MUERTE Y DESTRUCCION
Unos 34 muertos se han contabilizado por los últimos tornados en el oeste medio y el sur de Estados Unidos. Las tormentas causaron muertes en Mississippi, Tennessee, Alabama, Iowa, Oklahoma y el estado que más sufrió, Arkansas. El Presidente Obama ha declarado Arkansas como zona de desastre. Más de 200 personas resultaron heridas y más de 2.000 viviendas fueron dañadas o destruidas.
Hace una semana se hablaba de que el de este año estaba siendo el inicio más tranquilo de la temporada de tornados desde 1915 porque la virulencia de las espirales de viento aún no se había cobrado ninguna víctima mortal. Pero desde el domingo 27 de abril este balance positivo ha desaparecido por completo y se ha ensombrecido del todo.
En los últimos tres días, docenas de tornados han azotado seis estados del sur de Estados Unidos, arrasando todo lo que encontraran a su paso y causando al menos 31 muertos y centenares de heridos, según el último registro de las autoridades. Se trata de una cifra elevada si se tiene en cuenta que de promedio los tornados se cobran 60 víctimas mortales al año en EE UU, aunque también hay años especialmente devastadores, como 2011 cuando se registraron 553 muertes, más de una cuarta parte en un solo tornado en el estado de Misuri.
Los estados más afectados por la serie de tornados de los últimos días han sido Arkansas y Mississippi, donde han fallecido 24 personas y se han contabilizado más de 200 heridos. También se han contabilizado víctimas mortales en Oklahoma, Iowa, Alabama y Tennessee. Durante este martes el riesgo meteorológico se ha desplazado desde el centro hacia el sureste de EE UU. Se han desatado intensas tormentas en áreas de Alabama, Georgia y Florida, que se han quedado sin electricidad; y, según las autoridades, es posible que una nueva serie de tornados azote la zona fronteriza entre los estados de Alabama y Georgia.
Las tristes imágenes habituales que dejan este tipo de sucesos se han repetido. Los tornados mortales de los últimos días no solo han dejado a su paso escenarios de absoluta devastación sino que el infortunio se ha cernido especialmente sobre algunas poblaciones. Raramente una misma localidad es golpeada con igual ferocidad por un tornado, pero este ha sido el caso de Vilonia, en Arkansas, que hace tres años ya sufrió un tornado que arrasó buena parte de este pueblo de menos de 4.000 habitantes.
En otras zonas, la brutal fuerza del viento aplastó en cuestión de pocos segundos gasolineras, convirtió literalmente en pedazos centenares de casas, torció torres de electricidad y árboles como si fueran de plastilina, y desplazó por los aires a camiones de mercancía y vehículos, convertidos ahora en infinitas masas de chatarra. También se repiten los testimonios de ciudadanos que cuentan las proezas que les permitieron salir indemnes de los tornados, los que están desolados por el fallecimiento de seres queridos o los que, pese a haberlo perdido casi todo, celebran encontrar entre los restos de sus casas algunas valiosas y simbólicas pertenencias.
Tras el paso de los tornados, el gran drama y el mayor reto es el de la reconstrucción. Desde su gira asiática, el presidente de EE UU, Barack Obama, habló el lunes por teléfono con el gobernador de Arkansas, Mike Beebe, para conocer con detalle los hechos, manifestarle sus condolencias y garantizarle el apoyo del Gobierno federal en la reconstrucción.
Y mientras estados como Arkansas hacen balance del escenario de devastación, otros se preparan para lo peor. “Estamos preparados ahora, y estaremos listo para la recuperación si, Dios no lo impide, sufrimos un tornado o una inundación”, dijo el gobernador de Georgia, Nathan Deal, que el lunes por la noche declaró el estado de emergencia. (Con datos de El Mundo)