Un joven dio a conoce un video donde informaba sobre una vivienda prehispánica que habría sido destruida por el volcán Ilopango tras una violenta erupción ocurrida en el año 431 después de Cristo, que destruyó todo lo que estaba a su alrededor.
Sobre la violenta erupción, se dice que el volumen de flujos piroclásticos fue diez veces superior a la registrada a la del Vesubio que arrasó Ponpeya. También se dice que fue más de 50 veces mayor que la del volcán Santa Helena ocurrida en 1980.
La erupción del volcán de Ilopango provocó que las temperaturas globales cayeran alrededor de medio grado después del cataclismo. Luego, el volcán se sumergió y surge el lago de Ilopango, que no es más que una caldera con un espejo de agua de 8 por 11 kilómetros.
Ahora con datos con precisión se explica que la erupción arrasó con todo en un radio de 40 kilómetros a su alrededor, incluso se ha encontrado ceniza conocida como tierra blanca en países de Centro América, y en hielo extraído en Groenlandia, lo que demuestra que fue una erupción muy violenta.
Son muy pocos los que conocen que el lago de Ilopango es un volcán aparentemente pasivo, pero su destrucción sale nuevamente a luz pública al localizarse entre Soyapango y Tonacatepeque una vivienda de lo que puede ser un asentamiento maya que fue arrasado por Ilopango.
Joven descubre la vivienda
Un video dado a conocer por un joven cuyo nombre sigue en el anonimato, alertó a las autoridades del Ministerio de Cultura a declarar la zona de interés cultural y emitir una medida de protección a lo que puede ser un asentamiento prehispánico.
En el video el joven describe los cimientos de una vivienda con escalones, algunos maderos y restos de algunas semillas que él las describe como cacao, sin embargo, tendrán que ser los que estudien el asentamiento los que determinen que tipo de semilla es. Lo más sorprendente son un grupo de mazorcas de maíz que hay en lo que podría ser un tapesco, mismas que están completamente quemadas por los materiales piroclásticos emitidos por el volcán.
En ese sentido, el Ministerio de Cultura dice que los arqueólogos Shione Shibata y Juan Manuel Guerra inspeccionaron el lugar localizado en la quebrada Pacún, un brazo que conecta con el río Las Cañas.
Las autoridades confirman que, en efecto, sí estamos frente a un asentamiento prehispánico que data del periodo Clásico temprano.
Los especialistas han confirmado la presencia de rasgos arqueológicos que han quedado al descubierto tras las tormentas del presente invierno, las cuales lavaron parte del material eruptivo conocido como tierra blanca joven (TBJ), proveniente del volcán de Ilopango, ahora lago de Ilopango, que cubrió el asentamiento que allí se desarrolló.
Confirman asentamiento humano
“Cuando digo ocupación es que hubo un asentamiento humano en la zona: Ahí hubo vida, ahí había viviendas, que es toda la interpretación que está dando lo que se ha encontrado”, explica la directora nacional de Patrimonio Cultural, María Isaura Aráuz y manifiesta que la conservación fue posible gracias a la ceniza eruptiva: “El volcán soterró probablemente un poblado y lo que hemos encontrado son vestigios de posibles viviendas”, dijo.
Las primeras inspecciones en el lugar han permitido identificar material cerámico disperso en toda el área, el cual permite datar de forma preliminar el sitio en el periodo Clásico temprano (400 al 600 d. C.), ya que entre los fragmentos recolectados se ha identificado uno correspondiente al grupo Chilanga, ya estudiado por hallazgos anteriores en el sitio arqueológico Tazumal, Chalchuapa.
De igual manera, se han identificado inicialmente tres plataformas rectangulares construidas con tierra y todo parece indicar que hay más. Eso implicaría que se trataba de un asentamiento y que los vestigios dan pautas para pensar en la vida cotidiana de ese periodo.
Localizan maíz carbonizado
“Estamos hablando de una arqueología doméstica, estamos hablando del pueblo, estamos hablando de la vida cotidiana, de la vida diaria, la vida que hace el campesino actualmente, la vida que tienen nuestras comunidades en el área rural”, detalló la funionaria.
Asimismo, en el lugar se ha encontrado una gran acumulación de maíz carbonizado, el cual fue resguardado en algún tipo de depósito construido de madera (se han encontrado los restos de ese material carbonizado), convirtiéndose en un testimonio de la dieta de los antiguos pobladores.
Al respecto, la directora de Patrimonio detalla: “Están los techos carbonizados, eran paja carbonizada, luego podemos interpretar que sí había vida porque hemos encontrado vestigios de la dieta cotidiana que tenían los habitantes de ese momento”, en referencia a granos de maíz, mazorcas y otras semillas que serán analizadas en próximos estudios arqueobotánicos.
Sin embargo, toda esa riqueza se localiza geográficamente en una zona muy vulnerable debido a la inestabilidad de los taludes de ceniza, que siguen lavándose con las lluvias y pueden dejar expuesto lo que aún se encuentra sepultado del asentamiento, ya que el agua fluye con fuerza a lo largo de la quebrada. “Cuando hay presencia de humedad vienen muchísimos problemas de conservación”, indicó la especialista.
Por ese motivo, Aráuz se refirió a lo que puede ser una ruta preliminar de intervención del sitio: “Las medidas de protección que vamos a tomar son: Primero, vamos a ver cómo se hacen las cubiertas para techarlo y prevenir que tenga esa constante humedad; tenemos que impedir el paso de vehículos y esos movimientos de tierra que se están dando por los camiones que sacan arena del río, y luego hay que tener cuidado de los saqueos”.
Adicionalmente, “además de conservar y preservar lo que ya está descubierto, vamos a trabajar en dimensionar hasta dónde llega el perímetro de lo que podría ser todo el asentamiento prehispánico donde estaría esa reserva arqueológica. Luego, tenemos que hacer una zona de protección y un área de amortiguamiento para que podamos tener delimitado todo lo que simboliza la reserva”, adelantó la funcionaria.
En esa misma línea, como primera acción tras la inspección, el Ministerio de Cultura ha emitido una resolución para declarar el sitio como de interés cultural, la cual conlleva todas las medidas de protección contempladas en la Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural de El Salvador (LEPPCES), y de manera conjunta con la municipalidad ha activado medidas de protección para la custodia y salvaguarda.
“Ya trabajamos con el CNR, ya trabajamos con la municipalidad, ya vamos a hablar con el Ministerio de Medio Ambiente y con otros ministerios para poder hacer una coordinación interinstitucional que nos ayude a levantar la presencia científica de lo que simboliza este nuevo conocimiento para el país”, destacó.
La declaratoria establece los distintos valores encontrados en el sitio: Histórico, de antigüedad, simbólico, científico y social. “Nos está arrojando su modo de vida, su estilo de vivir, su cotidianidad, su forma de comer […] ese valor social es una apropiación del valor social actual: seguimos consumiendo el maíz, seguimos haciendo cubiertas de paja en la arquitectura tradicional salvadoreña”, indicó la funcionaria.
La directora de Patrimonio destaca la importancia del hallazgo, que va arrojar más datos: “Es un hilo conductivo que nos está llevando al pasado en un presente donde estamos uniendo una misma identidad, que es la identidad de los salvadoreños”.
“Esta presencia es invaluable y en el momento que estamos viviendo le da más fortaleza al país, más fortaleza a nosotros como Ministerio de Cultura, porque nos da la oportunidad de continuar haciendo investigación arqueológica, que es una de las prioridades que tiene el ministerio dentro de sus políticas en el área de patrimonio cultural”, puntualizó.