Cuidado con el positivismo tóxico

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Por: Carol Guzmán

  Nuevo año, nuevos propósitos, y uno de los más comunes es “volvernos” una persona más positiva, sin embargo, sino tenemos cuidado podemos caer en el conocido “positivismo toxico”, recordemos que la vida está llena de altos y bajos, momentos buenos y malos; y todo esto es necesario para crecer, aprender y seguir bailando esta aventura a la que llamamos vida.

  Aunque sabemos que nutrir nuestra mente y mantener un estado optimista es importante para un vivir plenas, la vida no siempre es ni será positiva, y las emociones y estados difíciles también son necesarios para el crecimiento y desarrollo humano.

  Cuando hablamos de positivismo tóxico nos referimos a una generalización del pensamiento positivo, que tiende a negar la realidad y las situaciones que se experimentan en el presente, tratando de mantener una actitud positiva a toda costa e incluso adornando las situaciones, tratando siempre de encontrar la cara amable de lo que está sucediendo.

¿CÓMO PUEDES SABER SI TIENDES A CAER EN EL POSITIVISMO TÓXICO?

-Ignoras los problemas pensando que, si los dejas quietos, estos desaparecerán.

-Sientes culpa por experimentar emociones como tristeza, rabia o decepción.

-Procuras ocuparte y distraerte cuando experimentas alguna emoción difícil.

-Ocultas tus emociones y siempre dices frases como: “todo va a estar bien”.

-Minimizas las emociones de alguien más cuando este afronta alguna dificultad.

-Necesitamos emociones difíciles y momentos retadores para poder experimentar la totalidad de la vida, y esto no quiere decir que vamos a asumir un rol pasivo o de víctimas, en torno a los acontecimientos, sino que podemos aprender a afrontarlos de una manera más humana y saludable.

¿QUÉ PUEDES HACER PARA NUTRIR UN ESTADO POSITIVO SALUDABLE?

  Darte permiso de sentir todas las emociones sin etiquetarlas como buenas o malas, para ello puedes meditar hacer arte terapéutico o escribir.

  Párate a preguntarte una vez al día: ¿Cómo estoy en este momento realmente? Darles un nombre a nuestras emociones es uno de los pasos más importantes para poder aceptarlas y gestionarlas de una manera saludable.

  Escribe y reflexiona sobre tus emociones. ¿Qué generó esta emoción en mí? ¿Cómo se siente esta emoción en mi cuerpo? ¿Me está informando sobre alguna necesidad insatisfecha? Estas son algunas de las preguntas que nos pueden guiar en este ejercicio.

  Identifica las sensaciones corporales que acompañan las emociones que sientes.

  Aprende a escucharte profundamente y desde la empatía, no solo a ti misma, sino también a los demás.

  Recordemos “Priorizar la felicidad en nuestra vida consiste también en no olvidar que una vida feliz traerá consigo pruebas, tristezas y dolor; que habrá momentos en que la infelicidad es también bienvenida y no debemos cerrar la puerta a ninguna emoción”

BANDERITAS ROJAS A TOMAR EN CUENTA:

  Niegan o minimizan las emociones negativas: las personas con positivismo tóxico pueden sentir que deben ser felices todo el tiempo y niegan o minimizan sus emociones negativas, lo que puede llevar a la represión emocional y al empeoramiento de la salud mental.

  Ignorar las desigualdades sistemáticas: El positivismo tóxico puede hacer creer que todas las personas tienen las mismas oportunidades y que solo se necesita pensar positivamente para alcanzar el éxito, ignorando a algunas personas que viven diferentes realidades y condiciones sociales y económicas.

  No reconocer los límites personales: Las personas con positivismo tóxico pueden creer que pueden hacer todo lo que se proponen y que solo necesitan pensar positivamente para superar cualquier obstáculo lo que puede llevar a la sobrecarga y el agotamiento emocional y físico.

  Sienten vergüenza por tener emociones negativas: Las personas con positivismo tóxico pueden sentir vergüenza por tener emociones negativas y creer que eso las hace débiles. lo que puede llevar a sentimientos de culpa.