EL EVANGELIO EN MARCHA
Por: Boris López, Tabernáculo Bíblico Bautista, Manassas, Virginia (borislopez986@yahoo.com)*
Hace unos cuantos meses asistí a unas reuniones de compañerismo organizadas por una iglesia de la zona. En esa oportunidad se tocó el tema de nuestro compromiso con Dios. Un miembro de esa congregación tomó la palabra y dijo con un semblante de querer enseñar o con el objetivo de instruir a los demás, que él jamás le había prometido nada a Dios y que nosotros deberíamos de hacer lo mismo, no prometerle nada a Dios. Aparentemente sus palabras pretendían establecer una idea de que él estaba muy por arriba en su relación con Dios y que los que estábamos allí no éramos mas que unos incautos. Por respeto al derecho ajeno en ese momento no di mi opinión, pero hubo otra persona que se encargó de aclarar las cosas: dijo que no podíamos esperar nada de Dios si no nos comprometíamos con el Señor. Ese es el tema de esta semana. Dios es un Dios de pactos, y ha establecido a través de la historia diferentes momentos en los que ha pactado con el hombre diferentes planes que tiene para con él, siempre con condicionales de obediencia pero en general con un compromiso por parte de él. Es así como vemos diferentes momentos en los que Dios hace estos pactos con el hombre, podemos mencionar el pacto Abrahanico, en Génesis 12, “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.) Donde le es prometido a Abraham una descendencia tan grande como las estrellas del cielo o como las arenas del mar y otros elementos como la promesa de la tierra, siempre con el elemento condicional de la obediencia: “Deja tu tierra y tu parentela”. Luego se da el pacto de Palestina o el pacto mosaico donde los elementos son los mismos, se le promete a Moisés una descendencia que terminaría en posesión de tierra y Reino, sujeto también a la obediencia: “Pongo delante de vosotros la vida y la muerte la bendición y la maldición”.
Luego los mismos elementos son repetidos en el pacto Davídico, a David se le promete las mismas cosas, Reino, tierra y descendencia y que de esta decencia saldrá el Rey de Israel, sujeto también a la obediencia y por último el Nuevo Pacto, donde Cristo se compromete a traer el Espíritu Santo a morar en los seres humanos, sujetos todo igualmente a la fe, a la obediencia. Vemos pues que Dios es un Dios de “dame que te daré”, no podemos nosotros esperar grandes cosas de Dios si no estamos comprometidos con Dios, por eso desvirtuamos totalmente lo que la persona del inicio de este relato decía, SI tenemos que comprometernos con Dios, solo que debemos de hacerlo en situaciones lógicas, no comprometernos en nada de lo que no podamos hacer. Cuando nos graduamos del seminario, se nos invitó a que hagamos voto para con Dios, el mío fue predicar en tiempo y fuera de tiempo, de allí en adelante ha sido una orden y nunca he dicho no a alguna invitación de llevar la palabra de Dios, Recuerdo el 31 de Octubre de 1998, ese fue un día sábado, fue el fin de semana del devastador huracán “Mitch” en Centroamérica, ese día había tenido un partido de fútbol en el cual salí con una lesión en mi tobillo derecho, tuve dos opciones, ir al hospital o ir a predicar a una iglesia, donde me esperaba una caminata de mas de 10 kilómetros arriba en las montañas, fiel a mi compromiso atendí a la invitación. Puedo decir que ese día tuvimos una experiencia sublime con la congregación de ese lugar, una manifestación total del Espíritu Santo. A cambio de eso, de mi trato con Dios, han habido situaciones difícil en las que me he visto auxiliado por el Señor, no solamente yo, sino también mi familia ha recibido el pronto auxilio de Dios, ¿debido a qué? Reconozco que ha sido debido al compromiso que adopté, puedo decir que he visto sus beneficios, por eso la exhortación de hoy es comprometámonos con Dios. Si usted amigo mío quiere ver frutos de Dios, comprométase con Dios en metas que pueda cumplir, pueden ser metas a corto plazo como leer dos capítulos de la Biblia durante una semana o levantarse temprano a orar, y poco a poco crecer en los votos para que la bendición del Señor sea manifiesta en nuestra vida, espero lo pongan en práctica. Bendiciones de Dios para todos.
*El pastor Boris López, es graduado del Seminario de la Misión Bautista Internacional de El Salvador. ¿Desea Congregarse? Llámenos al 703-357- 2908. Tenemos servicio de transporte para todas las áreas