Los triunfos en la cruz

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Los triunfos en la cruz

(JUAN 12: 27-36)     (I PARTE)

Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church, Virginia

INTRODUCCIÓN: Las cruces usadas durante el tiempo de Jesús eran símbolo de ignominia. Por cuanto las personas crucificadas allí eran condenadas por los más grandes delitos. En ellos se aplicaba lo que la Biblia ya había anticipado: “Maldito todo aquel que es colgado en un madero”. Y Jesús murió sobre un madero. ¿No nos  parece como la ironía más grande que en una de esas cruces muriera el ser más santo que ha nacido y vivido en la tierra? ¿No nos parece insólito que aquel que era el carpintero de Nazaret, quien también fue el creador del universo y de la tierra, quien conocía muy bien la madera donde trabaja, un día su cuerpo reposara clavado y ensangrentado sobre uno de esos árboles de los que tanto conoció? Pero el madero, la representación de la vergüenza se convirtió en el más emblemático símbolo de la victoria. De este modo el instrumento de tortura se ha llegado a ser un movimiento de esperanza. ¿Por qué es la cruz el símbolo de nuestra fe? Démosle una mirada a la cruz misma. Su diseño no podría ser más sencillo. Un madero horizontal y el otro vertical. El uno mira hacia fuera, así como el amor de Dios. El otro mira hacia arriba, como lo hace la santidad de Dios. Así que mientras uno  representa la anchura de su amor; el otro refleja la altura de su santidad. Fue allí donde Dios perdonó a sus hijos sin rebajar sus culpas. La pregunta de todos los siglos es: ¿Cómo pudo Dios hacer tal cosa? Bueno, la respuesta parece simple, pero es la más profunda e inexplicable que se conozca: Dios puso nuestros pecados sobre su Hijo y los castigó allí. Míralo de esta manera. Dios está arriba. Tú y yo estamos en la tierra. Y entre nosotros y Dios, Jesucristo permanece suspendido sobre su cruz. Así que la agonía es mayor porque el Padre puso sobre Jesús mis pecados. El profeta lo había dicho de esta forma: “El castigo de nuestra paz fue sobre él” (Is. 53:11). ¿Cómo entender todo esto? Dios tenía que castigar al pecado, por lo tanto tuvo que liberar su justa ira sobre tus faltas y las mías. Y Jesús recibe sin ninguna misericordia la descarga de toda la ira divina. Pero esa cruz, también sinónimo del castigo divino, ha llegado a ser el lugar  donde se dieron los más completos triunfos. Cristo convirtió la maldición de la cruz en la bendición de la cruz. Desde allí logró nueve triunfos que deben ser revisados y proclamados.

I.JESÚS TRIUNFÓ EN LA CRUZ AL DESPOJAR A SATANÁS CON SUS DEMONIOS. (Juan 12:31; Col. 2:15)

1. El príncipe derrotado. Jesucristo profetizó la derrota final de Satanás cuando dijo: “Ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.” ¡Qué buena noticia ha sido esta! Aquel que ha tenido el poder sobre el mundo, ha quedado sin trono. La Biblia nos dice que Luzbel, el querubín protector convertido en Satanás, quien no pudo reinar en el cielo, ahora ha llegado a ser el príncipe de este mundo, constituyéndose de esta manera en  el archienemigo de Dios y del hombre. Sin embargo, él no siempre reinará como el príncipe de la potestad del aire, el líder de los gobernadores de las tinieblas de este siglo. La muerte de Cristo en la cruz le sentenció para siempre, siendo arrojado de todo aquello que ha permanecido como su dominio. Así que cuando Cristo decidió ir a la cruz, su entrega voluntaria llegó a ser el más contundente mensaje de  esperanza para todos los que habían vivido bajo temor con esos poderes malignos y sobrenaturales. Ahora todos ellos, junto con su líder, han sido echados fuera y exhibidos. Su exhibición ha sido pública y notoria.

 

2. Exhibidos públicamente. La palabra griega traducida “exhibió”, según Colosenses 2:15,  significa mostrar o exponer, en el sentido de una vergüenza pública. Dios públicamente avergonzó a los principados y potestades malignas en la cruz y allí triunfó sobre ellos. Al exhibirlos de esta manera pública, Dios expuso ante el universo su total impotencia, conduciéndolos a través de Cristo en una especie de procesión triunfal llegando a ser esto la más grande victoria jamás lograda. Así que Jesucristo soportó esa muerte horrenda. Y mientras Satanás quiso usar la vergonzosa muerte para humillar a Dios, Jesús la utilizó para humillar a Satanás y sus demonios. Los exhibió públicamente. Transformó el instrumento de tortura en un altar de gloria. ¡Alabado sea su nombre! Transformó la furia del infierno en un sacrificio de perdón.!

II. JESÚS TRIUNFÓ EN LA CRUZ AL  ATRAER AL PECADOR HACIA SÍ MISMO. (Juan 12: 32)

 

1. La cruz de la atracción. El otro triunfo que se logró en la cruz tuvo que ver con el pecador. Esto se conoce como la atracción central de Su cruz. “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” Qué buena noticia para todos los hombres. Cristo en la cruz se ha convertido en el grandioso imán que atrae a los hombres a Sí mismo. ¿Qué significó esta solemne declaración? Que ahora su radio de acción sería más grande. Antes de esto él había atraído unos cuantos seguidores. A muchos les había hecho un llamado personal. Observe a esos pescadores que le siguen.

 

2. El misterio de la cruz. La cruz nos muestra una fase más resplandeciente de su amor. Los testigos de la época le escucharon decir desde el madero: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Así que, para todas las épocas, la obra de Cristo en la agonía de la cruz se constituye en la garantía que los hombres serían atraídos a él. Pablo lo expresa de esta manera: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros”. ¿Por qué la cruz es una atracción? Porque a través de sus heridas podemos venir a él y obtener vida eterna. Porque a través de esa muerta ahora podemos tener perdón de todos nuestros pecados. Allí él puso fin a la tragedia del pecado. La muerte en la cruz es un imán para el pecador que reconoce su condición y se vuelve. El pecador que no le encuentra sentido a la vida puede venir atraído por la cruz para ser perdonado. Así que este triunfo de la cruz es la más grande invitación que se nos hace. No importa cuál sea tu condición, Jesús quiere atraerte hacia a él. Si has sido atraído por el pecado, ya habrás descubierto que su invitación es un engaño. Pero si Cristo te invita hoy es porque te ama tanto. No serás jamás defraudado por él. Otras atracciones te destruyen. Él te da la vida. Ven a él.

 

III. JESÚS TRIUNFÓ EN LA CRUZ ABRIENDO UN CAMINO VIVO Y NUEVO PARA TODOS LOS HOMBRES (Mateo 27: 51)

1. Un lugar para salvar vidas. ¿Ha visto usted las condiciones higiénicas de un  quirófano? En un hospital este es un lugar sagrado. Allí el aire debe estar filtrado, puro y limpio. El salón como tal debe mantenerse inmaculado. Todos los instrumentos a usar deben esterilizarse. El primer aviso que usted ve en ese lugar es —No entrar. Solo para las personas autorizadas. Y aunque las únicas personas autorizadas para entrar allí son los médicos y los ayudantes, todos ellos deben estar limpios, vestidos con ropa color verde esterilizada, con máscaras protectoras y tus pies cubiertos. ¿Por qué todas estas exigencias? Porque ese lugar debe ser absolutamente cuidado de alguna contaminación, porque allí es donde se salvan las vidas.

 2. Ningún otro lugar como este en la tierra. El lugar Santísimo era un sitio parecido. Por cuanto era el lugar más sagrado de la tierra, debería ser el lugar más limpio. Tan limpio y sagrado llegó a ser ese sitio, que allí entraba solo el gran sumo sacerdote una vez por año, en el llamado día de la expiación. Un velo de tapicería muy grande separaba a este lugar del resto del templo. Aquel  velo que colgaba como cortina estaba allí para mantener a los pecadores fuera del lugar Santísimo. Ese imponente y grueso velo puesto allí  simbolizaba la separación del hombre pecador de la presencia santa de Jehová. Según lo estipulado por el mismo tabernáculo, la única manera que el hombre pecador podría acercarse a Dios era por medio de la sangre. Para acercarse a Dios había que pasar por el lugar sangriento. Pero, ¿Qué sucedió cuando Jesús entregó su espíritu al Padre en la cruz? Mateo nos dice: Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo…” (Mat 27:51). ¿Quién rompió el velo? Obviamente, Dios lo hizo. Ninguna mano pecadora podía hacerlo.

IV. JESÚS TRIUNFÓ EN LA CRUZ REVELANDO EL MEJOR LUGAR PARA QUE VIVA EL PECADOR ARREPENTIDO. (Lucas 23: 42-43)

1. Un amor incomparable. La forma como Jesús perdona y le concede la más sorpresiva promesa al ladrón que se arrepiente  en su propia cruz, nos indica cuán grande es el amor de Dios por el pecador. Nos muestra que hasta el último instante la misericordia del Señor alcanza al más vil de los hombres. Esto fue lo que sucedió con uno de los dos ladrones que estaban crucificados a los lados de Jesús. Al principio los dos se burlaban de Jesús, pero a última hora de su propia muerte, uno de ellos se da cuenta que el hombre llamado Jesús no hizo nada malo como ellos. Y en ese instante, momentos antes de morir, reconoce su propia maldad, tiene un arrepentimiento genuino de sus pecados, y exclama de esta manera: ¨Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino¨. ¿Quién le dijo a ese ladrón que Jesús era rey? ¿Habría leído la inscripción puesta arriba de Jesús comparada con la que le pusieron a él? No lo sabemos. Pero lo que sí sabemos es la respuesta que Jesús le da a quien se constituyó en el primer fruto de la cruz: “De cierto te digo  que hoy estarás conmigo en el paraíso”. ¡Qué gracia demostrada!
 
2. El primer fruto de la cruz. Entrar al paraíso llevado por el mismo Cristo. Cuánta bondad y piedad muestra el Señor, quien estando en la agonía de la cruz, tiene el tiempo y la ocasión de mostrar su compasión por aquel ladrón, que sabe que va a morir, y sólo tiene la esperanza en Jesús. Este hombre descubre en  Jesús el único que lo puede salvar, no de la muerte física, sino de sus pecados, y por eso se arrepiente y hace una confesión de fe. Y en respuesta a su fe, mire lo que Jesús ofrece al pecador que se arrepiente. El ladrón arrepentido busco a Jesús. Y es que no importa cuán pecador sea la persona, Jesús tiene compasión para perdonar a todos en el momento que la persona se arrepienta de sus pecados y crea en el Señor Jesucristo como Salvador.

CONCLUSIÓN: El Dr. Guthrie ha dicho: “Hay coronas usadas por los monarcas cuyo valor no sería posible calcular. El precio pagado por las joyas es lo de menos importancia. Esas coronas costaron miles de vidas y ríos de sangre humana; pero en nuestra estimación la corona de Cristo es de más valor que todas las demás en conjunto. Cristo llegó a ser Rey en su muerte. Se humilló más que todos. Llegó a su reino por la puerta de la tumba y ascendió a su trono por medio de los escalones de la cruz”. Ahora Jesús ha dicho: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir” (Jn. 12:32, 33). La muerte escogida fue la cruz, la más horrenda, la más vil. Pero he aquí lo grande de esta muerte. Ahora todos son  atraídos al Señor. Nadie es rechazado por él. No te detengas ahora para venir a Aquel que triunfó sobre la cruz. Jesús dijo: “El que a mi viene no le echo fuera”.

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