Bedoya, un americano errante

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DEPORTES

Bedoya, un americano errante

PAG 29A Alejandro Bedoya le gusta jugar entre líneas. En el FC Nantes francés, ha sido utilizado por la izquierda, escorado a la derecha, en la mediapunta por detrás de un delantero, y también más retrasado en el mediocampo. Pero el polivalente estadounidense tiene claramente una preferencia. Al preguntarle al respecto, hizo una pausa: “Me gusta una posición con más libertad, en la que pueda vagar por dentro y por fuera, y contribuir tanto en defensa como en ataque”, declaró a FIFA.com. “Me gusta dejarme caer a las bandas y abrir espacios”, añadió. “Me gusta errar de una parte a otra”.

El centrocampista también disfruta vagando sin rumbo fijo fuera del campo. “En Europa, la gente come, duerme y bebe el fútbol”, señaló al preguntarle por qué rechazó la oportunidad de ser una estrella en la Major League Soccer, marchándose a cambio a Suecia tras concluir su carrera universitaria.

Cuando jugaba en el Orebro, dejó estupefactos a los periodistas locales al realizar entrevistas en sueco. “Lo aprendí viendo programas estadounidenses en televisión cuando estaba allí”, afirmó el rápido y vivaz jugador; un manojo de energía inagotable tanto con su club como con su país. “Escuchaba el inglés y cotejaba las frases con los subtítulos en sueco”.

Bedoya se muestra duro consigo mismo por no haber dominado el francés todavía. Con todo, al cumplirse un mes de su segunda temporada en el Nantes, lo tiene bien encarrilado. “Quiero crecer como jugador y como persona; y el hecho de salir al extranjero y comprender la cultura y el idioma me da esa oportunidad”, afirmó desde su casa; una morada cuidadosamente elegida próxima a la orilla del río Loira. “En Estados Unidos puede adueñarse de ti la idea de que es el mejor lugar del mundo, y olvidarte de abrir los ojos y mirar alrededor”.

 

RÁPIDO APRENDIZAJE

Desde luego, no es la tópica respuesta del típico profesional que conoce cómo funcionan los medios de comunicación. No es ese aburrido montón de palabras enlatadas, repetidas a menudo y que no te dicen nada.

Entre Escandinavia y Francia, Bedoya tuvo una breve estancia en Glasgow con el Rangers. Y fue todo un reto… “Físico”, suspiró. “El público se vuelve loco cuando haces una entrada fuerte y contundente”. Ahora en Francia, Bedoya, de 27 años, parece haber combinado lo que llama el planteamiento “táctico” de Suecia y Noruega con el fútbol físico de Escocia, y haberse adaptado al ritmo rápido de la Ligue 1.

“Tiene una técnica excelente, y también está dispuesto a trabajar”. Así le valora Michel Der Zakarian, el entrenador del Nantes, cuyo equipo está empatado a puntos con el potente y acaudalado PSG.

Bedoya muestra una tranquilidad y una madurez inusitadas, lanzado hacia el estrellato como un vehículo espacial desde Cabo Cañaveral. En apenas diez meses de 2010, concluyó su primera temporada completa como profesional en el fútbol de clubes, debutó con su selección, y fue incluido en la lista preliminar de Estados Unidos para la Copa Mundial de la FIFA™ de Sudáfrica. El suyo fue uno de los nombres descartados al pasar el último corte, pero eso no le defraudó. Todo lo contrario.

 

“No estaba preparado para ir al Mundial en 2010”, admitió Bedoya, hijo de inmigrantes colombianos, un país donde jugaron como profesionales tanto su padre como su abuelo. “Me convertí en el principal hincha del equipo. Lo vi jugar y vibré con él en los bares en Suecia”.

 

Todo lo que pudiese haber de decepción se convirtió en un acicate. “Era la motivación extra que necesitaba”, resaltó. Así, cuatro años después jugó los 4 encuentros de Estados Unidos en Brasil, en lo que llama “la meca del fútbol”. Bedoya recuerda con viveza el primer compromiso de las Barras y Estrellas, contra Ghana en Natal: “Tenía la carne de gallina en el túnel de vestuarios”, afirmó sobre su primera experiencia en la máxima competición mundialista. “Los fotógrafos se agolpaban fuera. La música empezó a sonar, y pensé para mis adentros: ‘esto es real. Está ocurriendo de verdad’.

 

UN VERANO MEMORABLE

Sus actuaciones en el verano de 2014 pusieron a Bedoya en el mapa, con su presencia itinerante por la medular, y su técnica espléndida para un jugador que se esfuerza tantísimo. Los seguidores estadounidenses, que viajaron a Brasil en tropel y registraron cifras récord de telespectadores en su país, hicieron un hueco en sus corazones a este relativo recién llegado. “Después del Mundial iba dando una vuelta por Nueva York y, en una ciudad tan enorme, alguien gritó: ‘¡Eh, Bedoya!’”, contó el centrocampista. “Me quedé estupefacto. Fue alucinante”.

Bedoya ya ha tenido algo que decir en los albores de la preparación de Estados Unidos para el distante reto del próximo Mundial, en Rusia 2018. A primeros de este mes, marcó un oportunista gol de la victoria (0-1) en el amistoso contra la República Checa en Praga. Y por las palabras de Bedoya, lo mejor está por venir.

“Es genial formar parte de esto”, afirmó, con un tono de gratitud en la voz. Al preguntarle por el ambicioso objetivo de llegar a semifinales en Rusia que fijó su seleccionador, Juergen Klinsmann, Bedoya volvió a hacer una pausa: “Hay mucho trabajo por hacer”, resaltó.

Y todo apunta a que el centrocampista seguirá haciendo lo que hay que hacer… y más. Este verano, Estados Unidos salió airoso del temido ‘grupo de la muerte’ en Brasil. Cuando su cabalgada se vio frenada finalmente contra Bélgica en octavos de final, Bedoya se sintió inducido a celebrar el acontecimiento, que, admitió, le “dejó un regusto amargo”. Así, regaló una botella de whisky escocés a cada uno de sus compañeros, con la siguiente inscripción: “Brasil es sólo el principio”. (Fuente: FIFA.com)