Cristiano: “Sé cuanto trabajo exige este premio”

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DEPORTES

Fuente: FIFA.com

 

PAG 30A los 29 años y tras una temporada en la que terminó como máximo goleador tanto de la liga española como de la Liga de Campeones de la UEFA, en la que el Real Madrid conquistó su soñado décimo trofeo continental, Cristiano Ronaldo está en la cumbre de su carrera. Su segundo premio FIFA Ballon d’Or consecutivo lo confirma.

Aunque dejara de jugar ahora mismo, el portugués ya tendría asegurada una página noble en la historia del fútbol. Pero Cristiano dice que la ambición es su marca más característica y su deseo es llegar aún más lejos.

De esa ambición, del placer de ver a su hijo “Cristianinho” interesarse por el fútbol y de los momentos más destacados del año 2014, charló el jugador portugués con FIFA.com en la jornada que culminó con el aplauso en Zúrich.

 

Aunque sea su tercer título y ya haya venido tantas veces a esta Gala, se le veía muy emocionado en el escenario. ¿Uno no se acostumbra?

No importa si es la octava vez que vengo, hasta que uno escucha su nombre, el momento es de tensión. Sé cuanto trabajo exige este premio, y por eso aún me emociono. No importa cuántas veces venga a recibirlo, y espero que sean aún muchas. Por eso debo agradecer tanto a mis compañeros, a mi club, el Real Madrid, y a toda la gente en Portugal. Este Balón de Oro culmina una gran temporada, al mismo tiempo que me motiva para empezar 2015 con la misma ambición de siempre.

Una cosa es llegar alto y otra es pasar tantos años seguidos en ese nivel como usted lo está haciendo. Cuando vino a la Gala por primera vez, ¿podía imaginar que se transformaría en una experiencia tan frecuente?

La verdad es que no, y todo sucedió muy rápido. En mi opinión, lo más difícil es mantenerse. Ocho años seguidos en el once ideal y peleando por estar entre los tres mejores es, para mí, un motivo de orgullo, ya que son pocos los que logran alcanzarlo. Creo que yo y Messi, no muchos más. Creo que nadie lo ha conseguido ocho años seguidos. Por eso, es una enorme satisfacción. Año tras año, sigo trabajando con mi club y mi selección para poder seguir destacando. Es una señal de que las cosas van bien y que llevo mi carrera de modo fenomenal.

Y todo siendo todavía joven y jugando a su máximo. Si dejara de jugar ahora mismo, su nombre ya estaría grabado para siempre en la historia del fútbol. ¿Se da cuenta?

Para ser sincero, no lo pienso. Sé que estaré en la historia del fútbol por lo que estoy haciendo y ganando, bien sea en el ámbito colectivo o el individual. Sé que tendré una página bonita entre los grandes del fútbol de todos tiempos. Y eso me hace feliz. Ya tengo 29 años, pero me siento bien, ¡como si tuviera 25 (risas)! Creo que puedo jugar otros cinco, seis, siete años a un alto nivel. Luego, veremos.

Hace un tiempo su representante declaró que, si usted quiere, puede jugar tranquilamente hasta los 40 años…

(risas) Y, bueno, sí, se puede pensar… Pero es lo que digo: año tras año, veo como me siento, cuán motivado estoy, si sigo siendo útil en el fútbol como lo era. Jugar hasta los 40, si quiero, juego: me arrastro por ahí.. (risas) Pero quiero jugar mientras tenga un nivel aceptable. Aceptable para mí: un nivel que mis fans y mi club merecen. Pero, sinceramente, todavía no pienso en eso.

Siempre ha sido un jugador versátil, pero la manera como incorporó nuevos elementos a su juego con los años es lo que más llama la atención a mucha gente. ¿Cuál es la clave?

No hay secreto: se trata de estar dispuesto a aprender siempre. Para mí, cada temporada es un nuevo desafío. Yo lo encaro así. Cada nueva temporada es diferente y hay que dejar atrás todo lo pasado. Obviamente no se puede olvidar el presente, pero hay que pensar en el futuro: tengo más años, pero cuanto mejor me vayan las cosas, mejor será el futuro. Así pienso: mi punto más fuerte, en lo psicológico, es tener la ambición de querer ser siempre mejor. Quizás eso explica que lleve tantos años en un nivel muy alto. Claro que se trata de trabajo, como siempre digo, pero también está la ambición de querer ser el mejor.

Al arrancar 2014, había dos grandes desafíos en mente: la Champions, que anduvo perfecta, y la Copa Mundial de la FIFA, para la cual usted no llegó en su mejor estado físico. ¿Se arrepiente de algo del año pasado?

No me arrepentí de lo que hice. Las cosas pasan por alguna razón. Luego de ganar la Liga de Campeones -en la que estuve lesionado, apartado por dos semanas de los entrenamientos antes de la final, con dolores,- me fui al Mundial. Hubiera podido decirle al seleccionador que no contara conmigo: me hubiera ido de vacaciones antes, sin preocupaciones y hubiera sido más fácil para mí. Por ahí nadie hubiera hablado de mí. Pero a mí me gusta encarar las cosas como son. Primero, lo de estar lesionado no lo quiero usar como excusa, pero es cierto que no estaba al 100%, como mucha gente sabe (y como algunas no quieren saber). Pero, de nuevo, sin excusas: si hoy estoy aquí es por mi trabajo y mi sacrificio, por mi sudor. Dios no duerme: si estoy aquí, es porque fui uno de los mejores del año.

¿Cuál es el momento más inolvidable de la conquista de la Champions?

Cuando por fin ganamos y levantamos la copa. Es el punto culminante, después de las emociones tan fuertes de la final: de haber sufrido tanto, luego anotar en el último minuto… También el hecho de que la final era en Portugal: creo que fue un momento histórico y bonito. Algo inolvidable para los hinchas del Real Madrid, porque el que juega en el club sabe lo que significa ganar la Liga de Campeones – y específicamente “La Décima”. Fue la cumbre de un año extraordinario, en el club y la selección. Hace poco ganamos el Mundial de Clubes, que también fue algo extremamente importante. Una temporada inolvidable. Los recuerdos son muy buenos, porque es posiblemente mi mejor año, en el ámbito colectivo y el individual.

¿Y qué parte de mérito tiene Carlo Ancelotti en la gestión de la presión?

Es la excelencia del entrenador: donde estuvo siempre ganó títulos muy importantes y es un hombre extraordinario; no sólo como entrenador, sino como persona. Fue jugador y creo que es un factor muy importante, porque lo entiende todo muy bien. Además tiene lo que en portugués llamamos “pé quente” (pie caliente): o sea, trae la suerte. Es un entrenador ganador y eso nos intenta transmitir. Su llegada al Real Madrid fue muy buena e importante, ya que con él logramos nuestros títulos más importantes.

El año pasado subió al escenario del FIFA Ballon d’Or con su hijo, que hoy tiene ya cuatro años. ¿Cuánto sirve de motivación tenerlo como un aficionado tan especial, ahora que ya entiende mejor lo que significa todo?

Sí que pasa a ser algo especial. El nacimiento de Cristiano me dio más tranquilidad y alegría. No es que no la tuviera, pero fue un factor importante. Y el hecho de que él comparta estos momentos por los que estoy pasando, me llena de orgullo, porque crecerá y sabrá – de hecho ya lo entiende desde el último año – quién es su papá: un jugador profesional, que está con el Real Madrid… Ya entiende muchas cosas del fútbol: cómo funciona, cuáles son los títulos, por qué su papá está aquí disputando el Balón de Oro… Me hace muy feliz, porque es mi único hijo.

¿Y ya le critica lo que usted hace bien o mal?

(risas) Todavía no. Todavía tiene la ingenuidad de los niños: habla de cosas normales, de otros equipos, otros jugadores… Y también juega al fútbol, que es algo que me está sorprendiendo en este último año. Le gusta mucho jugar al fútbol. Al principio eran los coches, pero ahora es el fútbol. Y para mí es importante, ya que supone una vida un poco más barata. (risas) Estoy contento.