Está la fiesta en su máximo esplendor, en eso llega Jaimito y se acerca a la chica y le pregunta ¿vas a bailar?. La chica con gran entusiasmo le responde: ¡si!, Entonces Jaimito le dice: ¿me prestas tu silla?
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Anda, que casualidad, conozco a alguien con el mismo nombre que usted! ¿Ah, si? ¿Y cómo se llama?
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Se encuentran Paco y Lolo, pero Paco llevaba un pingüino de la mano, y Lolo le pregunta: -Oye, Paco, ¿pero qué haces con ese pingüino? – Pues nada, que me lo he encontrado, y no sé qué hacer con él. – Si serás tonto Paco, ¿por qué no lo has llevado al zoológico? – Hombre, pues qué buena idea. Hoy mismo lo llevo al zoológico. Al día siguiente se vuelven a encontrar, pero Paco sigue con el pingüino, por lo que Lolo, extrañado, le pregunta:- ¿Qué ha pasado contigo Paco, no dijiste que llevarías al pingüino al zoológico?- Hombre pues lo he llevado, y nos hemos divertido tanto que hoy nos vamos para el circo.
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Una vez estaba un vendedor diciendo: ¡Pastillas para la felicidad! Un señor las compra y dice: ¡Pero si estas son aspirinas! Y el vendedor le dice: Pero si me las compra, me hace muy feliz a mí.
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Un señor llega tarde a su casa pintado con lápiz labial y su mujer le
dice: ¡Dónde te metiste!
El marido le dice: No me vas a creer, pero me he peleado con un payaso.
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Una señora le pregunta a un niño: Oye niño, ¿cómo te llamas? A lo que
éste le contesta: Huyyyy señora, ya ni sé. Pero, ¿por qué me dices eso niño?,
dice la señora. Y le dice:
Pues verá, en mi casa mi papá me dice Francisco, mi mamá Pancho, mis hermanos
Paco, y mis tíos Kiko, y cuando estornudo todos me dicen, ¡Jesús!, Así que ya
ni sé ni cómo me llamo.
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Estaba un niño con el padre en su casa y de manera ingenua le pregunta: Papi,
papi, ¿Qué queda más lejos la luna o Nueva York? El padre lamentándose de lo
burro que era su hijo, lo llevó a la calle y le señaló el cielo, y le preguntó:
¿Qué ves? La luna papi, la luna. El padre molesto le dice:
¿Entonces qué crees que queda más lejos? ¿Ves a Nueva York por algún lado?
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A Paco lo atropella un autobús, y toda la gente se aglomera alrededor de él. Paco delirando dice: – Inclínenme, inclínenme. Y la gente lo inclinaba, pero él seguía gritando: – Inclínenme, inclínenme. La gente ya no sabía cómo ponerlo, y Paco dice:- Si no hay una clínica, hospitalícenme.
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FRASE DE LA SEMANA
“Jamás en la vida encontraréis ternura mejor y más desinteresada que la de vuestra madre”: Honoré de Balzac