Cuidado con los falsos empoderamientos

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Por: Carol Guzmán*

  Como que se ha puesto de moda hablar de “Empoderamiento” y usamos esa palabra para vender o simplemente llamar la atención. Pero realmente ¿conocemos su origen o para qué fue creada?

  La palabra “Empoderamiento” es una traducción literal del término inglés “Empowerment” y significa “ganar poder”, fortalecerse personalmente y lograr una posición en los ámbitos social, económico y político.

  La estrategia del “empoderamiento de las mujeres” fue introducida en la III Conferencia Mundial sobre la mujer de las Naciones Unidas en 1985, y logró mayor desarrollo en la IV Conferencia de de la mujer en 1995.

  El empoderamiento se puede definir como el aumento de la autoridad y poder de la persona sobre los recursos y las decisiones que afectan su vida. Este es un proceso de toma de conciencia personal y colectiva de las mujeres, que les permite aumentar su participación en los procesos de toma de decisiones y de acceso al ejercicio de poder y la capacidad de incidir en el medio donde se desarrolla.

  Dada la complejidad y los alcances del proceso, se plantea que el empoderamiento está conformado por 5 niveles o fases (UNICEF, 1998): Bienestar, acceso, concientización, participación y control.

  El bienestar hace referencia a contar con las condiciones materiales mínimas para la subsistencia humana, (suele incluirse salud, nutrición y seguridad social).

  Por su parte, el acceso se circunscribe al empleo, a las facultades legales que proporcionan a las mujeres la disponibilidad de recursos y la formación necesaria para emplearse.

  El tercer nivel, implica la toma de conciencia sobre su subordinación y el aumento de la confianza en sí misma.

  Luego el empoderamiento pasa por participar activamente en esos procesos de cambios personales, familiares y sociales, para encontrarse en la posibilidad de decidir sobre sus recursos, sus vidas e incidir en su entorno, esto es el control.

  A manera de ejemplo: el poder conquistado por las mujeres con el acceso a recursos, produce una mayor conciencia de su condición y posición; dicha conciencia fomenta niveles más altos de participación en la toma de decisiones y con ello se amplía el control sobre los recursos, así como el bienestar material y acceso a los mismos de ellas, sus familias y comunidades.

  Este proceso de cambio, lleva a las mujeres a la autonomía en la toma de decisiones y ejercer el control de su vida, todo ello acompañado por el libre acceso a la información, a la participación en todos los ámbitos. Las mujeres al desarrollar sus capacidades, adquieren nuevas responsabilidades y aumentan su acceso al poder, que va transformando las relaciones de poder entre los géneros.

  Las mujeres al empoderarse de su vida, tienen mayores y mejores oportunidades y una participación activa en el desarrollo de las comunidades. Y este proceso estrecha las brechas entre hombres y mujeres, facilitando el camino a la igualdad.

*Abogada y Notaria salvadoreña, Master en Relaciones Internacionales, Postgrado en Ciencias Políticas y Económicas; con estudios en Propiedad Intelectual, Auditor Gubernamental, Feminista, especialista en Derechos de la mujer y Violencia de Género.