EE.UU. INMIGRACION
Destituyen a senador de Arizona autor de la Ley antiinmigrante SB 1070
“La destitución del senador estatal republicano de Arizona y presidente del Senado, Russell Pearce, autor de la antiinmigrante SB 1070, no debe caer en los oídos sordos de quienes creen que pueden seguir promoviendo políticas migratorias extremistas que no sólo atentan contra los derechos civiles e individuales, sino finalmente contra frágiles economías estatales en momentos de crisis”: Maribel Hustin ejecutiva de America’s Voice
Si la famosa SB 1070, la ley “de mostrar papeles” en Arizona, contagió a muchos otros estados del país e incluso permeó la discusión nacional sobre inmigración en la campaña presidencial, la sorprendente destitución de su arquitecto, tras un esfuerzo comunitario, podría tener también un efecto similar.
El presidente del Senado de Arizona, Russell Pearce, hasta hace pocos meses un político que parecía invencible con un tema aparentemente incuestionable, enfrentó una reacción amplia y no partidaria que englobó a demócratas, republicanos, independientes, mormones, empresarios y activistas, que hablaron más fuerte que sus defensores en las urnas electorales del martes.
“Más que todo, esta fue una derrota para Pearce y para quienes pretenden basar toda su administración pública en la legislación extremista antiinmigrante”, apuntó Elena Lacayo, del Consejo Nacional de la Raza (NCLR). “Esta ley tuvo consecuencias negativas para el estado, en un momento en que además hay una crisis económica. Esperamos que otros estados aprendan también la lección”.
Pearce ha sido en Arizona una figura divisiva, pero no es el único político estatal o nacional que ha tomado la bandera de las medidas extremas antiinmigrantes. En estados como Oklahoma, Alabama, Georgia o Carolina del Norte, políticos locales han tomado esa bandera para promoverse políticamente, aun cuando sus estados también han tenido consecuencias económicas negativas tras la aprobación de dichas leyes.
“Pearce le hizo mucho daño a su gente de Arizona, ya que descuidó las verdaderas necesidades, que son trabajos, salud y no ataques antiinmigrantes”, dijo Eliseo Medina, secretario-tesorero del Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicios (SEIU).
Camino extremista e irrespetuoso
Medina indicó que su destitución tiene un significado que trasciende Arizona, “para otros políticos y para candidatos, incluso los presidenciales, que los estadounidenses quieren soluciones y que aquellos que tomen un camino extremista, irrespetuoso, tendrán una carrera política limitada”, dijo Medina.
La destitución de Pearce no fue un asunto partidario: en un distrito republicano de Mesa, Arizona, el político de fe mormona fue sustituido por otro republicano mormón, pero que prometió enfocarse más en soluciones a los problemas del estado y menos en su promoción política por medio de temas divisivos.
Frank Sharry, líder de la organización cabildera America’s Voice, dijo que la de Pearce fue una derrota el extremismo. “Pearce ganó sus dos elecciones anteriores fácilmente, una en 2008 y otra en 2010, esta es la primera vez que pierde en 17 candidaturas y tiene mucho que ver con el cansancio de mucha gente, incluyendo republicanos, independientes y demócratas razonables”.
Algunos analistas también mencionaron el papel que los latinos tuvieron en la destitución de Pearce, no solo en el voto sino más de 300 voluntarios, principalmente jóvenes y muchos latinos, que tocaron miles de puertas y ayudaron a movilizar la oposición al senador.
“Creo que esto fue como un milagro, pero también muy razonable porque lo que realmente queremos no es que se divida a nuestras comunidades, sino poder vivir en paz, criar a nuestros familias y tener un trabajo”, dijo Petra Falcón, de Promise Arizona in Action.
Algunos observadores indicaron que los precandidatos republicanos, que hasta ahora han utilizado retórica similar a la que se ha escuchado en Arizona, sin ofrecer una propuesta pragmática sobre el tema migratorio, deberían “poner sus barbas en remojo” y cambiar su táctica de campaña, puesto que arriesgan no solo el perder el voto latino sino el de los moderados. (Fuente: Pilar Marrero, La Opinión)