
La nueva obra literaria de la salvadoreña Ligia María Orellana, que reside en Chile, “En caso de avistar monstruos marinos” consta de 328 páginas de excelente narrativa, con foto de portada de José Andrés Sepúlveda, en su primera edición 2020.
El libro apenas ha llegado a Chile y ya se exhibe en las principales librerías, pero su adquisición puede hacerse por Amazon y otras vías.
Ligia María es una joven escritora salvadoreña graduada de Psicóloga en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA); viajó a Chile donde obtuvo una maestría y, dado su destacado desempeño, el gobierno chileno la becó a Inglaterra, donde, hace dos años, obtuvo su doctorado. Trabaja en investigación, en el área de bienestar y temas relacionados con comunidades LGBTI, vive con su esposo, José Andrés.
Antes del libro Monstruos Marinos, Ligia María ha publicado “Combustiones Espontaneas” (Cuentos, San Salvador 2004); “Indeleble” (San Salvador, 2011) y “Antes” (RL@Editores Donnebaum, Santiago de Chile 2015).

Sinopsis de obra “En caso de avistar monstruos marinos”
Simeón está de regreso en su ciudad natal, Colmenas, que está desapareciendo del mapa mientras un volcán con nombre de ballena dormita cerca de sus costas. Obviando una vaga noción de destrucción inminente, Simeón construye una rutina apacible al margen de estas amenazas; a lo mucho, planea casarse con una mujer que frecuenta la librería donde trabaja.
Su serenidad se descarrila cuando aparecen en su vida Lester, un jovencito brillante; Jimmy, una seductora celebridad de cabello hiperbólico; y Sam, una activista arrastrando evidencia incriminatoria tras irrumpir en una granja peletera; todos de apellido Glynn, tres hermanos que Simeón ha desconocido por años.
Una suma de imprevistos alborota la memoria y las emociones de Simeón, revolviendo su historia familiar y sus años fuera de Colmenas en los que hizo trizas sus posibilidades de triunfar en la vida (según sus padres).
Mientras la humanidad lidia con debacles sociales y olas de calor otoñales, el reencuentro de los Glynn desemboca en una fiesta desastrosa que los pone de nuevo en el camino de «los engendros». Simeón debe rectificar la pequeña gran mentira que llevó a ese desastre, mientras asume lo que significa ser una familia y recapitula los consejos a seguir en caso de maremoto.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de En caso de avistar monstruos marinos?
La sensación de que se acaba el mundo, pero hay cosas más urgentes de las que ocuparse. Son varias historias en una, en realidad, porque estamos hablando de personas que crecieron juntas; cada una arrastra una estela de problemas y fantasmas que involucran a los demás. El trauma no persigue a un solo personaje, las convicciones de otro personaje salpican al resto.
También entre las páginas hay un volcán, muchos libros, animales salvajes y ocasos en la playa. Aunque la premisa suena un tanto catastrófica, y catástrofes hemos tenido de sobra este año, esta es una historia sobre solidaridad y pequeñas victorias. Espero que el libro, sobre todo en estos tiempos de angustia, le ofrezca un rincón reconfortante a quienes lo lean.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?
Para mí, esta fuerza siempre debe residir en los personajes: sus personalidades, sus dilemas, el “tira y encoge” de unos con otros. Espero que ese sea el caso con este libro.

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?
No comencé a escribir esta historia con ninguna intención particular y solo ahora que la terminé entiendo las cosas que quería decir. La historia transcurre en el futuro, después de los años 2100, pero no hay distancia temporal con las cosas que yo considero esenciales (o quizás solo soy pesimista). Por cada arista de la historia tengo un ensayo en mi cabeza, pero de modo global, quiero decir que lo que va a salvarnos en medio del caos son nuestras hermanas y hermanos, sean biológicos, adoptivos, escogidos o creados en un tubo.
¿Cómo describirías tu experiencia desde el proceso creativo hasta tener el libro entre tus manos?
Comencé con esta historia cuando no sabía nada sobre escribir una novela. Aprendí algunas cosas al respecto, o eso creo, mientras estudiaba el doctorado, que era sobre psicología y ficción (siempre me ha gustado leer, a veces uno investiga lo que uno es). Ahí entendí mejor el juego del lenguaje y pocas cosas me han sido tan gratificantes en la vida como construir esta historia.
Pero también fue frustrante en los años en que presenté las primeras versiones del libro a otras personas. Fue sumamente vergonzoso para mí cuando señalaron mis errores, tan obvios como aparatosos, pero justamente por eso fue un aprendizaje invaluable que le dio la forma final al libro.
La escritura no es un proceso tan solitario como lo venden, es necesario contar con gente que te lea con ojo crítico y agradezco el tiempo y la experticia de quienes lo hicieron conmigo. Y así, finalmente, el libro estuvo listo. Solo esperaba el visto bueno y entonces descubrí que no quería soltarlo. Pero así debe ser, eso era lo que quería: que exista.
¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
Estoy por terminar Los recuerdos del porvenir de Elena Garro. Lo elegí, primero, simplemente porque la historia me llamó la atención. En segundo lugar, porque con el tiempo me di cuenta de lo masculinizada que fue mi educación literaria y ahora estoy tratando de ponerme al día con lo que me perdí.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Fuera de algunos textos sueltos y mis dibujos, tengo algunas ideas, pero todo está en el aire mientras no lo escriba en un cuaderno. (Fuente: https://editorialadarveblog.blogspot.com)