Llenura y poder

0
122

EL EVANGELIO EN MARCHA

PERLAS DEL ALMA

Llenura y poder

PARTE I

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 

No depende del ejército, ni de la fuerza, sino de mi Espíritu, dice el Señor todopoderoso. Zacarías 4:6 (DHH)

  Ciertamente, existen razones humanas para que una nación se imponga sobre las demás, no tiene nada que ver con milagros el que un ejército bien armado tenga mayor probabilidad de enfrentar a otros ejércitos, y dominar y someter a su propio pueblo. Así, toda la historia del ser humano sobre la tierra es la obtención del éxito de sus revoluciones humanas impuestas y dirigidas con programas que atraen y, luego, mantenidas a través de la fuerza de los ejércitos. Como ya quedó dicho, así fue desde los orígenes del ser humano hasta los grandes imperios que han venido, dominado y pasado. Sin embargo, el reino de Dios, no se imponte por el poder de la espada, sino por el poder del Espíritu Santo: “No depende del ejército, ni de la fuerza, sino de mi Espíritu, dice el Señor todopoderoso” Zacarías 4:6 (DHH).

  En efecto, en el campo de la fe cristiana el Espíritu Santo es quien realiza el trabajo. Así lo prometió el Señor JESÚS: “En realidad, es mejor para ustedes que me vaya porque, si no me fuera, el Abogado Defensor no vendría. En cambio, si me voy, entonces se lo enviaré a ustedes; y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado y de la justicia de Dios y del juicio que viene (Juan 16:7,8 NTV). ¡Uno de los trabajos del Espíritu es traer (poner) convicción de pecado en el corazón de cada persona para que pueda ver y entender el plan de salvación de Dios y nacer de nuevo!

  Entonces, nadie puede llamarse a engaño en algo tan serio como la salvación eterna del ser humano. Dios tomó la iniciativa de la salvación del ser humano, aun, antes de la fundación del mundo, y la sostendrá por toda la eternidad. ¡El ser humano no tiene ningún poder para cambiar el interior de otro ser humano! Si los esfuerzos evangelizadores a través de la predicación y la enseñanza, han transformado los sentimientos y mantenido a raya la naturaleza pecaminosa del ser humano es porque el Espíritu Santo ha revestido de poder de lo alto, tanto al mensajero como a su mensaje. Si no hay esta asistencia divina, el fracaso de toda empresa en la obra de Dios es total. JESÚS conocía el corazón de ser humano: “Y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre” (Juan 2:25 RV60). Así, conociendo JESÚS la debilidad y la incapacidad para la tarea de convertir almas a Dios, suplió ampliamente  la deficiencia humana de toda tarea evangelizadora con el poder divino. De allí que dijera a sus Discípulos: “Ahora enviaré al Espíritu Santo, tal como prometió mi Padre; pero quédense aquí en la ciudad hasta que el Espíritu Santo venga y los llene con poder del cielo” (Lucas 24:49 NTV). ¡Sí, este el poder del Espíritu Santo! Hoy en día al ver mi conversión a la fe del Señor JESÚS hace 47 años,  me doy cuenta de que el amor de Dios, y el trabajo del Espíritu Santo encontraron una entrada a mi extraviado corazón y me llevaron a Dios. ¡Millones de personas en el mundo pueden decir lo mismo! De esta manera, JESÚS fue más explícito con los mismos apóstoles, poco antes de que la venida al mundo del Espíritu Santo hiciera su entrada triunfal en día de Pentecostés: “Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra” (Hechos 1:8 NTV).

  Por ello, sin el poder del Espíritu Santo y sin su asistencia; sin la morada del Espíritu Santo en nuestro corazón, o para decirlo como lo aconseja Pablo en Efesios 5:18, sin la llenura del Espíritu Santo, no existe poder para convencer de pecado ni para llevar almas a Dios. ¡Es el Espíritu Santo que nos da su llenura y poder!

Perla de hoy: ¡Uno de los trabajos del Espíritu es traer convicción de pecado en el corazón de cada persona para que pueda ver y entender el plan de salvación de Dios y nacer de nuevo!

Interacción: ¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra?  Y en respuesta a ello…¿Qué le dices tú a Él?