EL EVANGELIO EN MARCHA
A pesar de que dicen que los tiempos han cambiado, y de la lucha constante de muchos por la igualdad, hay quienes llevan dentro de si mismos esa lucha, inconformidad o inferioridad, como una continua batalla en la mente, donde juzgan su físico, su nivel académico, su posición social y todo cuanto se les presenta en sus pensamientos, dejando de lado la aceptación y el agradecimiento a Dios por lo que en su bondad y misericordia les ha brindado.
Desear tener más de lo que tienes o ser mejor de lo que eres no es malo, pues luchar por salir adelante, por cumplir tus metas y aspiraciones habla de una persona que busca superarse y sobresalir, el problema viene cuando comienzas a compararte con los demás o a sentirte inferior a ellos. A veces sin ni siquiera pensarlo el ver a los demás que les va bien, como lucen o cuanto tienen comienza a ser una medida dura de comparación que lo único que provoca es que te sientas incompleto, restes importancia a lo que tu haces o termines por creer que según lo que tienes es lo que vales.
Si hoy es uno de esos días en que por algún motivo han pasado por tu mente pensamientos de inferioridad, si has pensado que eres una simple casualidad de la vida o en tu corazón hay cualquier clase de sentimiento que te dice que no eres suficientemente importante ¡ES MENTIRA! Solo piensa por un momento quien te formó desde el vientre de tu madre, a quien eres semejante, de donde provienen todas las bendiciones, ¿lo sabes? ¡Es de Dios! Él te ha formado delicada y cuidadosamente y con un propósito que no se quedará a medias.
No te compares con nadie, Dios hizo a cada persona diferente, unos con unas cualidades otros con otras, según sus planes y proyectos, lo que hoy tienes Él te lo ha dado, y lo que te hace falta ¿Quién te ha dicho que no te lo puede dar? Dios hace todo perfecto, por lo tanto eres una perfecta creación de Dios, Él te ama tal como eres, ama cada una de las cualidades que tienes hasta esas que tal vez no has descubierto, a Dios no le interesa tu apariencia física porque para Él eres la mas hermosa criatura, no le importan tus posesiones materiales porque Él es el dueño del oro y de la plata, y por lo tanto tampoco dejará que te haga falta nada. Salmos 139:13-14 (Traducción en lenguaje actual). Por: Maite Leija, Mensajes de Animo)