futbolista, que se esfuerza por mantener la mayor distancia posible con su desempeño individual, como contó en exclusiva a FIFA.com en el Maracaná, tras alzar el trofeo.

 

Neymar, ¿ya puede pensar en lo que significa para su carrera haber vivido un torneo así, con la selección y en casa?

¿La verdad? No tengo ni idea… No sé la dimensión que tendrá. Solo sé que es muy importante haber ganado este título. Es un logro gigantesco para el equipo, y nosotros estamos contentísimos por vivirlo: ha sido un gran encuentro entre Brasil y España, el mundo se ha detenido para verlo, y sabemos que hemos hecho un gran partido.

Hace dos semanas, ¿hubiera sido posible pensar no solo que el equipo iba a proclamarse campeón, sino que todo saldría tan bien?

Sinceramente, no (risas). Acabo de decírselo a los compañeros, en el vestuario, que todo estaba encajando, que todo estaba saliendo bien, en todos los aspectos. Me alegro mucho de que este proceso se haya cerrado con un broche de oro, con nuestra mejor actuación hasta ahora.

En cuanto a su gol inicial contra Japón, ¿sirvió para facilitar ese proceso, al permitirle sacudirse la presión desde el principio?

(Risas) Bueno, a mí no me preocupaba eso, de tener que jugar bien para que parasen de hablar mal de mí. No. Lo que yo quería era ayudar a mis compañeros de la mejor manera posible: cometiendo una falta, dando un pase, marcando un gol… Aquel día, ayudé marcando a los tres minutos, un gol que sé que fue importante para el equipo. Al final, lo que importa es eso: ayudar a ganar.

En esta final usted ha contribuido de varias formas, incluso marcando un gol que requiere mucha seguridad en uno mismo: al tener obstaculizado el centro del área, no lo dudó a la hora de disparar un zurdazo y marcar su segundo gol con la pierna izquierda del torneo…
Siempre me he entrenado mucho, muchísimo, para chutar tanto con la pierna izquierda como con la derecha. Mi padre ya me lo decía desde pequeño: “No tienes que elegir pierna para disparar. Si cae en la izquierda, dispara con la izquierda, si cae en la derecha, con la derecha”. Creo que lo he aprendido (risas). Ese balón cayó en la izquierda, y por suerte conseguí pegarle fuerte y acertar.

No se trata de dudar de la sinceridad de Neymar al responder, sino simplemente de situarlo en perspectiva. La importancia que le da el número 10 brasileño puede ser relativa, pero hay algo incuestionable: deja la Copa FIFA Confederaciones habiendo impuesto muchísimo más respeto que el que tenía hasta el día 15 de junio. (Fuente:FIFA.com)