DÉMOSLE UN SENTIDO A LA VIDA DONADA

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(Verse a sí mismo en los demás,

suele ser un buen estímulo

para tomar la orientación y restituir el respeto)

I.-SENTIDO DE FAMILIA

Son muchos los caminos por donde transita la tortura,

y muchos más los cauces por donde van mil sollozos,

deseosos de hallar consuelo en otro corazón andante,

pues la propia savia es un linaje de emociones diarias,

que por muy enérgicas que sean, el amor las dulcifica. 

Lo trascendente es cultivar en familia el verbo amar,

conjugarlo con el alma, esparcirlo con las acciones,

propagarlo sin cesar ni un día y no apagarse tampoco,

pues para avivar el níveo deseo solo hay que querer

hacerlo, hasta el extremo de alcanzar el fin, prendarse.

En el abrazo de los movimientos nadie invade a nadie,

todo es acogerse a la unión y recogerse en la unidad,

se aplanan los pesares y se debilitan las mil angustias,

la de sentirse forastero en un orbe que ha de ser hogar,

donde cada cual es esperado por su análogo y querido.

II.- SENTIDO DE HUMANIDAD

Soy latido que siente, pulso que vive, poema que nace.

La eternidad es nuestra a poco que nos hagamos verso.

Convertidos en la pureza no tendremos pereza por ser,

ese sueño de Dios que nos libera de las mil esclavitudes,

ni esa luz que embellece las venas a nuestra Madre Tierra.

Hay un fondo de humanidad que buscamos y poseemos,

en el amigo que forjamos o en el enemigo que creamos,

es cuestión de despertar a tiempo y encontrarse consigo,

y ver lo que nos desvela el velo de nuestra propia vida,

algo que no es ajeno a lo vivido ni distante con lo soñado.

Tampoco debemos perder la fe en la humanidad que soy,

por muy perversas que sean ciertas actitudes vengativas,

siempre esparciendo las semillas del odio por doquier;

algún día descubrirán que haciendo el mal no se sacian,

y en cambio haciendo el bien, se nutrirán de hermosura.

III.- SENTIDO AL SIN SENTIDO

En nuestra misión hay que poner sentido al sin sentido,

valerse no tiene alcance alguno si uno no se dona antes,

darse tampoco, salvo que uno se posea y sea dueño de sí;

lo que nos asciende es el compromiso con la existencia,

la coherencia entre lo que decimos y hacemos cada día.

Me niego a pronunciar palabras que no tienen significado;

pues no hay gobiernos con alma, mientras adquieran armas;

tampoco hay bienestar, mientras tengamos seres infelices;

las gentes de paz vibran armónicamente en las diferencias,

y los de Estado poseen el ánimo de servir, no de servirse.

Realmente, la vida cobra fundamento y reembolsa gozo,

cuando se hace de ella una aspiración de entrega firme,

una obligación responsable con el don del talento creativo, 

una constancia persistente con ir siempre hacia adelante,

sin rendirse jamás a vivir en la poesía, nunca en el poder.

Por: Víctor CORCOBA HERRERO

corcoba@telefonica.net