El odio y el miedo tienen relación

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 MOTIVACION

Por María José Bendaña

   Psicólogos famosos dicen que para comprender y controlar el odio, hay que entender y controlar el miedo, lo cierto es que el odio no es una razón justificable desde el punto de vista racional porque atenta contra la posibilidad de diálogo y convivencia.

Hoy en día vemos como la gente expresa con tanta facilidad la palabra odio: odian una determinada religión, organización, grupo social, raza, o preferencia; en fin, odian a todo lo que les rodea y bien es sabido nadie está exento de sentir más de una vez en la vida este mal sentimiento. Lastimosamente, hoy en día se está volviendo como un hábito en las personas y las está transformando en seres oscuros y llenos de rencor lo que está ocasionando solo daño a otras personas.

 

Muchos estudios coinciden que la gente odia porque se siente insegura, la persona más apta para odiar es la que abriga sentimientos de inferioridad, frustración, ansiedad,  atemorización y falta de tolerancia. Algunos estarán de acuerdo conmigo que la gente que odia anda con los puños apretados, están constantemente a la defensiva, y apenas  se les puede hablar porque reaccionan violentamente. En la mayoría de los casos, esto se da porque estas personas han estado expuestos a odio desde su niñez, han crecido acondicionados para odiar o imitar las reacciones de odio de sus padres.

 

La gente odia porque se ha sentido privada de muchas cosas y quizás continúan privadas de lo que quieren, del amor que necesitan, o sostienen la triste creencia que para sobrevivir deben odiar;  y estas convicciones aumentan cuando otros les dicen que viven en un mundo donde para subsistir se deben comer los unos a los otros, que para brillar hay que odiar y luchar como sea contra los demás.

 

Lo cierto es que el mundo actual está presentando en sus diferentes ámbitos a los seres humanos en este estado, preocupante se diría ya que es uno de los estados más nocivos y limitantes para el bienestar y para el logro de valiosos objetivos en los seres humanos, por lo que se debe poner un alerta a esta situación. Debemos intentar combatir el odio con aprecio, consideración y respeto a los demás,  pero sobre todo con mucha más tolerancia entre nosotros. Es necesario tratar de entender que siempre ha habido y habrá diferentes puntos de vista, que a ciencia cierta nadie sabe quien tiene la verdad absoluta, que siempre habrán diferencias, que al final esto es lo que hace que veamos la película de la vida en diferentes colores.

 

Si una espina hiere, uno se puede alejar pero no hay porque aborrecerla. Hay que utilizar la fuerza que el odio genera en dar nacimiento a algo, ideas nuevas, luchas en común que beneficien a los demás, a cosas positivas en general. Quien vive odiando está más cerca de la venganza que de la justicia. Si el ser humano no lucha contra ello,  seguirá teniendo miedo a todo y a los demás. Pero sobre todo miedo así mismo y consumiendo cada día ese veneno mortífero del odio.