Dispositivos médicos que tratan la obesidad

0
145

SALUD

Dispositivos médicos que tratan la obesidad

 

PAG 16  Si su proveedor médico considera que usted padece sobrepeso u obesidad, no es el único. Más del 68 por ciento de los adultos en los EE. UU. tienen sobrepeso, según las estadísticas federales. Además, se calcula que cerca del 36 por ciento de estas personas son obesas.

La obesidad está relacionada con muchos problemas médicos, como las enfermedades del corazón, la diabetes y la hipertensión. Dado que la pérdida de peso comienza con una alimentación saludable y el ejercicio, su proveedor médico puede darle recomendaciones sobre los cambios que puede hacer en su estilo de vida que podrían serle útiles.

En general, cuando la dieta y el ejercicio no funcionan, los tratamientos para perder peso pueden incluir medicamentos con receta, intervenciones quirúrgicas invasivas y el uso de dispositivos médicos. Todos ellos tienen riesgos y beneficios.

En los últimos años, los dispositivos médicos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) han desempeñado una función más importante en el tratamiento de la obesidad. Los beneficios que se obtienen de estos tratamientos pueden ser mayores en el caso de los pacientes que padecen problemas de salud relacionados con la obesidad tales como hipertensión.

Su proveedor médico debe orientarle sobre cuál de las opciones —de haber alguna— puede ser la que más le convenga. Además, si usted es un candidato para recibir alguno de los tratamientos, su proveedor debe ayudarle a entender lo que implica y cómo afectará su estilo de vida.

“En el pasado, las opciones eran dieta y ejercicio, y si eso no funcionaba, cirugía invasiva, incluyendo la cirugía de derivación gástrica y la de balón gástrico”, señala el Dr. Jeffrey Cooper, M.S., D.V.M., un jefe de una subdivisión del Centro de Dispositivos y Salud Radiológica de la FDA. “Hoy en día, los dispositivos médicos para el tratamiento de la obesidad exigen hacer cambios en el estilo de vida y conllevan ciertos riesgos, pero su implantación puede ser menos invasiva”.

 

¿CÓMO SE MIDE LA OBESIDAD?

La obesidad suele medirse calculando el índice de masa corporal (IMC), el cual tiene en cuenta la talla y el peso de una persona. Un IMC fuera del intervalo que se considera sano puede encontrarse dentro de una de dos categorías: sobrepeso u obesidad. Un IMC entre 25 y 29.99 se considera sobrepeso; un IMC superior a 30 se considera obesidad. (¿No conoce el suyo? Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) ofrecen una calculadora del IMC.)

Si bien el IMC es una herramienta ampliamente utilizada, no es perfecta. “Hay ocasiones en las que el IMC no es la medida correcta. Por ejemplo, el tejido muscular es más pesado que el adiposo, por lo que el IMC de un deportista puede ser elevado, aun cuando su cuerpo tiene un bajo nivel de grasa”, señala Cooper. “No obstante, por el momento, el IMC es un indicador muy bueno, fácilmente accesible e indirecto del exceso de grasa en la mayoría de las personas”.

Los dispositivos médicos aprobados por la FDA que se comercializan actualmente para tratar la obesidad están indicados para los pacientes obesos, si bien los requisitos específicos en cuanto al IMC varían en función del dispositivo.

¿QUÉ DISPOSITIVOS HA APROBADO LA FDA PARA TRATAR LA OBESIDAD?

La FDA regula los dispositivos médicos en los Estados Unidos y evalúa su seguridad y eficacia antes de que puedan comercializarse. Algunos de los dispositivos médicos aprobados por la FDA que se implantan en las personas pueden extraerse o ajustarse. No obstante, los dispositivos, al igual que otros tratamientos médicos, conllevan riesgos, señala la Dra. Martha Betz, Ph.D., una evaluadora de dispositivos médicos de la FDA.

En la actualidad, hay cuatro tipos de dispositivos aprobados para tratar la obesidad en ciertos pacientes adultos a partir de 18 años de edad: bandas gástricas, un sistema de estimulación eléctrica, balones gástricos y un sistema de vaciado gástrico. Un proveedor médico debe supervisar a los pacientes que han recibido estos dispositivos.

Los dispositivos conllevan distintos riesgos, pero estos pueden incluir nauseas o vómitos, hemorragias e infecciones. Algunos de los pacientes que reciben tratamiento y que hacen cambios en su estilo de vida (como incrementar su actividad física y mejorar su alimentación) pueden seguir siendo incapaces de perder o mantener su peso. (Fuente: U.S. Food and Drug Administration / PRNewswire-HISPANIC PR WIRE)