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El León ganó su título 25 al vencer en la final 1-0 al Marathón. Caetano fue la figura de la fiesta blanca.
Olimpia se coronó campeón del torneo Clausura de Honduras al vencer por 1-0 al Marathón, con gol del brasileño Douglas Caetano. El equipo capitalino ganó su copa número 25 para celebrar por todo lo alto el primer centenario de su fundación, el 12 de junio próximo.
La fiesta del centenario llegó para el Olimpia como lo quiso. Como el dios del fútbol lo tenía predestinado, no cumplió los caprichos del Marathón, que quería arruinar este festejo. No fue así. Los merengues no pudieron celebrar de mejor forma su centenario que obteniendo el título número 25 luego de vencer 1-0 al Monstruo en la final del torneo Clausura 2012.
Así fue, como estaba escrito, como lo imaginaron los hinchas olimpistas, con la copa en mano, felices en ese tan esperado festejo de un siglo de vida. No se pudo escribir con mejores letras que con las de campeón.
Todos tenían la mirada fija en el criticado esquema de Danilo Tosello, pero eso quedó en el olvido. Derribó todas las hipótesis de juego que le pusieron. Olimpia salió como tromba en busca de los goles que le dieran la copa y Javier Portillo mandó el primer aviso apenas a los 30 segundos, cuando anticipó a Mauricio Sabillón, pero la jugada no culminó.
Tosello demostró que su primera copa como estratega del Olimpia no fue producto de la casualidad, aunque su andadura como técnico recién comienza.
A los nueve minutos, Caetano comenzó a tejer su manta de figura cuando sacó un potente rayo que Shane Orio soltó. Nadie pudo aprovechar el balón suelto. Javier Portillo le puso electricidad a la banda izquierda de los merengues. Se encontró con Mauricio Sabillón, que carecía de voltaje, nervioso y no convencido del triunfo.
Las mejores ocasiones de gol en la primera parte las tuvieron Juan Ramón Mejía y Reinaldo Tilguath, a quienes Orio les tapó un remate de cabeza al primero y un penalti al segundo, en los minutos 23 y 30.
El Marathón se defendía con lo que podía y esperaba sorprender al contragolpe, aunque nada contundente en un juego que también fue de mucha marca y fuerza.
En la parte complementaria Marathón no cambió su esquema al principio de la segunda parte. Primitivo Maradiaga quiso mantenerse apegado a su sistema. Para las ilustres figuras del fútbol hay dos posibilidades: o se llega temprano a la cita para convertirse en héroe o se acude tarde y se deja pasar la gloria. Caetano madrugó lo suficiente para recuperarse de una lesión y darle el título 25 al Olimpia en una fecha tan importante.
A los 46 minutos, el brasileño recibió un pase saliendo desde atrás, devoró metros y cuando encaró a Orio lo fusiló para poner el gol que significó el título merengue. Maradiaga ya estaba obligado a recomponer el orden táctico y despobló el mediocampo para mandar refuerzos en el ataque, buscando el gol por lo menos para el alargue. Pero siempre fue un planteamiento tenue y sin claridad. Caían los minutos del reloj; cada vez estaba más lejos el Monstruo de amargarles el centenario a los albos.
La armadura blanca fue siempre difícil de quebrar. De hecho, nunca lo hizo Marathón, que trató de acomodarse, pero no lo logró. No hubo para más, aunque Olimpia pudo abultar el resultado. Héctor Rodríguez dio el silbatazo que tres cuartas partes del estadio Nacional querían escuchar y los albos se coronaron, conocieron una vez esa gloria que los ha arropado durante 100 años, dándole alegría a su enorme hinchada. Grande Olimpia y ¡feliz centenario! (Con datos de La Prensa)