MEXICO ELECCIONES
La representante de ONU Mujeres para México cree que en las elecciones se alcanzará la paridad en el Parlamento pero advierte de que aún hay brecha para lograr la igualdad real
Las mujeres de México, un país machista al menos en los tópicos y los chistes, aspiran el 1 de julio a alcanzar la mayor cuota de poder de su historia. Ese día se elegirá al presidente de la República –o presidenta, porque por primera vez hay una aspirante con opciones, Josefina Vázquez Mota, del PAN- y se renovarán los congresos federal y de varios estados en cuyas listas se presentan al menos un 40% de candidatas, como exige la ley.
Los partidos no cumplieron la norma a la primera, pero tras el ultimátum de la autoridad electoral, reformaron las listas. Ana Güezmes -representante de ONU Mujeres en México, y directora para Centroamérica, República Dominicana y Cuba- lo considera un logro pero advierte de que hay aún una brecha para alcanzar la igualdad real.
Y para promover el liderazgo político y la autonomía económica de las mujeres en 12 Estados del país, su organismo –cuyo mayor contribuyente ha sido hasta ahora España- ha impulsado, junto con el Instituto Nacional de las Mujeres la iniciativa SUMADemocracia es Igualdad.
Pregunta: Uno de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas es que haya un 30% de mujeres en las instituciones. ¿Se va a alcanzar en México?
Respuesta: En el ámbito parlamentario creemos que sí [Ahora mismo hay un 27% de diputadas y un 21% de senadoras]. Es más, esperamos llegar a la franja de paridad, que se sitúa en el 40%. Pero nos preocupa mucho que solo haya una gobernadora en los 32 estados y un 6% de presidentas municipales cuando el ámbito local es el que debería estar más abierto a la participación femenina.
P. Y por primera vez hay una candidata con posibilidades reales de llegar a la presidencia. Se supone que es una buena noticia…
R. ONU Mujeres no apuesta por una candidata porque sea mujer, hay que analizar los programas. Lo que buscamos es menos barreras y más oportunidades para que las mujeres se puedan postular en igualdad de condiciones que los hombres. Sin duda, que haya mujeres en estos puestos ciertamente es un reconocimiento a su trabajo y abre puertas para que otras se animen.
P. México tiene un marco legislativo muy sólido a favor de la mujer pero una cosa es lo que dice la ley y otra la situación real…
R. Sí, hay una brecha. Sólo 3 de cada 10 mujeres perciben ingresos propios en comparación con 7 de cada 10 hombres y ellas hacen el doble de trabajo doméstico. Es el primer país de América donde se ha cuantificado esa labor y resulta que el trabajo no remunerado de las mujeres constituye el 18% del PIB: más que la industria del petróleo. Y si además de mujer eres indígena, pobre y vive en una zona rural, las oportunidades para participar y desarrollarte económicamente son muy limitadas.
P. Incluso hay veces que es la propia ley la que establece la discriminación. Como en aquellos Estados donde se sigue contemplando el feminicidio atenuado por cuestiones de honor.
R. Disminuir la pena por emoción violenta o razones de honor, como hacen algunos Estados, es contrario a todos los tratados de derecho internacional. Justamente estamos trabajando con el Senado en la reforma integral al Código Penal Federal que homogenice el delito de feminicidio y no sea cada territorio el que lo defina.
P. Resulta paradójico que Latinoamérica, que ha alcanzado altas cotas de liderazgo femenino (Brasil, Argentina y Costa Rica tienen presidentas), tenga la tasa más alta de crímenes machistas…
R. No podemos afirmar eso tan tajantemente. En América Latina ha habido un gran esfuerzo por hacer visible y medir un problema que antes era privado y desarrollar una legislación al respecto, algo que quizá no ha sucedido en otros continentes. Sin embargo, es verdad que la violencia contra las mujeres es la más extendida violación de derechos humanos e impide el progreso. Necesitamos una región más incluyente y esperanzadora y la participación de las mujeres es más necesaria que nunca. Como dice Michelle Bachelet, directora de ONU Mujeres, “el tiempo es ahora”. (Fuente: Bernardo Marín, El País)