Es una tradición no escrita, pero la mayoría de presidentes de Estados Unidos suelen contar con la compañía de una mascota. Joe Biden ha vuelto a meter a un inquilino peludo en la Casa Blanca después de que Donald Trump rompiera la tradición. Su antecesor, Barack Obama, tenía un perrito llamado Bo. Y este sábado, el animal ha muerto a causa de un cáncer.
El propio expresidente de los Estados Unidos lo ha anunciado en su cuenta de Twitter. “Hoy nuestra familia perdió a un verdadero amigo y fiel compañero”, escribió Obama.
“Durante más de una década, Bo fue una presencia constante y gentil en nuestras vidas, feliz de vernos en nuestros días buenos, nuestros días malos y todos los días en el medio”, sentenció.
Al texto lo acompañaba una imagen del propio Barack Obama, con atuendo deportivo, corriendo en paralelo con Bo por uno de los innumerables pasillos de la Casa Blanca.
Bo era un perro de aguas portugués. La raza fue elegida a propósito porque es hipoalergénica y Malia, una de las hijas del matrimonio Obama, era alérgica al pelo de perro.
El perro, que ha muerto a los 12 años, debía su nombre a varios factores: B. O. son las iniciales del expresidente, y también era el nombre del gato de las primas de Malia y Sasha, las hijas del político. Además, también es un guiño al padre de Michelle Obama, que se apodaba Diddley: había un famoso cantante de blues llamado Bo Diddley.
En enero de 2016, el servicio especial detuvo a un hombre que planeaba secuestrar a Bo. El hombre, natural de Dakota del Norte, llevaba dos armas en su furgoneta cuando fue detenido.