“¿Acaso teme Job a Dios de balde?”

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EL EVANGELIO EN MARCHA

UNA PREGUNTA IRREVERENTE

“¿Acaso teme Job a Dios de balde?”

(JOB 1:6-12)

Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana de Columbia, Falls Church, Virginia

 

INTRODUCCIÓN: El libro de Job es reconocido como el más viejo de toda las Escrituras, pero por su hondo contenido en los temas que tocan tan cerca los conflictos y las necesidades humanas, este libro pudiera ser uno de los que tiene más pertinencia  en pleno siglo veintiuno. Porque en su contenido hay material para entender por qué nuestras vidas están siempre cargadas de problemas, frustraciones, sufrimientos, hostilidades y todo tipo de temores. Las preguntas que se hizo Job mientras pasó por el “valle de sombra y de muerte”, son las mismas que se hace la gente hoy: ¿Tiene algún sentido la vida? ¿Hay algún ser supremo que pudiera ayudarme mientras transito las oscuras noches de lo incomprensible? El libro de Job fue escrito para los que sufren  aun llevando una vida consagrada a Dios y se hacen la pregunta audible o silenciosa: “¿Hasta cuándo Dios?  o ¿por qué a mí Señor?” Y es verdad que el libro no presenta una respuesta que satisfaga directamente la incógnita del sufrimiento, pero ofrece de una manera inequívoca la acción de un Dios que tiene control de las circunstancias, aunque hayan momentos donde vemos que toda nuestra estabilidad se viene a la ruina. Se ha dicho con propiedad y justicia que Job es uno de los libros más fascinantes del género de escrituras pertenecientes a la poesía hebrea. Ha sido escrito de una forma magistral, caracterizándose el paralelismo como parte de sus líneas. El lenguaje de la poesía que vemos en él es exaltado, imaginativo, emocional. Hay expresiones que ni el más encumbrado poeta, por inspiración propia, escribiría. En ese sentido el libro es toda una joya de riqueza literaria. Un sin número de intrigantes preguntas captura la atención del lector al momento de leer cada capítulo. En el mismo comienzo se puede ver que lo que da origen a toda esa narrativa fascinante, es la  reunión del consejo celestial donde participa Satanás quien  pone a Dios a “prueba” con una pregunta incitadora (Job 1:9) Y Dios aceptó el reto, jugándose la fidelidad de su siervo. Dejó a Job pasar por el sufrimiento como más adelante lo haría su Hijo, confiado sólo en la fidelidad de él. Consideremos la naturaleza de esta pregunta por su atrevimiento a la majestad divina.

I. ESTA PREGUNTA VINO POR EL  CARÁCTER DEL HOMBRE PROBADO

¿Por qué Dios permitió la prueba a este gigante espiritual del Antiguo Testamento? En el caso de Job no había motivos aparentes que condujeran a Dios a tomar esta decisión. Él poseía los más encumbrados estándares de una vida piadosa para que fuera escogido por Dios y convertirlo en un ejemplo de sufrimiento para todas las generaciones. En su  caso, Dios actuó en función del desafío de Satanás, sin embargo le ganó la “apuesta” porque Job sí  mantuvo su integridad, muy por el contrario a lo que le pedía su esposa 2:9. Job poseyó las más altas cualidades morales y espirituales que ningún otro en su tiempo, las que vale la pena destacar para nuestra aplicación. Con la vida de Job aprendemos que los hombres que viven más cerca de Dios no escapan al crisol de las duras pruebas.

1. Un Hombre con una Vida Digna v. 1. El libro de Job comienza describiendo a un hombre real y a un lugar real. Todo esto para decir que esta es una historia verdadera, basada en un acontecimiento de hace muchos años y que le sucediera a un hombre a quien la Biblia lo cataloga como “perfecto y recto…”. Ambos términos revelan la clase de  carácter del cual era poseedor. Son estas cualidades las que levantan la pregunta, ¿cómo pudo sufrir tanto un hombre con semejante vida? ¿Hasta dónde el llevar una vida digna es garantía para no ser probado? Un solo versículo nos ofrece la cumbre espiritual donde se movía su vida. Así lo califica su propio libro: “Hubo un hombre en la tierra de Uz, que se llamaba Job. Aquel hombre era íntegro y recto, temeroso de Dios, y apartado del mal” v. 1. La palabra “perfecto” tiene que ver con algo completo,  íntegro, sano. No impecable; en todo caso esa cualidad estaba reservada sólo para el Cordero de Dios. Se nos dice además que era “temeroso de Dios y apartado del mal”. Un hombre con una vida intachable. Un hombre que puso a Dios muy en alto. Un hombre con cualidades a las que todos nos gustaría imitar. Ese tipo de hombre es necesario para impactar la presente  generación.

2. Un hombre con una devoción por la familia v. 2, 4-5.  En el caso de Job podemos ver que era un hombre no sólo del templo, sino era un hombre comprometido con la familia. A él no se le vio la falla que tuvieron otros grandes hombres de la Biblia. Para él su integridad estaba respaldada por su conducta sacerdotal que ejercía con su familia. Cierto es decirlo que sus hijos y también su esposa no parecieron vivir a altura del padre y del esposo, pues mientras los hijos hacían banquetes que ameritaban la purificación de su parte, su mujer le sugirió, cuando estaba en la intensidad de su prueba, que maldijera a Dios y se muriera. Con Job tenemos el ejemplo que el liderazgo espiritual se prueba en la capacidad de dirigir a la familia.

3. Un hombre con una gran prosperidad económica v. 3.  Job era del talante de un jeque del oriente. La precisión de los números que describe todo lo que poseía hace alusión al tamaño de su riqueza. Su prosperidad económica era conocida por sus contemporáneos. A su prosperidad espiritual y familiar, Dios le había agregado la material. De modo que con esta otra cualidad este hombre había logrado algo así como el sumo bien que los hombres aspiran. Bendecido en su vida espiritual, en su vida familiar y en su vida secular o material.  Y Satanás reconoció que todo eso había sido obra de Dios v. 10. Entonces, ¿por qué sufrir después de haber sido rodeado por Dios con todas esas bendiciones? ¿Cómo puede entenderse a un Dios que permite a alguien llegar a esta condición y luego probarlo hasta dejarlo sin nada? ¿Qué sentido -dirían algunos- tiene el ser fiel a Dios y pasar por semejantes calamidades?

II. LA PREGUNTA FUE HECHA POR UN ASTUTO ADVERSARIO

  Una de las cosas que sorprende de este libro es la llamada Reunión del Consejo Celestial v. 7, donde aparece Satanás por primera vez en la Biblia. Satanás, cuyo nombre significa “un adversario en la corte de justicia”, estaba en medio de los ángeles como estuvo Judas en medio de los apóstoles. En este primer escenario uno puede ver como las acciones se mueven entre el cielo y la tierra como si fuera un relámpago. En un momento Satanás está haciendo su trabajo de “revisión” sobre lo que pasa en la tierra y luego lo vemos en el cielo informándole a Dios. Por lo menos queda claro en este pasaje que Satanás también se reporta a Dios. En ello vemos que no es Satanás, aun cuando posee un gran poder, el que domina a su antojo a la tierra. Su poder es limitado y Dios lo ha dejado para lograr sus fines, pero la sentencia de su destino eterno ya está fijado (Mt. 25:41) Así pues, Dios es el único soberano y ante él convergen todas sus criaturas. Esta verdad se verá en el día del juicio final. ¿Cómo se ve la obra de Satanás en este libro?

  1. La actividad de Satanás v. 7. El libro de Job pareciera revelarnos que a Satanás se le dio una misión más amplia de todo ese Consejo Celestial que venía delante de Dios. Se desplazaba por toda la tierra  de una manera libre e investigadora. Por lo que le sucedió a Job bien pudiera pensarse que la misión de Satanás es la de constatar la faltas y las infidelidades de los hombres para reportarlas delante del Señor. Con su actuación  se puede notar que él hace un trabajo personal. “Rodear la tierra”, revela una acción constante. Él no tiene descanso porque ya no tiene nada que perder. Su destino está trazado y su labor será la de buscar cómo destruir a los hombres, y en especial aquellos que han decido ser fiel al Señor. El asunto es que nadie escapa del ojo del Adversario de Dios. Como enemigo del hombre, Satanás se propone probar su justicia. Su pregunta sigue siendo la misma. “¿Acaso teme Job a Dios de balde?”. Hoy la contextualizaría diciendo, “¿acaso temen los creyentes a Dios  sin ningún interés?”. Una cosa queda claro con Satanás, él es diestro en hacer preguntas incitadoras. La caía que se dio en el Edén vino por una pregunta incitadora.

2. La astucia de Satanás v.11. En el diálogo que se dio en la corte celestial, Satanás admitió que Job era un hombre justo. Sin embargo emplazó a Dios para que probara ese tipo de justicia. La opinión de Satanás era que la llamada justicia que poseía Job era circunstancial. Que Dios lo había bendecido porque Job era “buena gente”. Con esto Satanás reveló la posición de muchas personas quienes de igual manera piensan que las bendiciones de Dios tienen que  ver sólo con el compartimiento que tienen en sus vidas.

3. La intención de Satanás v. 11.  Por la respuesta que da a la pregunta que hace, se infiere el real propósito de Satanás de incitar a Dios para que probara a Job: hacer que éste llegara, con su sufrimiento, hasta maldecir a Dios. Este término tiene el propósito que el nombre de Dios sea negado entre aquellos que lo adoran.  Un asunto queda demostrado siempre con la actuación del adversario, a él le gusta crear todo tipo de escenario para el hombre aparte de Dios su fe. Su intención es que los hombres que profesan amor y adoración a Dios, lo nieguen cuando pasen por algún tipo de prueba.

4. El ensañamiento de Satanás. Una vez que Satanás tuvo “luz verde” para atacar a Job, comenzó su destrucción por sus riquezas v.16, luego siguió con la  familia v. 18, 19, y terminó tocando el cuerpo de Job con una penosa enfermedad 2:7. . Al ver la magnitud de las pérdidas se aprecia que fueron colosales, completas, repentinas e inexplicables. Todo sucedió rápido. No había llegado el que había escapado para dar la noticia de  alguna destrucción, cuando se divisaba a lo lejos otro siervo que corría para dar otra mala noticia. No sabemos si las noticias de la devastación sucedieron el mismo día, pero lo que si sabemos es que Job vio reducido a escombros y a muerte todo lo que había construido en su vida.

III. LA PREGUNTA FUE ACEPTABA POR LA VOLUNTAD DIVINA

  Qué alentador es saber, según él lo hace en Jeremías 29:11, que Dios conoce los planes que tiene para nuestras vidas. Estos planes son para nuestro bienestar y no para perjudicarnos. Algunas pruebas o adversidades con las que tropezamos pudieran ser parte de la voluntad permisiva de Dios. Los cristianos debemos ir con mucha frecuencia a Romanos 8:28. Sin duda que Job no conocía este pasaje, pero lo que vivió reveló que a “los que aman a Dios, todas las cosas le ayudan a bien”. A Job no se le comunicó lo que se decidió en el Consejo de aquellas reuniones celestiales entre Dios y Satanás. Dios no le envió una nota sobre su decisión y el acuerdo tomado. De repente vino sobre su vida un primer vendaval de pruebas, pero en lugar de doblegarlo y rechazar a su Dios,  dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” v. 21. La segunda prueba tenía la misión de exacerbar el comportamiento de Job de modo que incurriera en la irreverencia de maldecir el nombre de Dios, sin embargo su posición  es alentadora, pues al planteamiento de su esposa, dijo: “Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos el mal? En todo esto Job no pecó con sus labios” (2:10)

CONCLUSIÓN: Dijo Gustavo Thibon en su “Pan de cada día” que “toda prueba, al quebrantar,  al desmoronar nuestro edificio moral anterior (cimentado, a menudo, por tanta rutina y tanta complacencia en nosotros mismos), nos suministra materiales vírgenes para una reconstrucción de nuestro carácter y de nuestra vida”. Bien pueden las pruebas tener esta misión. Dios puede valerse de Satanás para hacernos mejores creyentes (Job 42:10-17)

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