Medicare para todos ya debería ser una realidad

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OPINION

Por: Amy Goodman y Denis Moynihan

  “Las personas de ingresos bajos o moderados no reciben la misma atención médica que aquellas con ingresos altos. Los pobres tienen más enfermedades pero reciben menos atención médica”, dijo el presidente de Estados Unidos en un mensaje dirigido al Congreso.

  No se trata de un mensaje pronunciado por el presidente Donald Trump en 2020. Son palabras del presidente Harry Truman, cuando en 1945 presentó su propuesta de crear un programa nacional de salud y comenzó un debate que continúa actualmente, más de 70 años después. A poco de que Truman lanzara su propuesta, los republicanos ganaron las elecciones legislativas, obtuvieron la mayoría en ambas Cámaras del Congreso y, junto con la poderosa Asociación Médica Estadounidense (AMA, por su sigla en inglés), anularon toda perspectiva de lograr un seguro nacional de salud.

  Posteriormente, el presidente Dwight Eisenhower otorgó créditos fiscales a las empresas que les ofrecían seguros médicos a sus empleados. Este beneficio para las empresas, que redirige dinero de los contribuyentes a las compañías de seguros privadas, sentó las bases para el sistema actual.

El presidente John F. Kennedy impulsó la creación de un seguro de salud público para los estadounidenses de la tercera edad, pero, nuevamente, la AMA lo derrotó. En un debate de 1961 entre Walter Reuther, presidente del Sindicato de Trabajadores Automotrices, y el Dr. Edward Annis, portavoz de la AMA, Annis argumentó: “Esto, señor, es socialismo. Cada vez que el gobierno provee cosas a la gente, lo necesite o no, y establece los términos bajo los cuales se hace esta disposición, es socialismo”.

  En 1964, el presidente Lyndon B. Johnson logró una aplastante victoria sobre el republicano Barry Goldwater. Su mandato electoral le permitió impulsar la legislación que creó los programas públicos de salud Medicare y Medicaid.

  Johnson firmó el proyecto de ley en la casa de Truman en Independence, Missouri, y menos de un año después entregó personalmente las dos primeras tarjetas de Medicare al expresidente Truman y su esposa, Bess. Medicare y Medicaid han demostrado ser parte de los programas gubernamentales más exitosos y populares en la historia de Estados Unidos.

  Esto nos trae de nuevo a la actualidad: el programa de cobertura médica universal conocido también como “Medicare para todos” es uno de los temas centrales de la batalla por la nominación presidencial demócrata.

  De los candidatos que siguen en carrera, tanto Bernie Sanders como Elizabeth Warren apoyan el proyecto “Medicare para todos”. En términos más simples, este plan eliminaría la edad de elegibilidad para Medicare, que actualmente es de 65 años o más, por lo que los beneficios estarían disponibles para todos.

  La mayoría de los demás candidatos apoya una expansión de la Ley de Cuidado de la Salud a Bajo Precio, también conocida como “Obamacare”, mientras que el exalcalde Pete Buttigieg promueve un plan híbrido: “Medicare para todos los que lo soliciten”.

  Cuando el senador Sanders dice “yo escribí el maldito proyecto de ley”, se refiere al proyecto S. 1129, “Ley de Medicare para Todos”, de 2019. La senadora Warren se encuentra entre los 14 demócratas del Senado que han copatrocinado el proyecto de ley. Medicare para todos cubriría a todos los residentes de Estados Unidos, incluidos los inmigrantes indocumentados, de la cuna a la tumba.

  La revista médica The Lancet publicó recientemente un análisis del proyecto de ley realizado por la Facultad de Salud Pública de Yale que señala los enormes ahorros y la mejor cobertura que se obtendrían si la ley fuera promulgada. El estudio de Yale halló que Medicare para todos ahorraría 450.000 millones de dólares al año de los poco más de tres billones (sí, billones, con “B”) que se gastan al año actualmente. Una mejor cobertura médica también les salvaría la vida a unas 68.000 personas por año, personas que mueren simplemente por no poder permitirse ir al médico.

  Además de tener menor costo, los resultados generales de salud serían mejores, especialmente para los 38 millones de personas que actualmente no tienen seguro y los 41 millones más que están “con seguro insuficiente”; esto es, quienes no pueden acceder a una atención médica adecuada debido a los deducibles, copagos, gastos fuera de cobertura y los costos de utilizar proveedores y servicios médicos fuera de su red básica.

  A Sanders se le pregunta constantemente en los debates si va a tener que aumentar los impuestos para financiar Medicare para todos y luego se le niega el tiempo suficiente para dar una respuesta completa. Como explica el estudio de Yale, los impuestos subirían principalmente para el 1% más rico de la población, pero los costos generales de la atención médica bajarían. Las personas, las familias y los empleadores ya no tendrían que pagar primas del seguro de salud. Los copagos, deducibles y otros costos se eliminarían.

  El sistema de cobertura médica universal esencialmente dejaría sin negocio a las corporaciones de seguros de salud con fines de lucro de Estados Unidos. También le permitiría al gobierno negociar los costos farmacéuticos, lo que actualmente está legalmente prohibido, y se podrían ahorrar decenas o cientos de miles de millones más.

  La Fundación Kaiser Family recientemente publicó los resultados de una encuesta de alcance nacional sobre el sistema de cobertura de salud universal, donde se concluyó que más de la mitad de los estadounidenses apoya dicho plan. Entre los demócratas, el apoyo salta a un 87%.

  El sistema de cobertura médica de Estados Unidos actualmente cuesta el doble per cápita que el de cualquier otro país industrializado. Aun así, los resultados de salud son peores: Estados Unidos está por debajo de otros 30 países, con mayores tasas de mortalidad infantil y menor esperanza de vida.

  De Canadá a Costa Rica, el sistema de salud de cobertura universal es una realidad. Tal vez, una vez terminado el programa de telerrealidad de las elecciones estadounidenses, se logre hacer realidad una política de salud nacional apropiada.

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.