Los pacientes con cáncer enfrentan una alta mortalidad por COVID-19

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Un amplio estudio de pacientes de cáncer con COVID-19 da pistas sobre cómo proteger a esta población vulnerable

BRONX, Nueva York, 1 de mayo de 2020 /PRNewswire-HISPANIC PR WIRE/ — Las personas con cáncer que desarrollan COVID-19 son mucho más propensas a morir de esta infección que aquellas sin cáncer, según los investigadores médicos del Montefiore Health System y el Albert Einstein College of Medicine. El estudio, publicado hoy en la edición en línea de Cancer Discovery, es el más amplio hasta la fecha en evaluar los resultados clínicos de pacientes de cáncer que también han sido infectados con COVID-19.

“Nuestros hallazgos subrayan la necesidad de evitar que los pacientes con cáncer se infecten de COVID-19 y –en caso de que contraigan la enfermedad– de identificar y seguir muy de cerca sus evoluciones para detectar síntomas peligrosos”, comenta Vikas Mehta, MD, MPH, uno de los autores del estudio, Oncólogo Quirúrgico en Montefiore y profesor adjunto de otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello en Einstein. “Esperamos que nuestros hallazgos sirvan para informar a los estados [del país] y comunidades que aún no han sufrido los efectos más graves de la pandemia de la vulnerabilidad tan específica que enfrentan los pacientes de cáncer”.

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En el estudio participaron 218 pacientes con cáncer que dieron positivo de COVID-19, entre el 18 de marzo y el 8 de abril de 2020 en el Montefiore Medical Center del Bronx, Nueva York, una de las regiones de Estados Unidos más afectadas por la pandemia. Un total de 61 pacientes con cáncer murieron por COVID-19, lo que representa una trágica tasa de letalidad del 28%. (La tasa de mortalidad de COVID-19 en los Estados Unidos es del 5.8%, según la Organización Mundial de la Salud).

“Un elemento clave es que la mortalidad parece estar más estrechamente relacionada con la fragilidad, la edad y las comorbilidades que con la terapia activa contra el cáncer”, dice el coautor principal, Balazs Halmos, MD, MS, director del Programa de Oncología Torácica Multidisciplinaria de Montefiore y Profesor de Medicina en Einstein.

“Los datos obtenidos sugieren que no debemos detener las terapias salvadoras contra el cáncer, sino desarrollar estrategias que minimizen el posible contacto con el COVID-19, además de reevaluar las terapias que se aplican a nuestras poblaciones de cáncer más vulnerables”, explicó el coautor principal Amit Verma, MBBS, Director de la División de Hematooncología de Montefiore y Profesor de Medicina y Biología Molecular y del Desarrollo en Einstein.

El período de tiempo en que se trató a estos pacientes fue anterior a la epidemia, cuando las pruebas se realizaban casi exclusivamente a pacientes muy enfermos y sintomáticos que requerían hospitalización. Esto podría explicar la alta tasa de letalidad en la población con cáncer del estudio. Sin embargo, incluso en comparación con las tasas de mortalidad en pacientes sin cáncer en Montefiore y en toda la ciudad de Nueva York durante el mismo período de tiempo, los pacientes con cáncer demostraron un riesgo significativamente mayor de morir por COVID-19.

El grupo de pacientes con COVID-19 y cánceres hematológicos (de sangre), como leucemia y linfoma, presentaron la tasa de mortalidad más alta: 37% (20 de 54 pacientes). Para los pacientes con neoplasias malignas sólidas, la tasa de mortalidad fue del 25% (41 de 164). Se observaron diferencias notables entre los cánceres sólidos específicos: la tasa de mortalidad para pacientes de cáncer de pulmón fue del 55% y en los de cáncer colorrectal fue del 38%, en comparación con las tasas de mortalidad del 14% para el cáncer de seno y del 20% para el cáncer de próstata.

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Se estableció una asociación significativa entre determinadas condiciones subyacentes (edad avanzada, hipertensión y enfermedades cardíaca y pulmonar crónica) y mortalidades elevadas en pacientes de cáncer con COVID-19.

Un análisis detallado de pacientes con cáncer fallecidos por COVID-19 muestra que más de la mitad de estas personas, 37 de 61, estuvieron en lugares con un mayor riesgo de contacto con el COVID-19, como hogares de ancianos, hospitales o departamentos de emergencias, en los 30 días previos a su diagnóstico con COVID-19. Esto fue antes de que se aplicara el distanciamiento social generalizado.

Montefiore ya ha modificado su praxis a raíz de los hallazgos del estudio mediante el uso de telemedicina y el distanciamiento social temprano y agresivo en pacientes con cáncer; además, ha abierto un servicio clínico especializado tanto para pacientes ambulatorios como internos. También ha establecido asesoramiento entre pares bilingües y ha enviado trabajadores sociales y alimentos de reparto a poblaciones en riesgo.

Montefiore puede identificar rápidamente a pacientes con antecedentes conocidos de cáncer que den positivo en el test de COVID-19 mediante datos recopilados diariamente que se relacionan con la base de datos de toda la red de salud. Esto permite que el equipo médico actúe de inmediato para garantizar la atención adecuada a estas personas y el seguimiento de los resultados.