El transbordador Discovery rumbo al museo

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Con el regreso del transbordador Discovery a la Tierra se cierra un ciclo en el que aprendimos más que nunca sobre cómo abandonar un planeta y cómo retornar a él. Y ahora, ¿qué?

Realizó 38 viajes al espacio y pasó en órbita 352 días. El Discovery orbitó la Tierra 5.628 veces, todo esto a una velocidad de 30.300 kilómetros por hora. En cuanto a distancias, cubrió 257 millones de kilómetros. Esto equivale a viajar 288 veces de ida y vuelta a la Luna o cerca de un viaje y medio al Sol.

Y con los 246 astronautas transportados el Discovery se convirtió en el vehículo espacial que más gente ha llevado más allá de la atmósfera. La nave introdujo otras novedades: llevó a la primera mujer piloto de una nave espacial, a la persona de mayor edad, al primer astronauta negro para una caminata espacial, al primer cosmonauta (ruso) en volar en una nave estadounidense y transportó al espacio al primer congresista en ejercicio.

Tras su último descenso, el Discovery irá camino al Museo Espacial Smithsonian cerca de Washington.

Antiguo, valiente y útil

La construcción del Discovery demoró cuatro años. Para el tecnólogo jefe de la NASA, Robert Brown, no cabe duda de que el transbordador espacial es una maravilla de la ingeniería. Sin embargo, no deja de observar que ya se vence el tiempo de vida útil del vehículo espacial. “Es un vehículo mayor de lo que parece. Tiene treinta años, pero fue probablemente diseñado una década antes”.

El Discovery salió de la planta de ensamblaje de Palmsdale, California, en octubre de 1983. Despegó en agosto de 1984 en su primera misión, destinada a lanzar tres satélites de comunicaciones y a probar una plataforma solar experimental.

La segunda misión fue la opuesta: recuperar dos satélites que tenían desperfectos y traerlos a tierra. La tarea, cumplida con éxito, exigió una serie de espectaculares caminatas espaciales. En 1985, el Discovery llevó a cabo cuatro viajes alrededor de la Tierra y, en uno de ellos, transportó entre su tripulación al senador por el estado de Utah, Jake Garn.

El accidente del Challenger, en 1986, en el que la nave espacial se desintegró pocos minutos después de haber despegado, creó un vacío en el programa espacial estadounidense. Dos años y medio habrían de pasar antes de que la Nasa decidiera poner otro vehículo en el espacio.

Éste no fue otro que el Discovery, que en septiembre de 1986 ascendió a través de la atmósfera terrestre para probar todas las modificaciones de seguridad llevadas a cabo tras el incidente del Challenger y también para lanzar un satélite de comunicaciones de NASA.

Cooperación inédita

Con la Guerra Fría relegada a los archivos históricos, el vuelo de febrero de 1994 vio a una tripulación compartiendo ocho días con el cosmonauta ruso Sergei Krikalev. Un año después, el Discovery fue literalmente el vehículo afianzó la política de buena vecindad entre Estados Unidos y Rusia, cuando se transformó en el primer transbordador en acoplarse con la Estación Espacial rusa Mir.

Tres años después de demostrar su enorme utilidad instalando una plataforma de acoplamiento para el transbordador en la misma estación espacial, en octubre de 2000, el Discovery volvió a a demostrar que estaba en condiciones de continuar con las misiones espaciales.

En febrero de 2003, el transbordador Columbia resultó completamente destruido a su reingreso a la atmósfera. El Discovery retornó al espacio para probar un mejorado revestimiento contra el calor en un viaje a la estación espacial.

En lo adelante, el Discovery y la Estación Espacial MIR entablaron una relación directa en tareas como el cambio total del sistema eléctrico de MIR, instalación de nuevos de sus segmentos o el transporte de un laboratorio de experimentación para la agencia espacial japonesa Kibo.

Y la última entrega, en su viaje final: un módulo para el segmento estadounidense de la estación y el primer robot humanoide para volar en el espacio, el Robonauta 2.

 

¿Hay futuro?

La ex astronauta estadounidense Mary Ellen Weber, quien voló en el transbordador en 1995, le dijo a la BBC que la mayor lección del Discovery consistía en un mayor conocimiento de cómo abandonar un planeta y como regresar a él.

Con el fin del programa de transbordadores se crea otro vacío dentro del programa espacial de Estados Unidos, durante un período de vacas flacas y presupuestos congelados para NASA. Por el momento, el tráfico espacial quedará a cargo de las cápsulas espaciales rusas como el único medio de transporte hacia la Estación Espacial Internacional.

Las otras dos naves gemelas del Discovery también emitirán su canto del cisne en los próximos días. El Endeavour lleva a cabo su vuelo final el 19 de abril mientras que el Atlantis se despide el 28 de junio. (Fuente: BBC)