KENSINGTON, Maryland, PRNewswire-HISPANIC PR WIRE.
William Randall Cone había regresado recientemente de San Francisco con una visión de mundo y un tanto hastiado de la religión cuando aceptó una invitación de su hermano para ayudar a construir el Templo de Washington D.C. en la década de 1970.
Fue entonces cuando, al formar parte de un equipo de trabajo lleno de exmisioneros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, despertó el interés de Cone por la fe de su hermano. “Los obreros de la construcción con los que yo trabajaba eran personas fantásticas”, comentó Cone. “Eran fascinantes. Interesantes. Divertidos. Y siempre fueron sinceros. Quiero decir, ¿quién es siempre así? Fue increíble. Y pensé: ‘¿A quién no le gustaría ser así? ¿Cómo logran ser de esta manera?'”
Cone, quien había explorado a fondo otras religiones, comenzó a leer el Libro del Mormón y a meditar. Tuvo experiencias espirituales que le motivaron a cambiar su vida y unirse a la Iglesia.
Cone señaló que la vida se volvió más difícil después de que se convirtiera en un Santo de los Últimos Días. Sus padres murieron. Su negocio enfrentó dificultades.
“Sin embargo”, agregó, “fui bendecido de forma inconmesurable. Me facilitaron las herramientas, y están aquí [en el Templo de Washington D.C.] para lidiar ética y virtuosamente con todas las circunstancias que este mundo puede presentar”.
Ahora, más de cuatro décadas después, Cone se regocija con otros Santos de los Últimos Días al ver que la casa del Señor que él ayudó a construir se vuelve a abrir después de una importante renovación y un prolongado retraso en la apertura debido a la COVID-19.
CASA ABIERTA Y REDEDICACIÓN DEL TEMPLO
Las personas que participen en la jornada de casa abierta del Templo de Washington D.C. deben entender que los Santos de los Últimos Días consideran que los templos son los espacios más sagrados del mundo. Las ceremonias de cada templo enseñan el propósito de la vida y unen a las familias, el pasado y el presente.
La mera presencia de templos en comunidades de todo el mundo les recuerda a los Santos de los Últimos Días la importancia de tener fe en el Padre común de toda la humanidad, la necesidad de la constante mejora del alma, la posibilidad de desarrollar relaciones familiares que vayan más allá de la muerte y la salvación que solo llega a través de la gracia de Jesucristo.
La jornada de casa abierta del Templo de Washington D.C. comenzará con visitas privadas para personas invitadas del 19 al 27 de abril. El 28 de abril comenzará una actividad de casa abierta que durará varios meses (excepto los domingos). Puede encontrar información sobre entradas para el evento de casa abierta en dctemple.org.
El 13 de agosto se celebrará un devocional juvenil, seguido de la rededicación del templo el 14 de agosto en tres sesiones. El devocional juvenil y la rededicación se transmitirán para todas las congregaciones en el distrito del Templo de Washington D.C.
¿QUÉ SE RENOVÓ?
El templo abrió por primera vez en 1974 y cerró en marzo de 2018 para realizar una importante renovación. Se instalaron sistemas mecánicos, eléctricos y de iluminación de eficiencia energética en toda la estructura de 160.000 pies cuadrados, así como nueva plomería.
Dan Holt, gerente del proyecto de renovación del Templo de Washington D.C., declaró que el objetivo era “devolver al edificio su gloria original” como una estructura moderna de mediados de siglo.
A nivel general predomina un motivo de arco gótico que dirige la mirada hacia el cielo: en altares, alfombras, enchapados de oro y en los vitrales rediseñadas (ahora retroiluminados con luces LED para darles mayor protagonismo) en las zonas este y oeste del templo.
Los colores de las ventanas son cada vez más claros a medida que se acercan a la aguja. Este diseño, según Holt, significa la “luz más brillante que tenemos y el conocimiento que recibimos del evangelio a medida que aprendemos, crecemos y ascendemos para ser más como nuestro Padre Celestial”.
El exterior del templo está compuesto por mármol blanco de Alabama, extraído de Sylacauga, Alabama. Poco después de que se terminara el edificio en 1974, las canteras de Alabama dejaron de producir mármol en losas para venta minorista, lo que impidió encontrar mármol de repuesto del mismo color en el caso de que la Iglesia lo necesitara alguna vez a medida que el templo envejeciera.
Pero en 2016 se reabrió una cantera de mármol que le permitió a la Iglesia comprar la piedra que hacía juego con el exterior del templo. Este mármol, según Holt, tiene un veteado plateado que se vuelve dorado con el tiempo al oxidarse y exponerse al agua y la luz solar. Con el paso del tiempo, el mármol recién instalado se asimilará con el resto de la piedra del templo original.
UN SÍMBOLO DEL FUTURO DE LA IGLESIA
El Templo de Washington D.C. fue el primer templo de la Iglesia construido al este del río Mississippi desde el Templo de Nauvoo más de un siglo antes. La mayoría de los lugares importantes de la historia de la Iglesia, incluidos Palmyra, Kirtland y Nauvoo, se encuentran dentro de los límites originales del distrito del Templo de Washington D.C.
La primera piedra del templo se colocó en 1968 y la construcción comenzó en 1971. Esta casa del Señor fue dedicada en 1974 por el presidente Spencer W. Kimball y se convirtió en el 16.° templo operativo de la fe.
El Templo de Washington D.C. comparte algunas características con el icónico Templo de Salt Lake de la Iglesia: seis agujas y una presencia similar. Esto fue premeditado.
“Tenía la intención de ser así, con la idea de que mientras el Templo de Salt Lake representaba la fundación de la Iglesia, el Templo de Washington, D.C. representaba su futuro internacional”, señaló Holt.
En el momento de la dedicación del templo, su distrito contaba con unas 300.000 personas que vivían en el este de los Estados Unidos, el este del Canadá y el Caribe. Los miembros de la Iglesia de Sudamérica también fueron asignados al templo. Cerca de 20.000 miembros de la Iglesia vivían en la zona de Washington, D.C. Muchos de estos miembros eran personas convertidas, lo que refleja el crecimiento de la Iglesia en el siglo XX. Más de 750,000 personas recorrieron el templo durante la jornada de casa abierta en 1974, incluidos muchos líderes del gobierno nacional.
Ahora que el templo abre sus puertas al público por segunda vez, los Santos de los Últimos Días esperan que los visitantes sientan su sacralidad y encuentren paz y esperanza centradas en Cristo.
“Desde el exterior, todo el mundo ve [el templo] en la circunvalación [de la capital], que por las noches es brillante y hermoso. Pero es aún más hermoso por dentro”, señaló David Oryang, líder local de la Iglesia en el distrito del Templo de Washington D.C. “Los invitamos a todos a asistir a la jornada de casa abierta y sentir el Espíritu aquí”. (Fuente: Church of Jesus Christ of Latter-day Saints)