La discreción es la principal herramienta de los SEALs de la Marina

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ACCION MILITAR

La discreción es la principal herramienta de los SEALs de la Marina

El cuerpo de élite de la Marina estadounidense tiene un código no escrito, pero sí eficaz y respetado: ser discretos en sus misiones

Fuente: Ashley Fantz, CNN

Los SEALs de la marina estadounidense se manejan por un código no escrito. “Sé un profesional discreto”, dice Chris Heben, un ex SEAL con 10 de experiencia en misiones en África, Medio Oriente y Afganistán.

“No hay lugar para fanfarrones en los SEALs”, afirmó. “Hablar daña las misiones y hace que gente muera”. Puede que los miembros del equipo especial enviado para acabar con Osama bin Laden en Pakistán no hablen nunca de su papel en el operativo que culminó una década de cacería humana. Pero no hay duda que el apego al secreto –incluso entre las autoridades de Washington- jugó un papel vital para mantener el factor sorpresa necesario para que la riesgosa apuesta tuviera éxito.

Altos funcionarios de la administración se negaron a revelar la composición del equipo enviado a la misión, pero un oficial de defensa de alto rango dijo que un equipo especial de SEALs estuvo involucrado.

Varios medios nacionales, incluyendo al New Yorker, Huffington Post y ABC News, han reportado que el grupo se conoce como el Team Six (Equipo Seis), una banda altamente confidencial de operativos anónimos que pueden viajar a una misión en el momento en que se les notifique, dondequiera que se encuentren. Generalmente no están informados sobre quién es su objetivo hasta que la misión está muy cercana.

Ex SEALs entrevistados por CNN fueron cautelosos en su descripción de cómo operan el Team Six u otros equipos especiales dentro de las asignaciones de los SEALs. Generalmente, los SEALs seleccionados para este tipo de misiones especiales son elegidos por sus superiores debido a alguna habilidad que los haga diferentes, aunque deben ser capaces de asumir la tarea de otro miembro del equipo si es que éste fuera lastimado o muerto.

“Deben ser mucho más que guerreros experimentados”, dijo Brandon Tyler Webb, un ex SEAL quien dirigió el programa francotirador en el Comando de Guerra Especial de la Marina y formó parte de misiones de combate en Iraq y Afganistán.

“Formar parte de un equipo especial significa que te has consolidado como un operador maduro y estable con un registro de misiones sensibles y de alto riesgo en el mundo real”, dijo Webb, quien es autor del libro El francotirador del Siglo 21.

“Los chicos detrás de esta misión (capturar o matar a bin Laden) nunca le han dado una razón a nadie para dudar de que son confiables y muy concentrados”, afirmó. “Son lo mejor de lo mejor”.

La imagen del SEAL arrastrándose en la jungla es un montón de tonterías de Hollywood, dijo Heben. “Aquellos que no logran superar el entrenamiento SEAL son los que quieren ser Rambo”, agregó. “Si no puedes trabajar en equipo y funcionar de manera autónoma, no durarás mucho”.

Cielo, mar, tierra

La fuerza de combate conocida como los SEALs de la Marina –abreviación de equipos de cielo, mar y tierra por sus siglas en inglés– tiene sus orígenes en la Segunda Guerra Mundial cuando Estados Unidos se dio cuenta que para invadir a Japón, necesitaban inteligencia, operadores de pensamiento rápido que pudieran desempeñar reconocimiento en el mar.

Más allá de experiencia táctica, las tropas necesitaban tener una fuerza física extraordinaria. Según el sitio web de los SEALs, se  hicieron conocidos como las tropas sabelotodo, capaces de pasar por el Río Yangtze de China disfrazados de habitantes chinos en 1945, o dirigir operativos de demolición en túneles ferroviarios y puentes a través de la costa coreana durante la Guerra Coreana.

Los SEALs obtuvieron su nombre hasta después de que el presidente Kennedy habló sobre su admiración a las fuerzas especiales y su deseo de que el ejército estadounidense se enfocara en mejorar su capacidad de realizar operativos bélicos no convencionales, antiguerrillas y clandestinos.

Había una nueva e insistente necesidad de técnicas militares más avanzadas durante esa época. Entre otras misiones, los SEALs se desplegaron para actuar como asesores y  entrenadores de comandos vietnamitas del sur.

Vietnam fue la primera guerra estadounidense que se transmitió ampliamente por televisión y otros medios, introducida a la cultura popular para su consumo. Solidificó la imagen de los SEALs como los tipos más rudos, reputación reforzada por los informes sobre de su capacidad para combatir cuerpo a cuerpo con el Vietcong, así como historias de su colaboración con la CIA.

La relación entre la agencia de inteligencia estadounidense y las tropas de élite fue crucial para recaudar información de inteligencia en tiempo real para misiones que a veces se llevaban a cabo de último minuto, quizá un activo más importante ahora que nunca, según expertos. La guerra contra Al-Qaeda implica tanto obtener información de inteligencia confiable como ganar en el campo de batalla.

Un grupo de triunfadores

Las victorias de los SEALs han sido muchas. Durante el conflicto de Vietnam, desempeñaron una operación encubierta llamada Programa Fénix, el cual capturó a simpatizantes del Vietcong.

En la guerra de Iraq e Irán, los equipos SEAL dirigieron misiones para contrarrestar los botes que instalaban minas. El primer oficial de alto rango de la marina en poner pie en Afganistán tras los ataques de 11 de septiembre de 2001, fue un SEAL encargado de todas las operaciones especiales para la Central de Mando, según su sitio web.

El sitio dice que los SEALs comandaron la Fuerza K-BAR que supervisó a la Marina, Fuerza Aérea y Fuerzas de Operaciones Especiales de la Coalición al principio de la Operación Libertad Duradera, la cual llevó a cabo más de 75 misiones especiales de reconocimiento y de intervención directa; destruyó más de 500,000 libras de armas y explosivos; identificó personal enemigo y condujo operaciones en búsqueda de terroristas tratando de huir por mar.

El despliegue más grande de SEALs en la historia se dio durante la Guerra de Iraq, cuando SEALs dirigieron misiones que incluyeron el aseguramiento de todas las infraestructuras petroleras del sur de la península Al-Faw, así como las terminales de gas y petróleo costa afuera, despejando canales críticos para que la ayuda pudiera llegar al país. Varios terroristas de alto perfil fueron capturados por los SEALs, incluyendo a Ahmed Hashim Abed, la supuesta mente maestra del homicidio y mutilación de cuatro guardias de Balckwater en Fallujah, Iraq, en el 2004.

La misión de alto perfil más reciente de los SEALs fue en el 2009, cuando un equipo SEAL rescató al capitán estadounidense del barco de carga Maersk Alabama, el cual había sido secuestrado por piratas somalís fuera de la costa de Somalia. Francotiradores SEAL estuvieron en la cubierta del barco y dispararon simultáneamente en tres ocasiones, matando a tres piratas que custodiaban al capitán.

La prueba final

El entrenamiento de los SEALs, dijo Heben, es “la prueba final para un hombre”. Es social, física y psicológica, y pone a prueba qué tan bien puede un hombre trabajar con otros bajo intensa presión y dolor. Los SEALs entrenan entre 18 y 24 meses, llegando al punto cumbre del entrenamiento en la Semana del Infierno, cinco días en los que los reclutas pasan por constante frío, hambre, los mojan y se les priva de sueño.

Durante esta semana, los instructores privan a los participantes de sueño, luego les permiten irse a la cama el tiempo justo para que comience la privación del sueño, dijo Webb.

Los instructores gritan constantemente: “¡Vamos, renuncien si quieren!” Y muchos lo hacen. El porcentaje de bajas del entrenamiento SEAL es cercano al 90 %, afirman Heben y Webb.

La mayoría de los reclutas se retiran mucho antes de la Semana del Infierno porque no resisten el entrenamiento, lo cual implica correr 15 millas, además de nadar 2 millas en aguas abiertas y otras intensas pruebas de acondicionamiento físico, dijo Webb. “Cada día es como escalar el Everest” dijo Heben. “Sólo tienes que seguir haciendo lo que esté frente a ti. No levantas la vista”.

Los instructores te hacen sentir que “eres parte de una tribu india”, dijo Heben. “Hay muchas palmas en la espalda y aliento verbal. Sientes como que eres parte de algo y que estás haciendo cosas grandes. Pero definitivamente te hacen saber cuando no lo estás haciendo bien”.

La disciplina del entrenamiento SEAL era intensamente satisfactoria para Heben cuando tenía veinte años. Había ido a la universidad y aunque era muy brillante, pasaba más tiempo trabajando fuera que en el salón de clases. Era inquieto.

Cuatro paredes y libros no eran lo suyo. A pesar de no tener calificaciones impresionantes, a los 23 obtuvo un trabajo en hipotecas residenciales ganando 63,000 dólares al año. Un día leyó un artículo en Popular Mechanics sobre los SEALs. “Me enlisté en la Marina inmediatamente”, dijo Heben. “Le pregunté al reclutador, ¿cuál es el camino más rápido para convertirme en un SEAL?, lo tomaré”.

Aunque no dio a conocer zonas específicas de países donde realizó misiones, dijo que normalmente entrenó para las misiones en maquetas exactas de los objetivos. Está seguro de que el equipo especial conocía muy bien el complejo donde bin Laden se escondía, tanto como si ellos lo hubieran construido.

También está seguro de que no es coincidencia que el equipo haya actuado en una de las noches con menor iluminación lunar en el calendario. Seguramente evaluaron un posible ataque desde una escuela pakistaní que se ubica a poca distancia del complejo y que previeron diferentes escenarios para realizar el ataque, con la finalidad de evitar bajas civiles.

Los SEALs no dejan nada al azar. Un blanco es un blanco. Es un objetivo, una misión para lo cual se ha entrenado y preparado bien. Aunque ese blanco resulte ser Osama bin Laden.

 

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