EL EVANGELIO EN MARCHA
Todo en tu contra, malas noticias, personas en las cuales confiaste te fallan y te dan la espalda, planes que tenias que se vienen abajo, un panorama que pinta muy mal. Un sentimiento extraño que inunda tu corazón, muchos pensamientos derrotistas que no ayudan en nada y solamente abonan al momento duro que estas experimentando.
Quisieras huir pero eso no solucionaría nada, quisieras esconderte de todo, pero hay una realidad que enfrentar, por más que quisieras obviarla no es posible, porque cada cosa que viene hace que esa carga que ahora sientes se haga más pesada.
A veces hay momentos así en la vida, todos hemos pasado, estamos pasando o pasaremos momentos como esos, en donde pareciera que nos llueve sobre mojado, en donde no terminamos de salir de una, cuando viene otra en seguida, en donde el panorama no es que el quisiéramos y lo que estamos viviendo se nos hace una carga muy pesada de sobrellevar.
Y es en esos momentos en donde se nos es fácil pensar que Dios no está con nosotros o algo pasa, porque no logramos sentirlo o no podemos ver que nos ayude.
Personalmente puedo decir que he vivido muchos momentos en los que la he pasado muy mal. En muchas ocasiones en esos momentos en los que sentía que no podía, me abrazo, limpió mis lágrimas, levantó mi mejilla y me dijo: “Yo estoy aquí”.
Hoy quiero animarte a que nunca se te olvide que Dios está allí mismo contigo, no importa el momento que puedas estar pasando o lo solitario que te sientas, no importa el silencio que en este momento haya en tu vida, Dios sigue estando de tu lado.
A veces Él calla, solo observa, pero nunca tienes que olvidar que en el momento que Él crea oportuno actuará, porque no te dejará solo, porque Él sigue estando contigo y tiene cuidado de ti.
Dios tiene todo bajo control, tiene los tiempos medidos, sabe cuál es el momento indicado para actuar y aunque a ti se te haga tarde, para Él nunca lo es, para Él su momento de actuar siempre es el perfecto, el indicado, el que tenía que ser, por lo tanto no te desesperes, no te rindas, no desmayes, solo dile con completa convicción:¡Yo sé que estas aquí!
“¿Por qué voy a desanimarme? ¿Por qué voy a estar preocupado? Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando. ¡Él es mi Dios y Salvador!” Salmos 43:5. (Fuente: Enrique Monterroza).