El que repite amores repite errores

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 EL EVANGELIO EN MARCHA

Por: Boris López, Tabernáculo Bíblico Bautista, Manassas, Virginia (borislopez986@yahoo.com)*

 

Decía mi abuelita que “gallina que come huevo aunque le quemen el pico” refiriéndose a aquellas personas que nunca dejarán sus “mañas”. El tema de hoy está referido a aquellas personas que a pesar de conocer bien a la pareja con la que convivieron y les fue mal, vuelven a meterse en los mismos menesteres de una relación en la que el resultado será el mismo: una mala relación.

Hay en la escritura un relato que habla sobre Sansón, un hombre que había recibido una fuerza extraordinaria de parte de Dios y que se había constituido en ese tiempo un juez en Israel, que defendía a su pueblo de la asechanza de otros pueblos, en este caso de los filisteos. Enamoradizo, desordenado, impetuoso, pero en fin un siervo del Señor. Conoció a una mujer llamada Dalila, la que en varias ocasiones lo traicionó, sin embargo él continuó con el juego del romance hasta las últimas consecuencias, veamos el relato Bíblico en Jueces 16:4-21

 “Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila.  Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata. Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado.  Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.  Y los príncipes de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban enjutos, y ella le ató con ellos. Y ella tenía hombres en acecho en el aposento. Entonces ella le dijo: !Sansón, los filisteos contra ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando toca el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.  Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora, te ruego, cómo podrás ser atado.  Y él le dijo: Si me ataren fuertemente con cuerdas nuevas que no se hayan usado, yo me debilitaré, y seré como cualquiera de los hombres.  Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató con ellas, y le dijo: !Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías estaban en el aposento. Más él las rompió de sus brazos como un hilo.  Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la tela y las asegurares con la estaca. Y ella las aseguró con la estaca, y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la tela. Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres. Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero.  Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él.  Y le dijo: !Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.  Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel.”

Muchas veces traicionado Sansón, sabía que Dalila no era una mujer que lo amaba, continuó con el juego del amor hasta las últimas consecuencias. Existen actualmente personas que viven esta clase de esclavitud, conocen muy bien a la persona con la que han establecido una relación, saben que no las va a llevar a ninguna parte, ya pasaron los años, sus vidas están pasando, y que lo mas seguro es a la larga terminen perdiendo sus ojos al igual que Sansón, pero no reaccionan. Los que estamos fuera de esas relaciones vemos la conveniencia o la no conveniencia de seguir  en esa relación, pero no es nuestro negocio el entrometernos, tampoco quiero dar la impresión de que no hay oportunidad para aquel que está viviendo esa situación, porque en resumen en Cristo hay esperanza. Pero la pregunta que quiero dejar abierta es la siguiente: ¿Hasta qué punto se debe soportar? ¿Hasta la humillación? ¿Hasta la sangre? ¿Hasta la muerte?, ¿Hasta la cárcel? ¿Hasta perder los ojos? Cada quien es libre de vivir su vida como bien le parezca, solo que no todos tenemos el carácter para soportar hasta las últimas consecuencias. …..”Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios” 1 Cor. 7:15, ¿y tú amigo, que opinas? En Cristo puedes ser libre si lo buscas con todo tu corazón.

 

*El pastor Boris López, es graduado del seminario de la Misión Bautista Internacional de El Salvador.

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