DEPORTES
Marcó dos goles y tomó la palabra también fuera del campo. No estaba previsto que ningún jugador del Real Madrid hiciera declaraciones tras el partido contra el Deportivo en el Trofeo Teresa Herrera, ni siquiera que hablara el entrenador Carlo Ancelotti, pero Ricardo Izecson dos Santos Leite, Kaká, entendió que justo ese era el momento y el lugar indicado para expresar un deseo del que, según aseguró, ya tienen conocimiento en el club: “Me quiero ir y es el momento adecuado para hacerlo de forma amigable. Espero que me den facilidades para hacerlo”, espetó en un andén del estadio de Riazor, mientras sus compañeros aguardaban en el autobús la partida hacia el aeropuerto para regresar a Madrid.
A los 31 años y después de cuatro irrelevantes campañas en el Real Madrid, Kaká no se ve siquiera en condiciones de volver a seducir a Ancelotti, el técnico con el que vivió su cima en el Milán, el mismo con el que se coronó como el mejor futbolista del planeta en 2007 y se convirtió en la pieza más codiciada por el madridismo, que exigió su contratación primero a Ramón Calderón y después a Florentino Pérez. En el inicio de su segunda etapa como presidente blanco, el mandatario desembolsó 65 millones para contratar al brasileño. “Soy optimista de que este año con Ancelotti, que le conoce perfectamente, podamos ver a ese Kaká mágico que emocionó a todos los aficionados y por lo que nosotros le fichamos”, llegó a decir este verano Pérez.
Seis años después de su cénit futbolístico, Kaká es un jugador devaluado que, con la irrupción de Isco, la más que posible continuidad de Di María, la seguridad de que Özil seguirá y la casi segura llegada de Bale no atisba espacio para disfrutar de continuidad en un once al que también oposita Modric. El Madrid semeja no precisar de sus servicios para cubrir la cuota de fantasía en la mediapunta. “Las cosas están difíciles para mí porque ahora hay menos espacio, así que es hora de tener más continuidad. Espero que se pueda llegar a un acuerdo”, explicó. (Con datos de El País)