EL SALVADOR
Condenan al sacerdote español acusado de tener vínculos con las maras de El Salvador
El sacerdote español Antonio Rodríguez Tercero, conocido como Padre Toño, fue liberado por el juzgado especializado de la ciudad de Santa Ana, donde fue juzgado por tener nexos con las pandillas criminales o maras, aunque el mismo tribunal lo sentenció a dos años y medio de libertad condicional
El sacerdote fue acusado de los delitos de asociaciones ilícitas, tráfico de ilícitos a centros penales y tráfico de influencias. En la audiencia de este viernes el sacerdote aceptó haber introducido objetos ilícitos a las cárceles y debido a su confesión se le disminuyó la pena de cárcel con medidas sustitutivas.
El juez estableció que cura Rodríguez no podrá ingresar a centros penales ni a bartolinas policiales en El Salvador. Además, tiene prohibido relacionarse con personas pertenecientes a maras o pandillas.
No obstante, el juez determinó que el padre podrá gozar de libertad migratoria, es decir, puede viajar sin restricciones. Asimismo le confirió “criterio de oportunidad” y sobreseimiento definitivo por el delito de asociaciones ilícitas, conforme a petición del representativo fiscal.
Al salir del juzgado, el sacerdote se declaró como un hombre “inocente” e informó que se dedicará a “descansar, leer y pensar”, además de dedicarle tiempo a su familia, algo que no hace desde hace casi 15 años, tiempo que lleva radicado en el país.
El padre Toño es director del Servicio Social Pasionista que se encarga de ayudar a la prevención de la violencia y a la reinserción de jóvenes pandilleros. Debido a su trabajo logró comunicación con importantes líderes de pandillas, principalmente del Barrio 18, de la facción sureños.
Durante la audiencia especial en el juzgado especializado, la Fiscalía mostró evidencia que vinculaba al padre Toño con la introducción de teléfonos celulares en marzo y mayo de este año, a los centros penales de las ciudades de Izalco y Cojutepeque, los cuales domina la pandilla Barrio 18.
Algunos líderes que se vieron beneficiados con la introducción de estos ilícitos son Carlos Barahona (Chino Tres Colas) y Carlos Mojica Lechuga (Viejo Lin), aseveró el Ministerio Público.
En su confesión ante el juzgado, El sacerdote argumentó que introdujo los celulares para que los líderes de la pandilla se comunicaran con su membrecía en situación de libertad y les ordenaran detener los asesinatos en localidades específicas, como parte de su labor en apoyo a la tregua entre pandillas.
No obstante el fiscal del caso, Álvaro Rodríguez, sostuvo que en base a una investigación criminológica, se descubrió que los celulares introducidos por Rodríguez fueron usados para ordenar extorsiones.
El fiscal Rodríguez agregó que el sacerdote aprovechó su calidad de “gestor de paz”, conferida por el entonces ministro de Seguridad, Ricardo Perdomo, para la introducción de celulares sin mayor inspección por parte de los custodios.
La defensa de Rodríguez presentó recursos ante instancias internacionales como Amnistía Internacional y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para que ordenara al Estado salvadoreño garantizar los derechos del párroco. Sin embargo la abogada del Padre Toño, Berta Deleón, mencionó que dichas entidades no atendieron sus llamados.
En las afueras del juzgado, medio centenar de simpatizantes del padre Toño se concentraron para rezar el rosario y cantar alabanzas en apoyo a religioso, así como gritar consignas contra el fiscal General Luis Martínez. Cuando Rodríguez abandonó la sede judicial al interior de una patrulla, la congregación estalló en júbilo e intentaron tocarlo, algo que la escolta policial se los impidió.
El padre Toño, con un rostro aliviado y sonriente, además de haberse despojado de su tradicional bigote, aprobó las muestras de cariño mientras se alejaba del bólido policial en medio de los cantos: “¡Antonio, amigo, el pueblo está contigo!” (Fuente: Contrapunto)