Son el 47%. Y tienen una misión: reelegir al actual presidente. Son sindicalistas, estudiantes, jóvenes hispanos y afroamericanos, jubilados y madres solteras. Han convertido una crítica de Mitt Romney, el candidato republicano, en una razón de ser política. Obama lo sabe, y confía en ellos para que voten y para que movilicen al resto del electorado. De momento, según las encuestas, le está funcionando. Y en los sondeos, el presidente va 10 puntos por delante de Romney aquí en Ohio, un Estado imprescindible para llegar a la Casa Blanca.
En mayo, Romney criticó, en un acto privado, al 47% de la población que votará a Obama porque “piensan que son víctimas y que además creen que el Gobierno tiene la responsabilidad de cuidar de ellos”. Una grabación de ese discurso se filtró la semana pasada. Obama contraatacó en un mitin ante 6.600 personas aquí en la universidad de Kent, el miércoles: “No creo que vayamos a llegar muy lejos si nuestros líderes descartan a la mitad de la nación como una banda de víctimas que no son responsables ni de sus propias vidas”.
“Yo paso mucho tiempo en Ohio, y no veo a esas víctimas. Veo ciudadanos que trabajan duro. Veo estudiantes que trabajan mientras están en la universidad. Veo a madres solteras, como mi madre, que hacen horas extras para criar bien a sus hijos”, dijo el presidente. A Tiffany Jones, de 33 años, se le iluminaron los ojos en ese momento. Ella, afroamericana como Obama, es madre soltera, e hija de otra madre soltera. Desde que Obama ganó la presidencia ha podido mantener el mismo trabajo, y ahora regresará a la universidad.
“Lo de Romney es ignorancia, no es otra cosa”, dijo Jones. “Hay gente que abusa del sistema, pero son muy pocos. El resto somos gente trabajadora, que ha pasado por tiempos duros. Tengo dos niños. Tuve que cobrar desempleo cuando se me despidió de varios trabajos, antes de 2008. Y eso no me convierte en un parásito. Desde que llegó Obama he podido mantener el mismo trabajo. Y con la reforma sanitaria, puedo llevar a los niños al médico sin tantos problemas. Se han abierto muchas puertas”.
El presidente defendió, con ímpetu, ese argumento. “El Gobierno no puede solucionar todos los problemas. Pero tampoco es la fuente de todos los problemas, como quieren esos políticos que siempre buscan a otro al que echarle la culpa: los que reciben ayuda del Gobierno, las empresas, los sindicatos, los inmigrantes, los homosexuales”, dijo. “Ese no es el modo en que nuestro país funciona”. “¡Sí, nosotros somos ese 47%!”, le gritó un joven desde las gradas.
En el mitin de Obama los congregados eran una multitud racialmente diversa, joven, vibrante, en marcado contraste con los actos de los republicanos, a los que suelen acudir personas de raza blanca y de unos 55 años de media. Los mayores vítores a Obama llegaron cuando habló de su agenda social. El presidente tuvo que interrumpir su discurso cuando dijo que “los políticos no deberían controlar las decisiones de salud que las mujeres pueden tomar por sí mismas”.
Era una referencia al aborto, uno de los caballos de batalla de estas elecciones. “No es que nosotras estemos a favor del aborto, es que queremos que sea la mujer quien decida”, explicaba Vicky Forcina, de 23 años. “¿Que se creen los republicanos, que no tenemos derecho a tomar nuestras propias decisiones? Por supuesto que podemos decidir, y por eso votaremos a Barack”, añadía Shanteé Trudo, de 18 años, que se confesaba emocionada por poder votar por primera vez, y por poder hacerlo por Obama.
Los jóvenes de entre 18 y 24 años son 15,5 millones de votos en EE UU en estas elecciones. El 49% votó en 2008. Entonces, los menores de 30 años votaron por Obama en un 60%. El presidente quiere repetir ese éxito. De ahí que muchos de sus mítines en los Estados decisivos, como este en Kent, tengan lugar en universidades. Estos electores ya simpatizan con Obama. Lo que el presidente quiere es que se registren para votar. Y si es posible, que voten por correo, y cuanto antes. (Fuente: David Alandete, EL PAIS)