Lexus LC 500, el Maserati japones

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AUTOS

Por: Roger Rivero

  “Revancha”, una palabra que en algunas de sus acepciones no es precisamente amigable, pero necesitaba utilizarla. Necesitaba desquitarme la amargura de haber tenido estacionando en mi casa un súper auto de más de $100,000 dólares, y verlo la mayor parte del tiempo cubierto de hielo. Ocurrió en noviembre del 2017, cuando el flamante Lexus LC 500 me fue asignado para reseñar.

  Un año y medio después vuelvo a tener al LC 500, ahora en pleno verano. Estación ideal para poner esta maravilla de auto a rugir en carreteras torcidas. Ideal también para pasear despacio en la ciudad, y ver como los ojos se tornan en tu dirección. Un par de veces alguien desde un auto estacionado en un semáforo asintió y enseñó su dedo hacia arriba en señal de aprobación. Si, el LC 500 es un auto muy atractivo. Es un seductor en las calles, y eso precisamente, es lo que creo Lexus quería lograr y lo que, de paso, adoran los “cincuentones” como yo, menguados de atractivos en otras partes, sustituibles por un auto de 6 cifras. 

  Este auto parece haber salido de la mesa de diseño de un auto concepto a la calle. Pocas veces he visto tanta aproximación entre la visión de los diseñadores y el producto terminado.   El cuerpo tiene líneas densas y regordetas que, desde algún ángulo, remembran el cuerpo de “botella de Coca Cola” de una mulata caribeña. El diseño se destaca por los faros esculpidos de forma exclusiva, una imponente rejilla que funciona sorprendente mente bien en esta implementación, y ruedas macizas de 21 pulgadas, una opción de $2,650 que recomendaría. De cualquier forma, es el producto Lexus más exagerado actualmente en el mercado. A algunos les gana la nostalgia del LFA, pero la hermosura del diseño LC 500 es irrefutable.

  La cabina tiene un aspecto tan espectacular como el exterior. Las líneas esculpidas del interior están recubiertas de alcántara y cuero. Este vehículo en particular llevaba un acabado impresionante. Es delineado, envuelto y construido con esmero. Los asientos son grandes y cómodos, y la cabina, aunque está apretada, no tiene la misma sensación de hacinamiento de algunos de sus rivales, lo que hace que sea mucho más cómodo de manejar en el día a días. Si, hay un par de asientos traseros, pero allí la historia es diferente. Quizás buenos solo para llevar un jacket o la computadora portable.

  Una pantalla gigante se encuentra al frente y en el centro, pero, por más grande y atractiva que sea, sorprendente mente no es táctil. En su lugar, se empareja con un delicado panel táctil estilo almohadilla de computadora portátil, que dificulta la navegación a través de las funciones, especialmente al conducir. Este es quizás sea la mayor decepción en todo el auto. No es solo el fastidio de operar los menús atreves de este panel táctil, es también la propia incoherencia y lo poco instintivo de su diseño. Por el alto precio de este auto, no creo que muy avezados en tecnología estarán sus propietarios, adentrados la mayoría en las cinco o seis décadas de vida. Para hacer el dolor más punzante, solo Apple CarPlay está disponible. Los “Droid” como yo, estamos fuera de consideración…al menos por el momento.

  Cualquier enfado puede disiparse al ponerlo en marcha. El motor V8 de aspiración natural, inyección directa y sin turbo, emite un delicioso “ronroneo”, una banda sonora que nunca aburre. Son 471 caballos y 398 Libras pies de torque, suficientes para la mayoría de los mortales, pero quizás poco en la actual desenfrenada carrera de los caballos de fuerza. Uno de sus competidores, el Corvette Z06 puede obtenerse con 650 caballos.

  Dejemos algo claro: este Lexus LC 500 no está anémico de poder. Sus 471 caballos son más que suficientes, aunque el peso de su estructura no ayuda. 4,378 libras no son pocas. En realidad, unos cientos de libras más que algunos de sus competidores, y, aun así, alcanza las 60 millas en 4.4 segundos.

  Por unos $4,000 dólares más puede optar por el LC 500h, una versión híbrida que sustituye el motor V8 por un V6 de 354 litros y 354 caballos, acoplado a dos motores eclécticos. Tenga en cuenta -por si gana la lotería y está pensando en uno de estos- que, por el ahorro de combustible, va a sacrificar unos 117 caballos de fuerza, que se evaporan con solo agregar una “h” al nombre del auto.

  Para los que necesiten aún más adrenalina, hay ya certeza -aunque no ha sido oficialmente anunciado- que tendremos a finales de este año un LC-F, con motor doble cargado de 621 caballos. También se especula que una versión híbrida orientada al rendimiento está en los planes de Lexus.

  La transmisión de 10 velocidades no es especialmente dócil, sobre todo cuando conducimos en modos de Sport S o Sport S +. En estos modos de manejo es cuando el sonido del escape es más disfrutable, pero me sorprendí en más de una ocasión con “alones” bruscos de la transmisión, sobre todo en reducciones a baja velocidad.

  La dirección tiene una sensación agradable y ligera, que, aun en los modos de manejo más agresivos no se siente pesada.  El paquete de rendimiento agrega una dirección que puede cambiar según el modo de conducción. Lexus ha ajustado la suspensión variable adaptativa a la perfección, por lo que rebasa con elegancia irregularidades del pavimento. Incluso con llantas de 21 pulgadas y neumáticos Bridgestone de rodamiento sin aire, nunca sentimos la necesidad de prepararse para el impacto cuando se conduce en carreteras secundarias de poca calidad.

  El Lexus LC 500 puede parecer un automóvil deportivo desde ciertos ángulos, pero en realidad, es un Grand Tourer o Gran Turismo. Los autos GT no se enfocan únicamente en la velocidad bruta, sino que están diseñados para hacer frente a largos viajes por carretera, con el desvío ocasional en una carretera de montaña con curvas. En ambas condiciones este Lexus es muy disfrutable.

  El LC 500 no es barato, con un precio inicial de $ 92,900. Si el híbrido LC500h le parece atractivo, está disponible a partir de $96,810. Nuestro auto de prueba venia equipado con algunas opciones, que incrementaron su precio sobre las cuatro cifras, $105,595 para ser más exactos.

  Si bien esto puede parecer mucho, un Mercedes SL 550 de igual potencia cuesta $ 21,000 dólares más. Tener este auto estacionado frete a casa no siempre es productivo.  Algunas explicaciones tuve que dar al señor que vino a darme un estimado, para componer la cerca de mi casa que está por venirse abajo.

  Nada, que manejar autos caros no siempre es ventajoso…pero casi siempre disfrutable. En esta ocasión lo fue.

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Roger Rivero es un periodista independiente, miembro de NAHJ, la Asociación nacional de periodistas Hispanos y de NWAPA, la Asociación de periodistas automovilísticos del noroeste. Los vehículos son proporcionados por los fabricantes como préstamo por una semana para fines de la reseña. De ninguna manera los fabricantes controlan el contenido de los comentarios. :