Fortalece tu corazón

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SALUD

Fortalece tu corazón

  El 80% de las enfermedades del corazón y hasta el 90% de los infartos podrían prevenirse“. Por lo tanto, debemos prestar especial atención a la salud de nuestro corazón e interiorizar las siguientes pautas como parte esencial en nuestro día a día si queremos gozar de una mayor calidad de vida.

 

PAG 43MANTÉN LA DIETA CORRECTA

Una alimentación inadecuada puede repercutir negativamente en la salud de nuestro corazón. Hay que tener cuidado especialmente con el exceso de sal y azúcar, vigilar el colesterol e ingerir alimentos ricos en fibra, como frutas y verduras. Además, no es cierto que debamos huir de todo tipo de grasas, tan sólo reducir el consumo de las saturadas y evitar las grasas trans. De hecho, los ácidos grasos omega-3 (pertenecientes al grupo de las grasas insaturadas) son esenciales para la vitalidad y buen funcionamiento de nuestro corazón. Por ello es muy importante que ingiramos al menos 250 mg/día de los mismos, cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la que podemos llegar consumiendo pescado graso azul al menos 2-3 veces por semana, además de incorporando a nuestra dieta frutos secos y leche enriquecida, ya que con tan sólo un vaso de esta leche podemos tomar el 50% de la cantidad diaria recomendada de omega-3.

 

REALIZA EJERCICIO

No debemos olvidar que el corazón es un músculo y, por lo tanto, necesita que lo ejercitemos para que pueda latir y bombear correctamente. Las actividades más recomendables para ello son las de tipo aeróbico, como caminar, andar en bici o nadar. Eso sí, no debemos planteárnoslas como un gran reto sino como un hábito diario. Es mejor realizar todos los días al menos media hora de ejercicio que tan sólo un día de actividad intensa a la semana. Si lo conseguimos, y dejamos de lado el sedentarismo, obtendremos grandes beneficios para la salud, como el control del peso o la bajada de la presión arterial, y podremos prevenir la aparición de afecciones cardiovasculares.

 

DESHAZTE DE LOS MALOS HÁBITOS

Según varios estudios el consumo excesivo de alcohol, que puede incrementar la presión de la sangre, está relacionado con la aparición de enfermedades cardiovasculares, por lo que debemos intentar no sobrepasar la medida de un vaso de vino al día. Por su parte el tabaco, así como el tabaquismo pasivo, conlleva un sobreesfuerzo del corazón, ya que reduce el calibre de las arterias, lo que acaba favoreciendo por ejemplo el riesgo de trombosis. Además la nicotina y el monóxido de carbono pueden aumentar peligrosamente la frecuencia cardíaca, disminuyendo la cantidad y la calidad de oxígeno en sangre.

 

TÓMATE TU TIEMPO PARA DESCANSAR

Si no dormimos las horas recomendadas, o si no conseguimos desconectar nunca del trabajo, podríamos acabar padeciendo un estado de estrés que acabara afectando a todo nuestro organismo, incluido nuestro corazón. Y es que la falta de descanso influye en nuestro estado emocional y se traduce también en consecuencias físicas de alto riesgo, como las taquicardias o distintos problemas metabólicos. Por eso es vital que nos lo tomemos en serio, durmamos todos los días un mínimo de 6 horas diarias y realicemos varias pausas durante el día para paliar síntomas como el agotamiento, la tensión o la ansiedad.

 

VISITA A TU ESPECIALISTA

No sólo debemos acudir al médico cuando notemos ciertos síntomas, como el dolor en el pecho o una fatiga inusual, sino que deberíamos adelantarnos y realizar revisiones periódicas (al menos una vez al año) con el objetivo de prevenir la aparición o bien favorecer la detección temprana de estas enfermedades. Es especialmente relevante en personas que tengan enfermedades relacionadas, como la diabetes, así como en aquellas en cuyo historial familiar haya habido casos relacionados. Y además, no debemos esperar hasta una edad avanzada tanto para acudir a las revisiones como para empezar a cuidarnos. Debemos tomar conciencia de la importancia del cuidado del corazón día a día y desde edades tempranas, intentando realizar todas estas pautas a partir de los 40 años de edad. (Con datos de El Mundo)