Los autos eléctricos y el petróleo

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La irrupción de los autos eléctricos podría reducir hasta un 40% las importaciones de petróleo en un país como el Reino Unido, con 65 millones de habitantes y 30 millones de vehículos motorizados, según el estudio comisionado por la Fundación Europea del Clima http://europeanclimate.org/ y realizado por la consultoría Cambridge Econometrics.

El informe ‘Fuelling Britains Future’ concluye que la transición al coche eléctrico de aquí al 2030 podría suponer un ahorro medio para los conductores de 1.000 libras al año (1.400 euros) y una reducción de las emisiones de CO2 en torno al 47%.

La calidad del aire en la ciudades, por el descenso en las emisiones de dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión, mejoraría también ostensiblemente y contribuiría disminuir la “factura” por las enfermedades respiratorias en torno a 1.400 millones euros anuales.

Los cálculos realizados por Cambridge Econometrics parten, eso sí, de la premisa de que “una parte sustancial de la electricidad necesaria para alimentar el parque móvil provendría de energías renovables”. El informe concluye sin embargo que haría falta un crecimiento exponencial de las inversiones en infraestructura y de las estaciones de recarga, para combatir la “ansiedad del corto alcance” que el coche eléctrico provoca aún entre los conductores.

Según una reciente encuesta de la Asociación del Automóvil (AA), el 71% de los conductores británicos piensan cambiar de coche en los próximos cinco años: un tercio se inclina aún por el coche de gasolina, una cuarta parte prefiere el motor Diesel, el 5% se cambiará a un híbrido y tan sólo el 1% a un eléctrico. El mismo sondeo detecta sin embargo que el 84% de los automovilistas tendrán en cuenta el ahorro de combustible y el 55% las bajas emisiones a la hora de cambiar de coche.

“Veremos una transición en los próximos cinco o diez años, pero no va a haber un cambio repentino al coche eléctrico hasta que no se disipen las preocupaciones de los consumidores y no se aprecie una verdadera inversión en infraestructuras”, vaticina Philip Summerton, uno de los autores del estudio. (Fuente: El Mundo)
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