Conozco a alguien que cumplirá seis meses sin un ingreso fijo, pero no está desocupado, está ocupado usando sus talentos para difundir y hablar de la Palabra, sin muchos recursos y la ayuda de algunos amigos. No ha dejado de alimentarse, su salud está bien, tiene paz y mucha fe que las cosas mejorarán.
Cuando el Maestro envió a sus colaboradores a que realizaran una tarea sin nada más que la convicción de que, aun sin llevar nada, todo les saldría bien, era el mayor acto de locura de fe unos pescadores, cobradores de impuestos, escribas, carpinteros y hasta un embaucador, pero creyeron. Predicaron, sanaron enfermos y expulsaron demonios.
Una vez de regreso el Maestro se interesó por sus resultados, todos informaron lo bien que les había ido y como usaron el poder que Jesucristo depositó en ellos. Pero cuando Él les dijo (poniendo a prueba su fe) “den de comer a más de 5 mil personas” que querían seguir escuchando las buenas nuevas, simplemente fallaron. Porque quisieron resolver con acciones humanas la indicación del Mesías (comprar con dinero que no tenían o despachar a la multitud).
Entonces el Maestro da las lecciones siguientes frente a una circunstancia de tal magnitud: 1) Mantener la calma (manda a sentar a las personas en la grama), 2) Hacer un inventario de lo que se tiene (cinco panes y dos peces), 3) Organizar una estrategia (sentar a la gente en grupos de cincuenta) y 4) Presentar a Dios todo y esperar en su voluntad. El milagro de la multiplicación de panes y peces dio para alimentar a la multitud y sobró hasta para llevar (12 cestas).
¿Cuántas veces has visto la intervención divina en momentos oscuros de tu vida? ¿Puedes hablarle a alguien de fe a toda prueba? ¿Qué haces del desierto, un campo de muerte o un terreno para hacer que florezca la fe, aún con todo en contra para crecer? Estoy seguro que cuesta creer, pero solo de esta forma alegrarás al Señor, pues ¡Nadie puede agradar a Dios, sino no tiene fe! Que tu semana sea maravillosa.