Por medio de su cuenta de Twitter, el ministro de Trabajo Rolando Castro, hizo una serie de señalamientos en contra de los periodistas Douglas Farah y Héctor Silva Ávalos a quienes tildó de mercenarios de la pluma que se venden al mejor postor.
En ese sentido, Castro manifiesta que tanto Farah y Silva Ávalos de las harinas en El Salvador, este último siendo embajador plenipotenciario de Mauricio Funes en Washington, realizó su primer trabajo construyendo el cuento del “narcotráfico”, solo para sacar del mercado a una competidora de las harinas y los dueños fueron investigados por el Gobierno de los Estados Unidos por ser señalados de narcotraficantes internacionales.
“Sin embargo, el gobierno estadounidense en la administración de Barack Obama, el Departamento del Tesoro acepta que se equivocó y envían al país para que se publique. La representante diplomática de ese momento no la hace pública ese día y en complicidad de esta, capturan a las personas fueron consideradas inocentes”, detalla el titular de Trabajo.
Los capturaron, pero no por narcotráfico y se valieron de la figura de lavado de dinero a fin de afectarlos. “Esto es apenas el primer ejemplo evidente que este delincuente de Héctor Silva Ávalos jamás ha sido un periodista, porque su pluma nunca ha sido objetiva ni será”, resalta Rolando Castro.
“Él solo pone precio y construye las historias en favor de quién le ofrece más dinero, él y Douglas Farah encontraron una mejor forma de vivir y es que Douglas es uno de los principales lobista que tienen algunos políticos del partido demócrata en los Estados Unidos y por eso construyeron una agenda para recibir sus mejores pagas, por medio de construir casos imaginados, cargados de calumnias e injurias y llevarlos al Departamento del Tesoro, para ser estigmatizados ante la comunidad internacional”, insistió Castro.
Sobre la actuación de Douglas Farah y Héctor Silva Ávalos, dijo que ambos se “venden como periodistas e investigadores, pero no son más que unos charlatanes y delincuentes que ensucian la imagen de la gente a cambio del pago. Son mercenarios que se hacen pasar por periodistas”.
“Héctor Silva Ávalos debe recordar las negociaciones que hizo con empresarios canadienses que la policía de ese país los consideró como una mafia, los sobresueldos que tuvo por medio de la partida secreta, que nunca declaró a probidad como embajador, la compra de caballos de raza fina y cómo creó la revista FACTUM”, concluyó Rolando Castro.