¿Ha perdido la cabeza José Mourinho?

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DEPORTES

¿Ha perdido la cabeza José Mourinho?

 

PAG 30La temporada del fútbol europeo recién está en sus comienzos pero ya se puede hablar de crisis de juego y resultados en varios equipos grandes, en particular el campeón de Inglaterra, Chelsea, y también el de Italia, Juventus.

La diferencia es que la parálisis en el equipo de Londres alarma mucho más a sus partidarios que los tropiezos de la Vecchia Signora a los suyos.

En Italia se sabía que esta campaña sería difícil al comienzo, aunque nadie esperaba resultados tan negativos: el peor arranque en 53 años en el plano nacional y un adversario temible como el Manchester City el martes en Champions.

En Londres, en cambio, el optimismo inicial se disipó dejando al descubierto un malestar de raíces profundas, al punto que muchos temen (o desean) la defenestración de un técnico que da signos de una gran tensión nerviosa.

¿EL OTRO MOU?

El sábado 12 de septiembre, tras caer 1-3 ante el Everton, Mourinho, en presencia de los periodistas, reprochó en tono exaltado y con alguna palabrota al técnico local Roberto Martínez por demorar su conferencia de prensa.

(El español aclaró que él no controlaba esos detalles y luego, para regocijo de los periodistas, recordó que “la última vez que Mou estuvo aquí y ganó 6-3 estuvo de lo más cariñoso”.)

Si a este exabrupto agregamos el episodio de la reprimenda en público que el técnico dispensó a la entonces médica del plantel, Eva Carneiro, a quien proscribió luego del banquillo, se tiene un sugestivo cuadro de inestabilidad.

El equipo de José Mourinho está 17º, a 11 puntos del líder tras cinco partidos, con una victoria, un empate y tres derrotas; 12 goles en contra y sólo 7 a favor.

(El programa de Champions no es severo con el Chelsea: el miércoles recibirá en Stamford Bridge al Macabbi Tel Aviv, entrenado por Slavisa Jokanovic, a quien los memoriosos recuerdan con la camiseta blue en 2000-2002.)

LA “NUEVA” SEÑORA

Juventus, que hace muy poco ganó la doble corona nacional y disputó con dignidad la final de la Champions League, ha perdido dos de sus tres partidos iniciales y está 16º en la tabla, a ocho puntos del líder, el Inter de Milán.

Massimiliano Allegri, el DT de Juventus, alega que el equipo está en transición tras la pérdida simultánea de tres figuras importantes: el prócer Andrea Pirlo, ahora en el New York City; Carlos Tévez, en Boca Juniors; y Arturo Vidal, en el Bayern Munich.

Los refuerzos (Paulo Dybala, Mario Mandzukic, Simone Zaza) no se han adaptado todavía y tampoco han crecido los hombres de la casa que debían llenar el vacío, como Paul Pogba, todavía muy joven a sus 22 años para echarse el equipo al hombro.

LECTURA ENTRE LÍNEAS

En el caso del Chelsea, el desconcierto es total, tanto en el banquillo como entre los jugadores y los comentaristas: a fin de cuentas, se trata de un equipazo que venía de una campaña ejemplar, dirigidos por un hombre a quien sus admiradores consideran el Napoleón de los entrenadores, un conductor que no deja nada librado al azar.

Los analistas buscan en vano una explicación a la repentina pérdida de cohesión y espíritu competitivo del Chelsea, que se ha desinflado como un soufflé mal horneado.

No era un secreto, claro, que John Terry tiene 34 años, pero esta temporada, además de velocidad, da la impresión de haber perdido buena parte de su sentido de la anticipación, al punto que el técnico lo retrató al retirarlo del campo en el entretiempo del partido perdido ante el Manchester City.

A los periodistas este cambio les llamó mucho la atención: ¿por qué señalar justamente a Terry y no a Gary Cahill, algo que también estaba justificado y no llamaría tanto la atención? ¿Fue un cambio táctico o un gesto dramático para transmitir a la directiva el disgusto del DT por la falta de refuerzos?

¿O es un caso del malestar que, según dicen algunos periodistas suspicaces (o perceptivos), aqueja a los vestuarios sometidos a la disciplina mouriniana?

En el mundillo del fútbol se cree saber que Mourinho tiene una forma muy personal de aprovechar los ciclos de los planteles, que suelen durar tres años. Es por eso, dicen, que el portugués no dura mucho en los clubes.

Esto es algo bien conocido. En su “Barça, the Making of the Greatest Team in the World”, Graham Hunter cita a Ferrán Soriano, entonces vicepresidente del Barcelona, que consideró a Mourinho antes de contratar a Pep Guardiola: “Txiki (Begiristain, entonces director de fútbol) nos dijo que Mourinho tendría éxito, pero iniciaría tantos incendios en el vestuario, el club y la prensa que no valía la pena.”

Este fue justamente el proceso que caracterizó el paso de Mourinho por el Real Madrid: los “incendios” se sucedieron entre 2010 y 2013, como relata Diego Torres en su “Prepárense para perder”, un libro de consulta obligada para comenzar a entender la compleja personalidad del técnico portugués.

Las consecuencias de esos “incendios” todavía se hacen sentir, como lo prueba el proceso de relevo en la portería: muchos creen que la saga no ha terminado, que David De Gea ha renovado con el Manchester United, sí, pero con una cláusula de salida de 40 millones de euros en vez de 60, una virtual “invitación” al Madrid para volver a la carga a fin de año o el verano de 2016.

 

¿FIN DE CICLO?

Ahora, en el tercer año de la segunda visitación de Mourinho en el Chelsea (la primera fue entre 2004 y 2007), algunos periodistas que siguen la información del club han comenzado a detectar efectos de esa personalidad incendiaria.

Rory Smith, del Times de Londres, informa hoy de “rumores” sobre la falta de diálogo “durante varios meses” entre el técnico y alguno (o algunos) de sus jugadores, y también de planes de emergencia en el club para corregir la situación si Mourinho no logra enderezar el rumbo.

El técnico, además, ha multiplicado sus peculiares reacciones, a veces contradictorias, culpando personalmente a sus jugadores en vez de arroparlos, insistiendo en su condición de “único capaz” de resolver la emergencia y enfatizando la solidez de su relación con el propietario, que lo despidió en 2007 tras unos resultados semejantes a los de este comienzo de campaña.

Esto suena ominoso, pero convendría tener en cuenta que todo depende de una decisión del propietario, Roman Abramovich, quien recientemente aprobó una generosa renovación del contrato de José Mourinho.

El multimillonario ruso tiene tanto dinero que podría contratar a cualquier técnico, pero ¿acaso no tiene al mejor de todos? ¿A quién, vamos a ver?

Tal vez a Rafael Benítez, que tanto promete en el Real Madrid, o a Claudio Rainieri, que está haciendo milagros con el Leicester (¡escolta del líder!)… Pero no, por el Chelsea ya pasaron ambos, sin pena ni gloria.

Y si ustedes piensan en Roberto Di Matteo, también él fue despedido en 2012, tras dar al Chelsea su única Champions League, y ahora entrena al Schalke 04. (Fuente: BBC Mundo, por: Raúl Fain Binda)