En el estado de Indiana, funcionarios de la penitenciaría federal de la ciudad de Terre Haute ejecutaron a Lisa Montgomery en la madrugada del miércoles, a pesar de una serie de órdenes judiciales de último minuto que suspendían temporalmente la ejecución. En última instancia, la Corte Suprema de Estados Unidos se puso del lado de Trump y dictaminó proceder con la ejecución.
Montgomery era la única mujer condenada a la pena de muerte a nivel federal en el país y la primera mujer en ser ejecutada por el Gobierno de Estados Unidos en casi 70 años. Sus abogados argumentaron en repetidas ocasiones que Montgomery tenía problemas graves de salud mental debido a toda una vida de abuso sexual y trauma.
El Gobierno federal también apeló la suspensión de las ejecuciones de Cory Johnson y Dustin Higgs, que estaban programadas para esta semana.
Según testigos, una mujer parada junto a Montgomery durante el proceso de ejecución le quitó la mascarilla a la reclusa y le preguntó si tenía unas últimas palabras. Montgomery respondió “No” y no dijo nada más.
Fue declarada muerta a las 01:31 (06:31 GMT). La abogada de Montgomery, Kelley Henry, dijo que todos los que habían participado en la ejecución “deberían sentir vergüenza”.
“El gobierno no se detuvo ante nada en su empeño por matar a esta mujer herida y delirante”, dijo en un comunicado. “La ejecución de Lisa Montgomery estuvo lejos de la justicia”.
Montgomery, de 52 años, fue ejecutada por el asesinato de Bobbie Jo Stinnett, de 23 años, cuando esta estaba embarazada de ocho meses.
En diciembre de 2004, Montgomery, entonces de 36 años, la estranguló para después sacar al bebé de su útero y secuestrarlo. La madre murió desangrada.
Sus abogados y activistas opositores a la pena de muerte argumentan que la mujer era una enferma mental víctima de abuso, la cual merecía misericordia. Pero muchos otros piensan lo contrario. (Con datos de Democracy Now y BBC)