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El exceso de velocidad es la posible causa del descarrilamiento del tren que viajaba de Madrid a Ferrol, en el noroeste de España, según funcionarios de Transporte y fuentes de la investigación. En el incidente de este miércoles 24 de julio murieron al menos 80 personas y 178 resultaron heridas.
“Parece que el accidente está asociado con un exceso de velocidad”, dijo Rafael Catalá, secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda de España, en una entrevista con la radio Cadena SER este jueves por la mañana.
El tren estaba cerca de concluir un viaje de seis horas desde Madrid a Ferrol, en el noroeste de España, y se descarriló cerca de Santiago de Compostela, en la región de Galicia, a las 20:41 (hora local), informó la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (Renfe).
“Es una curva con límite de velocidad de 80, es lógico porque es el acceso a la ciudad”, dijo Catalá. “En el caso de que haya habido un incumplimiento habrá que analizar, el propio testimonio del maquinista nos ayudará a identificar las causas”, agregó. La “caja negra” está en manos del juez, reportó EFE.
Este accidente de tren es el más grave registrado en el mundo en lo que va de año y el segundo peor en España desde 1944.
El maquinista del tren del accidente de Santiago frenó muy tarde
Cuando el miércoles se acercaba a 190 kilómetros por hora a la curva maldita de A Grandeira, que se retuerce a apenas cuatro kilómetros de la estación de Santiago de Compostela, una señal advirtió al maquinista, Francisco José Garzón Amo, en su cuadro de mandos que debía reducir la velocidad a 80. Abandonaba las vías reformadas a finales de 2011 para recibir algún día al AVE y pasaba a enfilar un tramo de trazado antiguo. El conductor, tras descarrilar el tren, llamó desde su móvil al servicio de 24 horas de emergencia y soltó: “Tenía que ir a 80 y voy a 190”. En la grabación, ya aportada en la noche del miércoles al juez, la frase figura literalmente en presente aunque el accidente ya ha ocurrido. También habla de los “pobres viajeros” y expresa su deseo de que “ojalá no haya muertos”. La compañía Talgo, que tiene controles internos de velocidad en sus convoyes, confirmó informalmente a las autoridades que el tren iba a “velocidad extrema”.
El conductor sí aseguró, en su primera reconstrucción de los hechos, que se le activó la alerta en su cuadro de mandos y que pulsó al momento el botón que comunicaba que había recibido la advertencia de que iba por encima de la velocidad permitida. ¿Por qué entonces no frenó? ¿Por qué un ferroviario con años de experiencia afrontó el viraje del trazado a una velocidad desmesurada?
Esa incógnita la despejará la investigación sobre el accidente ferroviario más grave de los últimos 40 años en España, que ha segado la vida ya de 80 personas (73 murieron en el lugar del accidente y siete en los hospitales) y herido a 130. 95 pasajeros permanecían ingresados en los hospitales gallegos que se movilizaron la misma noche del siniestro, 32 de ellos en estado crítico.
Francisco José Garzón, de 52 y natural de Monforte de Lemos, una localidad lucense de gran tradición ferroviaria, dio negativo en la prueba de alcoholemia. El magistrado ha ordenado a la policía custodiar las cajas negras, esos registros que tienen los trenes y que serán vitales para esclarecer el accidente, así como la recuperación de documentos, vídeos e informes para la instrucción del caso. (Con datos de CNN)
