EL EVANGELIO EN MARCHA
Las consecuencias, resultados inesperados, efectos desfavorables o como quiera que se les llame, son las que nos hacen darnos cuenta cuando tomamos una mala decisión, opciones que en cierto momento se nos presentaron de una manera muy diferente a la que hoy vemos, guiados por algún impulso, emoción o la misma impaciencia.
A todos sin excepción nos llega a suceder pues no podemos ver mas allá de lo que tenemos presente, nos encontramos en situaciones donde tenemos que elegir forzosamente entre dos o más opciones y el sentimiento que eso provoca a veces es lo que nos hace equivocarnos o precipitarnos.
Tal vez sin darte cuenta que el camino elegido es el incorrecto o el mas largo, o el que influenciado por la emoción de probar algo diferente, te pudo haber llevado a tomar una decisión a la ligera, donde hoy el resultado te afecta, te confunde, te hace sentir que perdiste el rumbo, o que estas dando vueltas sin llegar a ningún lado.
Como seres humanos somos mas emocionales que pensantes, la emoción nos lleva a tomar una decisión que no nos deja pensar hasta que nos encontramos con algún problema, y donde pasamos de la emoción a la decepción.
A pesar de que no hay algo que nosotros podamos hacer para saber como no equivocarnos, contamos con una mejor opción, y esta es la ayuda y dirección de Dios, Él sabe que es lo mejor y más conveniente para nosotros pues ve mucho más allá de lo que nosotros mismos podemos ver.
Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos mis caminos –afirma el Señor- mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡Más altos que los cielos sobre la tierra! Isaías 55:8,9 (NVI).
Puede ser que hoy sufras las consecuencias de una mala decisión, tal vez no tomaste la mejor opción o actuaste antes de tiempo, pero si hay algo de lo que puedes estar seguro es que a pesar de que parece que ya no hay marcha atrás, o que ya todo está perdido, Dios sigue estando ahí, dispuesto a ayudarte a enfrentar ese problema y guiarte por un nuevo camino, tal vez te sientes lejos de donde tendrías que estar, dando vueltas hacia ningún lado, vagando sin un rumbo fijo, pero jamás estarás perdido, pues Él siempre tiene la manera de encontrarte.
El equivocarse siempre trae consigo un aprendizaje, a veces tenemos que cometer errores para madurar, para darnos cuenta por nosotros mismos que no siempre lo que creemos mejor en verdad lo es, pero si pedimos la ayuda y dirección de Dios antes de actuar por nuestros impulsos, podemos estar seguros de que estaremos tomando la mejor de las decisiones. (Fuente: Maite Leija)