Tras 16 horas de búsqueda, esta mañana se localizó el cuerpo sin vida de una mujer que junto a su moto fueron arrastrados por una corriente de agua lluvia en la calle principal de la Aldea San Antonio, en la ciudad de Santa Ana.
La tarde de este martes en redes sociales circuló un vídeo donde dos motociclistas eran arrastrados por el agua que bajaba en la calle principal de la Aldea San Antonio, en Santa Ana. Fue una lluvia repentina que sorprendió a los santanecos la tarde de este martes 15 de octubre y que terminó en desgracia para una familia.
Ambas personas se aferraban a no perder sus motocicletas porque esos vehículos les servían como medio de transporte y de trabajo. Uno de ellos era Erika Mena, de 33 años, cuyo cuerpo fue localizado atorado entre ramas de una quebraba que pasa en un costado de la cancha El Cerrito, de la lotificación Santa Anita.
Socorristas de Cruz Roja Salvadoreña, Cruz Azul, Comandos de Salvamento, Cruz Verde Salvadoreña, elementos de la Fuerza Armada, del Cuerpo de Agentes Metropolitanos de Santa Ana, de la Policía Nacional Civil (PNC), Cuerpo de Bomberos y miembros de Protección Civil, desde las primeras horas de este día montaron un operativo para localizar a Mena. Tenían esperanza que apareciera con vida, pero todo concluyó a media mañana al momento que se encontró un cadáver.
La mala noticia se escuchó en los radios de comunicación de los que conforman el equipo de Protección Civil de Santa Ana, al momento que se dijo que se había localizado un cadáver en la quebrada de la lotificación Santa Anita, por lo que todos apuntaban de que se trataba de Erika Mena. Efectivamente su cuerpo estaba atrancado en despojos de ramas y a unos seis kilómetros del lugar donde inició la tragedia.
A grandes rasgos, un equipo de búsqueda informaba que en la quebrada se encontraba una persona fallecida del sexo femenino, que vestía pantalón y chamarra negra. Las descripciones coincidían con las vestimentas de la persona desaparecida y que luego se confirmaba que era Erika Mena.
Los socorristas debieron trabajar por varios minutos para separar el cuerpo de las ramas, llevar a un lugar seguro para que médicos de Medicina Legal realizaran el respectivo reconocimiento y así su familia pudiera dar cristiana sepultura.