ARGENTINA
La justicia argentina condenó el jueves al exdictador Jorge Rafael Videla a 50 años de cárcel por el robo de bebés a prisioneros políticos dentro de un plan sistemático en el régimen militar, de 1976 a 1983.
Otro implicado en el caso, el exdictador Reynaldo Benito Bignone, recibió una sentencia de 15 años en prisión. Antonio Vañek, exalmirante, fue condenado a 40 años; el excapitán de fragata, Jorge Eduardo Acosta, sentenciado a 30, y el exgeneral Omar Riveros, a 20, entre otros represores de la dictadura militar, detalló EFE.
El Tribunal Oral Federal 6 de Buenos Aires analizó cargos de “sustracción, retención, ocultación y sustitución de identidad de menores de 10 años”, para establecer una sentencia.
Jorge Rafael Videla, quien gobernó Argentina entre 1976 y 1981, y su sucesor, el general Reinaldo Benito Bignone -gobernante entre 1982 y 1983-, fueron los dos máximos enjuiciados del proceso.
Considerado como un caso “emblemático” por las organizaciones de Derechos Humanos, el juicio comenzó por una denuncia de Abuelas de Plaza de Mayo, un grupo que lucha por encontrar a los hijos de los asesinados durante la dictadura argentina.
Los bebés que se mencionan en la causa nacieron en cautiverio en maternidades clandestinas que funcionaban en los centros de detención y represión, según las autoridades.
Al menos unos 30,000 estudiantes, líderes laborales, intelectuales y personas de izquierda estuvieron presos en cárceles secretas y centros de tortura en aquella época. En diciembre pasado, Videla fue condenado por violaciones a derechos humanos durante su gobierno y, actualmente, purga una condena perpetua en prisión.
Bignone fue sentenciado en abril del año pasado a 25 años de prisión por el secuestro y tortura de 56 personas. Videla fue miembro de la cúpula que derrocó en marzo de 1976 a la entonces presidenta Isabel Martínez de Perón. Bignone dio continuidad al régimen militar hasta el regreso de la democracia al país, en diciembre de 1983.
Videla no mostró emoción alguna, cuando la jueza María del Carmen Roqueta leyó su sentencia: 50 años de cárcel por ser coautor intelectual de un sistemático plan para robar a sus madres los bebés nacidos en cautiverio y entregarlos en adopción a familias afectas al régimen.
Sus gestos eran los de quien asiste a una función en la que a él no le cabe otro papel que el de un simple espectador. Videla ha dicho en varias oportunidades que su conciencia está limpia y que todos sus actos, desde que encabezó el golpe militar de 1976 y mientras ejerció el poder, hasta marzo de 1981, tenían como objetivo salvar a la Argentina del caos en que estaba sumergida.
A sus 87 años, el ex teniente general se mantiene lúcido y en excelente estado físico; en su celda-habitación de campo de Mayo, practica ejercicios aeróbicos y reza tres veces al día. “Dios me juzgará cuando llegue la hora, y saldré absuelto”, suele decir cuando lo llevan a los tribunales de Comodoro Py, donde sería capaz de orientarse a ciegas de tanto que ha recorrido el edificio. En los últimos 29 años su vida ha sido una peregrinación por las salas de audiencia y por distintos tipos de encarcelamiento.
Dos años después de restablecerse la democracia, en 1983, fue juzgado en el famoso Proceso a las Juntas Militares y declarado culpable de múltiples privaciones ilegales de libertad, secuestros, aplicación de tormentos, reducciones a servidumbre, extorsiones… De hecho, todos los delitos de lesa humanidad que quepa imaginar.
Los carcelarios dicen que Jorge Rafael Videla es una persona de trato amable, que jamás levanta la voz ni se queja de nada. Muy cariñoso con sus nietos y con todas las personas que lo van a visitar. (Con datos de CNN)