Porque me tuvo por fiel poniéndome en el ministerio

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(1 TIMOTEO 1:12)

POR: REV. JULIO RUIZ

SE DICE QUE ALGUNOS HUESOS DE UNO DE LOS DEDOS DE BUDA FUERON ENVIADOS COMO REGALO AL EMPERADOR DE CHINA DURANTE LA DINASTÍA TANG. MÁS TARDE FUERON OLVIDADOS Y LUEGO ENCONTRADOS EN 1981.EL HALLAZGO FUE UNA SENSACIÓN PARA LOS BUDISTAS DE TODAS PARTES, Y AHORA MUCHOS BUDISTAS VISITAN LOS HUESOS.

CELEBRACIÓN DE LOS 50 AÑOS DEL MINISTERIO

  Tomo prestado estas palabras de Pablo porque ellas son para todo el que ha sido llamado, el más humilde y sincero reconocimiento a Dios como el responsable de este privilegio en la vida. Las tomo para mí en estos 50 años de llamamiento, porque fue exactamente a los 18 años, en la Primera Iglesia de Maracaibo, Venezuela, cuando el Señor me llamó para ser pastor, y allí comenzó la historia de este de este sagrado ministerio.

  Pablo comenzó su texto con las palabras “doy gracias al que me fortaleció”, porque a la hora de hacer un recorrido de este llamado divino, la palabra “gratitud” es la que más ha llenado la agenda en estas cinco décadas de ministerio pastoral. No podía haber otra palabra, sino esta.

  Mi primera gratitud se traslada a 68 años atrás, porque allí comenzó el milagro de la vida. Nací siendo gemelo (twints), aunque mi compañero de viaje murió a los días de nacido.  La casa, mis padres y el ambiente donde nací, y crecí, fue marcado por una visible pobreza, reflejada en una casa hecha con techo de palma, y paredes de bambú; sin embargo, no me avergüenzo de mis orígenes, porque eso me enseñó amar y valorar lo que Dios me dio después.

  Mis padres fueron dos campesinos, sin ninguna instrucción académica, pero de ellos aprendí (en esa “escuela de la vida”) el deber, el respeto y el compromiso.  Crecí en un pueblo llamado San Nicolás, cuna del llano venezolano, y con una de las más exuberantes tierras reconocidas como las mejores del país, por ser buenas para las siembras de todo tipo de semillas, y a la ganadería, contribuyendo con eso al llamado estado “granero de Venezuela” como lo es Portuguesa.

  El próximo año, el evangelio cumplirá 100 años de haber llegado a ese pueblo, siendo la iglesia Bautista Enmanuel parte de esa historia, donde también nací espiritualmente cuando contaba con l9 años en una escuela bíblica de vacaciones.

A LOS 16 AÑOS ENTREGUÉ MI CORAZÓN A CRISTO

  Pero fue a los 16 cuando le entregué mi corazón a Cristo, entendiendo desde ese momento la necesidad un Salvador para mi vida. Ese mismo año me bauticé, y sorprendentemente a los 18 años, fui llamado al ministerio. Y cuando hablo que fue “sorpresivamente”, es porque jamás pensé ser pastor. De esos 18 hasta ahora son 50 años.

  A esa edad comenzó la historia de estas “bodas de oro ministeriales”, siendo esto la otra etapa de mi gratitud al Señor, porque con tan solo una semana para irme al seminario, y teniendo en contra a mi familia y muchas amistades, comencé la aventura de mis estudios teológicos en el año 1975 en el Seminario Teológico Bautista de Venezuela, nuestra “Alma Mater” para luego graduarme en el año 1979. Pero ese mismo año comenzó otra etapa en vida, porque el 2 de junio de esa fecha me estaría casando con mi amada esposa, la hermana Carmen Almera.

  Haber conocido a mi esposa durante mi estancia en el seminario, y luego casarnos con apenas unas semanas después de mi graduación, fue, después del llamado al ministerio, lo más transcendente en mi vida. A manera de bromas digo que tuve varias admiradoras, antes de conocer a mi amada Carmen, pero de todas ellas me libró el Señor. Dios sabía por qué me dio como compañera a esa mujer virtuosa de acuerdo con lo revelado en Proverbios 31:10-31.

44 AÑOS DE CASADO

  Después de 44 años de casado, siendo el pastor Francisco Aular (nuestro invitado para esta ocasión, quien además ha sido mi mentor desde Venezuela, Canadá y hasta acá), he comprobado que, sin una mujer como mi esposa Carmen, habría sido imposible celebrar esta fecha.

  Ella ha sido la madre de mis tres preciosas hijas: Laura, Oly y Sara, y la abuela de nuestros cuatro nietos: Isabella, Luna, Israel y Benjamín. Delante del Señor y ustedes, le expreso a mi amada esposa mi profundad gratitud porque “quien halla esposa, halla el bien”, y eso fue lo que conseguí con ella.

MINISTERIOS

  Y en esa lista de gratitud aparecen los ministerios donde el Señor me ha permitido transitar en estos 50 años. Entre el año (1976-1977) comencé siendo pastor de jóvenes de la PIB de Barquisimeto, Venezuela, después en 1979 y 1980 trabajé como coordinador del Dpto. de evangelización de la Convención Nacional Bautista de Venezuela, junto con el pastor Aular. 

  En Venezuela tuve dos pastorados formales en las siguientes fechas: Ebenezer de Catia, Caracas, 1980- 1988. Primera Iglesia Bautista de Maracaibo, 1988-1996, mientras esperé en la ciudad de San Cristóbal (donde ayudé a consolidar allí la obra) para irnos al Canadá.

  A nivel internacional, desde el año 1997 hasta el 2006, fui pastor en Vancouver, Canadá con la Royal Height Baptist Church. En ese mismo tiempo presidí la confraternidad de pastores evangélicos de Vancouver y también tuve el privilegio de ser el 2 vicepresidente de la Canadian Southern  Baptist Convention.

   De allí fui llamado para pastorear aquí en los EE. UU., en la Columbia Baptist Church, la iglesia bautista hispana, desde 2006 hasta el 2015. Y después de esa fecha hasta hoy, soy pastor de ustedes, la muy amada Iglesia Bautista Ambiente de Gracia.

  Paralelo a estos pastorados el Señor me dio la bendición de ser presidente de los jóvenes de nuestra convención por unos 4 años, 2 años presidente de los pastores, y luego llegué ser presidente de la Convención Nacional por 3 años. De igual manera, tuve el privilegio de ser profesor del seminario donde me gradué, mientras ejercía el pastorado en la ciudad de Caracas.

TRES LIBROS Y UNO EN CAMINO

  Cerrando estos privilegios, inmerecidos, debo reconocer que el Señor me ha dado la bendición de escribir, lo cual hago con mucha pasión, y de cuyo esfuerzo han salido tres libros, y otro que saldrá el próximo año. Esto lo cuento no para mi gloria, sino para la de Dios, poniendo a sus pies todas estas experiencias ministeriales, porque no soy digno de ninguna de ellas.

  Pablo se refirió en el texto a Cristo como “nuestro Señor”, porque cuando el miró al pasado reconoció que a pesar de haber sido un perseguidor de la iglesia, el Señor tuvo misericordia de él perdonando sus pecados, y llamándolo al santo ministerio. Y es a Cristo, como mi Señor, a quien finalmente le doy mi tributo, adoración y reconocimiento, porque también “me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio”.

  Gracias amada iglesia por esta celebración. Gracias a mi amada familia por acompañarme en esta fecha especial. Gracias pastor Francisco y Mary por seguir viéndonos después de 50 años. Pero, sobre todo, gracias a mi Señor, porque sin Él no habría sido posible haber llegado hasta acá.

HEMOS HONRADO AL SEÑOR

  He aquí mis palabras finales. Amada iglesia, ustedes son testigos hoy de este acto con el cual hemos honrado al Señor. La única intención de haber celebrado esto no ha sido para reconocer mis pocos méritos en esto, pues no creo tenerlos ni merecerlos, porque mi propósito con esto siempre fue y será que honremos al Señor, pero si deseo decirles lo siguiente.

  Me estoy comprometiendo hoy a seguir trabajando para el Señor hasta el último día de mi vida. Los años que él me permita estar con ustedes los quiero invertir trabando en guiar a la iglesia en una vida más profunda en la oración, evangelización y discipulado. No sabemos cuándo vendrá el Señor, pero hoy hacemos un compromiso de dedicarnos a él, en total consagración, en el fiel cumplimiento de la Gran Comisión, a través de nuestra fidelidad a él y a su iglesia.

 … y exclamar, finalmente como Pablo mismo en este capítulo, con su más excelsa doxología, por haberlo llamado al ministerio, digo: “Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén” (I Timoteo 1:17). 1Julio Ruiz es pastor de la Iglesia Bautista, Ambiente de Gracia, ubicada en la 5424 Ox Rd. Fairfax Station, VA 22039 Tel. 571-251-6590 (pastorjulioruiz55@gmail.com