Este sábado 13 de mayo se cumplieron 42 años en que el terrorista turco Mehmet Ali Agca intentó matar de cuatro balazos al papa Juan Pablo II en la Plaza San Pedro, ubicada en el corazón de la ciudad del Vaticano y ante la presencia de unas 30 mil personas.
Durante estos 42 años, el terrorista no ha revelado el verdadero fondo que hay detrás del atentado. Cada vez que abre la boca es para decir una nueva historia que complica saber el meollo del asunto. En una ocasión dijo que el atentado habría sido planeado por Ayatolá Khomeini, luego que la KGB y también dice que la alta jerarquía de la Iglesia Católica estaba atrás el atentado.
Tras recuperar su libertad en el 2010, Mehmet Ali Agca decidió publicar sus memorias en Italiano con el título: “Me prometieron el paraíso. Mi vida y la versa sobre el atentado al papa”. En el libro señala al Ayatolá Khomeini de ordenar la muerte de Juan Pablo II.
Sin embargo, Antonio Pelayo, un colaborador de la Iglesia Noticia y corresponsal de Atresmedia del Vaticano, dice que Ali Agca es un ser “oscuro que ha pasado la vida mintiendo y que antes de tratar de asesinar al papa, mató a un periodista turco”.
Pelayo, considera que pese a que el papa Juan Pablo II llegó hasta la cárcel para hablar con Ali Agca para perdonarlo por tratar de acabar con su vida, el terrorista quizá nunca se arrepintió del hecho.
En las pistas que siguió Antonio Pelayo, se cree que Agca estuvo protegido por personal del servicio secreto de Bulgaria al momento de estar hospedado por tres meses en uno de los hoteles más lujosos de Sofía. De esta ciudad recorrió gran parte de Europa hasta culminar en Roma, donde disparó en cuatro ocasiones a Juan Pablo II y por eso se cree que no actuó solo.
Se presume, que los del servicio secreto que le daban seguridad en Bulgaria eran agentes enviados por la KGB de Rusia, porque Juan Pablo II era considerado como una amenaza para su estabilidad política, por ser un polaco anticomunista. Sin embargo, es una teoría que no se ha podido probar.
Lo que si está muy claro, es que Ali Agca que en ese año tenía 23 años, tuvo cómplices en Roma y que recibió financiamiento del Este de Europa.
De los cuatro proyectiles que alcanzaron a Juan Pablo II, dos de ellos se alojaron en el estómago, uno más rozó el brazo derecho y la cuarta bala en la mano izquierda, por lo que fue operado de emergencia por las perforaciones intestinales. Su estado de salud era grave por la pérdida de sangre, pero sobrevivió por las largas intervenciones quirúrgicas.
Ali Agca recibió cadena perpetua en Italia, pero fue indultado por el presidente Carlo Azeglio Ciampi en junio del 2000, por petición de Juan Pablo II, por lo que lo extraditaron a Turquía, donde fue encarcelado por haber asesinado al periodista Abdi Ipekci, en 1979 y dos asaltos en bancos. Finalmente recibió su libertad el 18 de enero del 2010.